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Hechos 7:10 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

Discurso de Esteban

 

 

 

Y el sumo sacerdote dijo: ¿Es esto así?

Y él dijo: Escuchadme, hermanos y padres. El Dios de gloria apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitara en Harán, y le dijo: “Sal de tu tierra y de tu parentela, y ve a la tierra que yo te mostrare.” Entonces él salió de la tierra de los caldeos y se radicó en Harán. Y de allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la cual ahora vosotros habitáis. No le dio en ella heredad, ni siquiera la medida de la planta del pie, y sin embargo, aunque no tenía hijo, prometió que se la daria en posesion a el y a su descendencia despues de el. Y Dios dijo así: “Que sus descendientes serian extranjeros en una tierra extraña, y que serian esclavizados y maltratados[a] por cuatrocientos años. Pero yo mismo juzgare a cualquier nacion de la cual sean esclavos” —dijo Dios— “y despues de eso saldran y me serviran[b] en este lugar.” Y Dios le dio el pacto[c] de la circuncisión; y así Abraham vino a ser el padre de Isaac, y lo circuncidó al octavo día; e Isaac vino a ser el padre de Jacob, y Jacob de los doce patriarcas.

Y los patriarcas tuvieron envidia de José y lo vendieron para Egipto. Pero Dios estaba con él, 10 y lo rescató de todas sus aflicciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, y éste lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.

11 Entonces vino hambre sobre todo Egipto y Canaán, y con ella gran aflicción; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Pero cuando Jacob supo[d] que había grano[e] en Egipto, envió a nuestros padres allá la primera vez. 13 En la segunda visita, José se dio a conocer a sus hermanos, y conoció[f] Faraón el linaje de José. 14 Y José, enviando mensaje, mandó llamar a Jacob su padre y a toda su parentela, en total setenta y cinco personas. 15 Y Jacob descendió a Egipto, y allí murió él y también nuestros padres. 16 Y de allí fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que por una suma de dinero había comprado Abraham a los hijos de Hamor en Siquem.

17 Pero a medida que se acercaba el tiempo de la promesa que Dios había confirmado a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto, 18 hasta que surgio otro rey en Egipto que no sabia nada de Jose. 19 Este rey, obrando con astucia contra nuestro pueblo[g], maltrató a nuestros padres, a fin de que expusieran a la muerte a[h] sus niños para que no vivieran. 20 Fue por ese tiempo que Moisés nació. Era hermoso a la vista de Dios[i], y fue criado por tres meses en la casa de su padre. 21 Después de ser abandonado[j] para morir, la hija de Faraón se lo llevó[k] y lo crió como su propio hijo. 22 Y Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos. 23 Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta años, sintió[l] en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel.24 Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y vengó al[m]oprimido matando[n] al egipcio. 25 Pensaba que sus hermanos entendían que Dios les estaba dando libertad[o] por medio de él[p], pero ellos no entendieron.26 Al día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz entre ellos, diciendo: “Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís[q] el uno al otro?” 27 Pero el que estaba hiriendo[r] a su prójimo lo empujó, diciendo: “¿Quien te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? 28 “¿Acaso quieres matarme como mataste ayer al egipcio?” 29 Al oír estas palabras, Moises huyo y se convirtio en extranjero en la tierra de Madian, donde fue padre de dos hijos.

30 Y pasados cuarenta años, se le aparecio un angel en el desierto del monte Sinaí, en la llama de una zarza que ardia. 31 Al ver esto, Moisés se maravillaba de la visión, y al acercarse para ver mejor, vino a él la voz del Señor: 32 Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob.” Moisés temblando, no se atrevía a mirar. 33 Pero el Señor le dijo: “Quitate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estas es tierra santa. 34 Ciertamente he visto la opresion de mi pueblo en Egipto y he oido sus gemidos, y he descendido para librarlos; ven[s] ahora y te enviare a Egipto.”

35 Este Moisés, a quien ellos rechazaron, diciendo: “¿Quien te ha puesto por gobernante y juez?” es el mismo que Dios envió[t] para ser gobernante y libertador con la ayuda[u] del ángel que se le apareció en la zarza. 36 Este hombre los sacó, haciendo prodigios y señales[v] en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el desierto por cuarenta años. 37 Este es el mismo Moisés que dijo a los hijos de Israel: “Dios os levantara un profeta como yo[w] de entre vuestros hermanos.” 38 Este es el que estaba en la congregación[x] en el desierto junto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y el que recibió palabras[y] de vida para transmitirlas a vosotros; 39 al cual nuestros padres no quisieron obedecer[z], sino que lo repudiaron, y en sus corazones regresaron a Egipto, 40 diciendo a Aaron: “Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moises que nos saco de la tierra de Egipto, no sabemos lo que le haya pasado.” 41 En aquellos días hicieron un becerro y ofrecieron sacrificio al ídolo, y se regocijaban en las obras de sus manos. 42 Pero Dios se apartó de ellos y los entregó para que sirvieran[aa] al ejército del cielo[ab], como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso fue a mi a quien ofrecisteis victimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel? 43 Tambien llevasteis el tabernaculo de Moloc, y la estrella del dios Renfan, las imagenes que hicisteis para adorarlas. Yo tambien os deportare mas alla de Babilonia.

