Mateo 18

 

 

El mayor en el reino de los cielos

 

18 En aquel momento[a] se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos? Y El, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: En verdad os digo que si no os convertís[b] y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste[c] en mi nombre, a mí me recibe.Pero al que haga tropezar[d] a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

Promesas

 

– Donde hay un deseo… un camino!



La frase “Donde hay un deseo… hay un camino” se aplica a casi todas las circunstancias de la vida.

Cuando nuestra voluntad está de acuerdo con la voluntad de Dios, con su divina ayuda podemos lograr cualquier cosa.

Filipenses 4:13
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

2 Corintios 12:9
Y El me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.

Efesios 3:16
que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior;

Colosenses 1:11
fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo

1 Timoteo 1:12
Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio;

 

 

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REFLEXION

“LOS NECIOS DAN RIENDA SUELTA A SU ENOJO, PERO LOS SABIOS CALLADAMENTE LO CONTROLAN” (Proverbios 29:21 NTV)

Cristiano Aprende a Saber callar

 


Carol Kuykendall escribe: “Mi hija, que estaba embarazada de muchos meses, se cortó el pelo… pasó de tenerlo largo a pelo corto, muy estiloso. 

Estaba tratando de acostumbrarse a su nueva imagen cuando se encontró con una amiga.

‘¿Qué has hecho?‘

exclamó con disgusto la amiga… ‘No me gusta’. 

Luego, en un esfuerzo de justificar su comentario, añadió: ‘Ya me conoces, yo siempre digo la verdad’.

Cuando nos íbamos, mi hija me dijo que hubiera preferido que ese día no le hubieran dicho la verdad… Eso me hizo pensar y tener más cuidado cuando en las conversaciones tengo que elegir entre expresar lo que estoy pensando o callarme la boca. 

Escucho a menudo que “decir las cosas como son” y “ser franco” es bueno para las relaciones. 

Los reality shows de la televisión o las tertulias y entrevistas potencian esa reverencia por decir la verdad. 

No obstante, hay algo de lo que estoy convencida, al menos en mi caso: si dijera todo lo que pienso, lastimaría a mucha gente.

Además, el hecho de que se piense algo, no significa que sea la verdad… 

Una buena pregunta a hacerse antes de hablar sería:

¿Va a molestar o a hacer daño a la persona, o a nuestra relación? 

¿Es el momento apropiado y se dice en el tono adecuado? 

Por ejemplo, un comentario negativo acerca de la apariencia física del cónyuge es perjudicial cuando él o ella no pueden hacer nada para cambiarlo (porque ya no están en casa) y lo único que se consigue es que la persona se sienta incómoda toda la velada”.

La Biblia dice: 

“Los necios dan rienda suelta a su enojo, pero los sabios calladamente lo controlan” (Proverbios 29:21 NTV). 

Saber cuándo callar es a menudo más importante que saber qué decir. 

En eso pensaba el apóstol Pablo cuando escribió: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:29).

 

 

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REFLEXION



¿Como alcanzar los sueños de Dios?



Hay sueños que provienen del corazón de Dios y hay sueños nuestros. Los sueños nuestros pueden ser alcanzados a través de nuestra capacidad humana, a través de nuestros recursos e influencia. Los sueños de Dios son alcanzados a través del poder de Dios.

La palabra de Dios a Zorobabel fue: “No es con ejercito, ni con fuerza, sino con mi espíritu…”. La tarea que zorobabel tenía que llevar a cabo era titánica y Dios le advierte que si él descansaba en su habilidad para alcanzarla, el propósito no se lograría.

“No es con fuerza”, dice el Señor. 

Esta declaración de la fuerza hace referencia a un arco cuando está siendo estirado.

El arco es un arma de guerra, un instrumento hecho de material que tiene su límite cuando se estira.

Además de las limitaciones en el arco, hay limitaciones en la fuerza de la persona que estira el arco.

La fuerza humana o “instrumentos” humanos nunca serán suficientes para alcanzar los sueños de Dios.

Dios también le dice a Zorobabel, “No es con ejercito”. 

Un ejército es un grupo de hombres, un grupo de soldados a la disposición de un capitán.

La palabra ejército también puede ser interpretada como recursos, influencia, dones o habilidad. Nada de esto es suficiente le dice Dios a Zorobabel, necesitas el poder de Dios.

Es obvio que el Señor utilizará nuestras habilidades y recursos pero nunca serán suficientes, nos quedamos cortos cuando solo dependemos de ellos.

Si en este momento tu haces un inventario de tus recursos, habilidades e influencia y decides que puedes lograr el sueño que hay en tu corazón, ese es un sueño tuyo, esto de ninguna manera quiere decir que el sueño sea malo, hay sueños buenos que pueden ser logrados con solo nuestra habilidad y recursos.

Los sueños de Dios, en cambio, parecen imposibles de alcanzar cuando los comparamos con nuestra habilidad.

Cuando logramos los sueños que Dios puso en nuestro corazón, nos damos cuenta que El es el digno de la gloria y el reconocimiento, nosotros solo somos instrumentos en sus manos.

Un día me encontraba leyendo en la sala de mi casa y llego mi hijo Adrián. 

El era pequeño aún y llevaba en sus manos un arco y una flecha, posicionó la flecha, estiro el arco y apunto hacia donde yo estaba. 

En ese momento pensé que me sacaría un ojo pero realmente la flecha ni siquiera llego a donde yo estaba. 

Después de eso le pedí el arco y le hice algunos ajustes. 

Al terminar salí con mi hijo al patio de la casa, le pedí que tomara el arco y se preparara para lanzar la flecha, pero antes de que lo hiciera puse mis manos encima de sus manos y juntos estiramos el arco. 

En el momento de lanzar la flecha voló mucho más alto y lejos que lo que él había logrado en su propia fuerza. La flecha cruzo el patio de nuestra casa y cayó del otro lado de la calle.

Mi hijo estaba sorprendido de la hazaña.

Esto es lo que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros.

Seremos sorprendidos cuando El ponga sus manos sobre nuestro arco débil.

No importa cuan grande sea nuestro talento o nuestra habilidad, los sueños de Dios se alcanzan con el poder de Dios. 

No importa que tan pocos o vastos sean nuestros recursos. 

Los sueños de Dios se alcanzan con los recursos de Dios.

¿Estás confiando en El?

 

Jesús Adrián Romero: