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Efesios 5:20 La Biblia de las Américas (LBLA)

El andar de los hijos de Dios

 

 

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y andad en amor, así como también Cristo os[a] amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma[b].

Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros, como corresponde a los santos; ni obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien acciones de gracias. Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto, no seáis partícipes con ellos; porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de la luz (porque el fruto de la luz[c] consiste en toda bondad, justicia y verdad), 10 examinando qué es lo que agrada al Señor. 11 Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascaradlas[d]; 12 porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto. 13 Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas[e] por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz[f]. 14 Por esta razón dice:

Despierta, tú que duermes,
y levántate de entre los muertos,
y te alumbrará Cristo.

15 Por tanto, tened cuidado[g] cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, 16 aprovechando bien[h] el tiempo, porque los días son malos. 17 Así pues, no seáis necios, sino entended cuál es la voluntad del Señor. 18 Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor;20 dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre[i]; 21 sometiéndoos unos a otros en el temor[j]de Cristo.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

El Exceso de Información En Los Últimos Días
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

 

“MUCHOS ANDARÁN DE UN LADO A OTRO EN BUSCA DE CUALQUIER CONOCIMIENTO.” (Daniel 12:4 NVI)
La tecnología nos permite hacer cosas que antes no podíamos hacer, pero puede crear adicción. Puedes quedarte enganchado de tal forma que quedes exhausto. Señala un experto: “Existe una fuerte tendencia en los humanos de querer hacerlo todo. Si a eso se añade el estar siempre conectados, el resultado es que nunca se acaba la jornada laboral. Es fácil contactar con alguien a cualquier hora, y con tanta información disponible en internet, se puede pasar la vida dándole al ratón.? Pablo nos habla de [aprovechar] bien el tiempo” (Efesios 5:16). Decimos: “El tiempo es dinero” pero en realidad, tiene mucho más valor, porque es un recurso no renovable, una vez gastado, ya no vuelve. Manejar el exceso de información requiere volver a establecer los límites que ha destruido la tecnología. Por lo tanto:
Reconoce los síntomas: Si te comunicas con gente todo el día pero sigues sintiéndote solo, es muy probable que la tecnología esté dominando tu vida. Ve adentrándote poco a poco: desconéctate durante cortos periodos de tiempo, y verás que no pasa nada. ¡El engranaje industrial sigue su ritmo! ¡No te tiene en cuenta! Recuerda que tú eliges: las personas que piensan que tienen que estar disponibles las veinticuatro horas del día, o se creen más importantes de lo que son o exageran el control que otros tienen sobre ellos. Márcate unos límites: reduce el número de correos electrónicos y mensajes instantáneos. ¿De verdad necesitas mandar tantos e-mails de información sobre lo mismo? Da instrucciones claras: informa a las personas de que responderás a sus correos en momentos determinados del día y hazles saber cómo contactar contigo si necesitan una respuesta urgente. Haz una lista de tareas. De esa manera, si eres interrumpido volverás a retomar el hilo con más rapidez. Cíñete a un horario. Entrar y salir del ordenador es la típica interrupción que te impones a ti mismo. Haz un balance de situación y antes de seguir navegando por la red, pregúntate: ¿Debería estar haciendo esto ahora?

Cuando estás siempre haciendo varias cosas al mismo tiempo, puedes pasar por alto asuntos importantes. Preguntaron a cierto abogado que negoció un contrato fabuloso a favor de su cliente la clave de su logro. Éste respondió: “Yo era la única persona en esa reunión que no pasé el tiempo mandando mensajes de texto”. Un investigador renombrado opina que “hemos entrenado nuestros cerebros para revolotear constantemente alrededor del universo de mensajes y de información, buscando pequeños impulsos de emoción. Picando aquí y allá constantemente, nunca profundizamos demasiado antes de pasar a la próxima distracción” lo que incrementa nuestro grado de tensión de manera que sólo ahora empezamos a entender. Otro experto del tema se expresa así: “Recibimos más información en 72 horas de la que nuestros padres recibían en un mes, y no muchos tienen la capacidad de procesarla. Reciben continuamente nueva información y son incapaces de reciclar la que tienen acumulada, sin decidirse a hacer nada con ella”.
¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste de un buen momento ininterrumpido de descanso? ¿Lo recuerdas? Estamos tan condicionados por los resultados que a menos que estemos haciendo algo que pueda cuantificarse, pensamos que es una pérdida de tiempo. Pero la realidad es que necesitas tiempo fuera de la avalancha implacable de información para poder poner tus pensamientos en orden, reflexionar y recargar las pilas. Jesús también tenía que cumplir unas obligaciones, gente a la que ministrar, unos discípulos que dependían de Él y poco tiempo para hacerlo. No obstante, “Él se apartaba a lugares desiertos para orar” (Lucas 5:16). Dado que “el siervo no es mayor que su señor”, ¿crees que a ti no te afecta lo anterior? ¿Eres más sabio que Él? ¿O más espiritual? Jesús dijo: “Venid” aparte y descansad un poco (Marcos 6.31); porque si no te apartas y descansas, te vendrás abajo.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¡Qué flojera!

 

 

Carlos era un joven cristiano que anhelaba ingresar a una universidad de prestigio. Él había orado muchas veces por sus estudios por lo que estaba seguro de su ingreso.

Se aproximaba la fecha para que rindiera su examen y él, lamentablemente, no se ocupaba de estudiar. A pesar de que sus padres, familiares y amigos le habían exigido que dedique un tiempo importante para prepararse, Carlos se empecinó en creer que las buenas notas caerían como bendición del cielo por su oración.

Lo lamentable fue cuando llegó el momento del examen, como no había estudiado, no pudo responder de manera satisfactoria y, por lo tanto, su calificación fue la más baja de todos los estudiantes. Aprendió que Dios le había dado todas las capacidades para lograr sus metas, pero él no las había aprovechado.

Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; La cual sea sin capitán teniendo, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, Y recoge en el Tiempo de la siega su mantenimiento. Proverbios 6:6-8
La palabra de Dios nos dice que seamos sabios y tomemos como modelo a las hormigas, que sin tener un capitán o alguien que las dirija trabajan por su alimento y se preparan para el tiempo difícil.

En diferentes partes de la Biblia podemos observar que a Dios no le agrada la flojera u holgazanería. Muchos piden al Señor un trabajo, pero esperan que alguien toque su puerta y les diga que desde mañana empieza a trabajar. Otros piden ser grandes artistas pero no dedican tiempo para estudiar o perfeccionar su talento.

Desean ser hombres como Moisés y Elías, que mostraron tener el respaldo de Dios por los milagros que hacían, pero no pueden estar ni una hora en la presencia de Dios en oración o estudiando su palabra.

¡La verdad es que si quieres ser bendecido, tienes que esforzarte! Dios te ha dado todas las capacidades para lograr grandes metas. Él no educa hijos flojos sino sabios. Por tanto, ¿Hasta cuándo vas a dormir? ¡Levántate y ve por tus sueños! Esfuérzate y sé valiente, porque el Señor irá contigo.

 

 

 

Shirley Chambi
CVCLAVOZ