44 Nuestros padres tuvieron el tabernáculo del testimonio en el desierto, tal como le había ordenado que lo hiciera Aquél que habló a Moisés, conforme al modelo que había visto. 45 A su vez, habiéndolo recibido, nuestros padres lo introdujeron con Josué al tomar[ac] posesión de las naciones[ad] que Dios arrojó de delante de nuestros padres, hasta los días de David. 46 Y David[ae] halló gracia delante de Dios, y pidió el favor de hallar una morada para el Dios[af] de Jacob. 47 Pero fue Salomón quien le edificó una casa. 48 Sin embargo, el Altísimo no habita en casas hechas por manos de hombres; como dice el profeta:

49 El cielo es mi trono,
y la tierra el estrado de mis pies;
¿que casa me edificareis? —dice el Señor—
¿O cual es el lugar de mi reposo?
50 ¿No fue mi mano la que hizo todas estas cosas?

51 Vosotros, que sois duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo; como hicieron vuestros padres, así también hacéis vosotros. 52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que antes habían anunciado la venida del Justo, del cual ahora vosotros os hicisteis traidores y asesinos; 53 vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles y sin embargo no la guardasteis.

 

 

 

 

 

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La Armadura De Dios Según La Biblia: ¡Pontela Ya!
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“VESTÍOS DE TODA LA ARMADURA DE DIOS…” (Efesios 6:11)
Vamos a echar un vistazo a las seis piezas que componen la armadura del Señor descritas por Pablo en Efesios 6:14-17. Las tres primeras son cosas que llevamos siempre puestas y las tres últimas tan sólo las usamos cuando las necesitamos. Veamos las tres primeras:

(1) El cinturón de la verdad.

“Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad…” (Efesios 6:14). Durante la II Guerra Mundial, un avión voló muchos kilómetros más allá de su destino porque la tripulación no se dio cuenta de que había un fuerte viento de cola, y optaron por no creer lo que los instrumentos les indicaban. Todos los que estaban a bordo perecieron. Cuando el avión fue encontrado años después, los instrumentos todavía estaban en perfectas condiciones… La Palabra de Dios es tu infalible “panel de control”. Léela diariamente, créela [y ponla en práctica], sin importar lo que tu mente o el diablo te diga.

(2) La coraza de la justicia (versículo 14).

La coraza protege al corazón, el cual debe latir en sintonía con la Palabra del Señor. Cuando no es así, Él activa una señal de aviso de que algo va mal, y no es sabio ignorar estas señales.

(3) El calzado de la paz (lee versículo 15).

El calzado implica que vas a alguna parte. No esperes escuchar a Dios si te quedas inmóvil siempre. Cuando sigues hacia delante pensando en el Señor, Él te confirma el camino correcto concediéndote su paz. Esto pone una base firme bajo tus pies. Pero ¿por qué dice Dios?: “Estad, pues, firmes…” (versículo 14) en vez de: “Id a luchar”. ¡Porque la batalla ya ha sido ganada! No estamos luchando desde afuera para conseguir la victoria, sino que lo estamos haciendo desde dentro de la misma. Jesús ya ha conquistado a estos tres “gigantes”: el mundo, la carne y el diablo. Todo lo que estamos haciendo es “quitarnos el polvo”…

“VESTÍOS DE TODA LA ARMADURA DE DIOS…” (Efesios 6:11)
Veamos las tres últimas partes de la armadura:

(1) El escudo de la fe (versículo 16).

Pablo dijo que el escudo de la fe nos permite “…apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16b). ¿Te acuerdas de las batallas entre los indios y colonos en las viejas películas del oeste? Los colonos rodeaban sus carretas para protegerse, y entonces los indios les lanzaban flechas encendidas. ¡Qué listos!; sabían que no se puede combatir al fuego y al enemigo al mismo tiempo… Las flechas ardiendo son una tremenda distracción, y Satanás usa la misma táctica contra nosotros. No obstante, ¡la fe (y el enfoque) apagan esas flechas!.


(2) El yelmo de la salvación (versículo 17).

Este yelmo protege tu mente, lo que tiene que ver con tu nueva identidad como creyente. Tu salvación no es simplemente un “billete de salida” del infierno, es todo lo que eres en Jesucristo: un hijo de Dios comprado con sangre, totalmente perdonado, completamente redimido y que tiene el Cielo como destino.

(3) La espada del Espíritu (versículo 17b).

Pablo dijo que la espada del Espíritu es la Palabra de Dios. La palabra utilizada aquí en las Escrituras no es ‘logos’, sino ‘rhema’, que significa ‘declaración’. Se refiere a que debemos valernos de su Palabra para vencer a Satanás en la batalla, usando la Escritura correcta en el momento adecuado para enfrentar un problema determinado. Tres veces tentó Satanás a Jesús en el desierto, y tres veces Jesús le respondió: “Escrito está” (lee Mateo 4:4-10). Él le derrotó con la Palabra. El diablo puede vencerte argumentando y discutiendo contigo, pero no tiene ninguna defensa contra la Palabra del Señor. Así que, memoriza las Escrituras y utilízalas como un arma contra el enemigo.

“VESTÍOS DE TODA LA ARMADURA DE DIOS…” (Efesios 6:11)

La clave para que la armadura de un soldado sea efectiva está en ponérsela correctamente, de manera que todas las piezas encajen bien y aporten la máxima protección. Y, ¿cómo puedes vestirte “…de toda la armadura de Dios…”? (Efesios 6:11). Orando. “…Orad en todo tiempo… en el Espíritu…” (Efesios 6:18). Orando en el poder del Espíritu “nos viste” para la lucha espiritual. Especialmente necesitas orar al inicio de cada día, pidiéndole a Dios que “te vista” con cada parte de su “armadura”. No vayas a la batalla “desvestido” espiritualmente. Pablo escribió también: “…vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos de la carne” (Romanos 13:14). Éste es uno de los mejores versículos de la Biblia en cuanto a cómo vencer la tentación. No le des a Satanás ni un “dedo”, porque te tomará todo el “brazo”.

Para que los perros escuchen y obedezcan las órdenes por encima de todo, los entrenadores, al comenzar el entrenamiento, les tiran un trozo de carne fresca. Los perros no entrenados se lanzan a por la carne inmediatamente, pero con el tiempo, el entrenador enseña al pero a mantenerse atento a él, pase lo que pase. Cuando el proceso tiene éxito, el perro no aparta los ojos de su instructor, aunque la “tentación” de la carne esté justo delante de él. Ésta es una lección muy importante. Si mantienes los ojos fijos en Jesús (lee Hebreos 12:2), no importará qué clase de mentira carnal o tentación Satanás te arroje. De vez en cuando querrás “ir a por ella”, pero si mantienes los ojos centrados en Jesús, escuchando sólo a su voz, siempre serás victorioso.

 

 

 

 

 

 

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La medusa es uno de los animales más interesantes de la creación. Tiene forma acampanada de cuya base cuelgan varios tentáculos y normalmente son transparentes, sin embargo, las características en color y dimensiones pueden variar debido a la gran cantidad de especies que hay.

Aunque por su forma exótica, el modo suave que tienen de movilizarse por las aguas y la aparente tranquilidad que tienen, pareciera que se trata de animales pacíficos y no dañinos, pero la realidad es que son considerados los depredadores más temidos en el mar.

La toxina de la medusa puede actuar al tacto provocando dolor en el área y una sensación de ardor, existiendo la posibilidad de padecer un shock repentino en los músculos. Muchos son los bañistas que suelen nadar mar adentro y se han encontrado con este animalito, pero que en un intento por capturar alguno, se han visto rodeados debido a que la medusa siempre se moviliza en grupos numerosos. Las personas que suelen ser rescatadas presentan varias picaduras, pero algunos se ahogan debido a la parálisis provocada por su veneno.

No solo los hombres son víctimas de las medusas, la gran mayoría de los animales marinos también suelen ser rodeados por varias medusas para ser envenenados y devorados. Pero resulta que en el mundo animal, existen algunos peces que son inmunes a la toxina de la medusa, entre ellos el chicharro.

Este pez llamado también trucharus (trucha) es considerado el pez más común, está distribuido por casi todo el mar Atlántico y es uno de los animales marinos más comercializado de todos.

Aunque hasta hoy no se sabe porque el chicharro es inmune a la picadura de una medusa, resulta interesante ver cómo instintivamente se esconde bajo sus tentáculos siempre que se encuentra en peligro. La medusa suelta su veneno y todos son afectados, menos este indefenso pez.

Algo similar pasó con las diez plagas descritas en el libro de Éxodo del capítulo 7 al 11. Todas esas calamidades afectaron de forma devastadora a los egipcios, pero el pueblo Hebreo, esclavo en ese entonces, no sufrió ningún daño.

¿Por qué?

Una de las respuestas está escrita en Salmos 37:40 que dice: “Jehová los ayudará y los librará; los libertará de los impíos, y los salvará, por cuanto en él esperaron.” Versión Reina-Valera 1960

Recuerda algo importante: Dios nunca dijo que las situaciones difíciles no vendrían, pero si prometió que él estaría con nosotros para sostenernos y protegernos.

Isaías 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Reina-Valera 1960

Los chicharros nadan instintivamente hacia las medusas para resguardarse de un depredador. El hombre que confía en Dios, corre a Él para librarse del mal que lo asecha.

 

 

 

 

Héctor Colque
CVCLAVOZ