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Ezequiel 23:36-49 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

¿JUZGARAS A AHOLA Y A AHOLIBA?l

 

36 También me dijo el Señor: Hijo de hombre, ¿juzgarás a Aholá y a Aholibá? Hazles saber, pues, sus abominaciones. 37 Porque han cometido adulterio y hay sangre en sus manos; han cometido adulterio con sus ídolos, y aun a sus hijos, que dieron a luz para mí, han hecho pasar por el fuego como alimento para los ídolos[v]. 38 Además me han hecho esto: han contaminado mi santuario en ese día y han profanado mis días de reposo; 39 después de sacrificar sus hijos a sus ídolos, entraron en mi santuario el mismo día para profanarlo; y he aquí, así hicieron en medio de mi casa. 40 Aún más, mandaron[w] llamar a hombres que vinieran de lejos, a quienes se les envió un mensajero; y he aquí, vinieron. Para ellos te bañaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con adornos; 41 luego te sentaste en un suntuoso diván ante el cual estaba preparada una mesa en la que habías puesto mi incienso y mi aceite. 42 Y el ruido de una multitud despreocupada se oía allí, multitud de hombres, bebedores traídos del desierto. Y pusieron brazaletes en las manos de las mujeres[x] y hermosas coronas sobre sus cabezas. 43 Entonces dije acerca de aquella que estaba consumida por susadulterios: “¿Cometerán ahora fornicaciones con ella, estando ella así?[y] 44 Y se llegaron a ella como quien se llega a una ramera. Así se llegaron a Aholá y a Aholibá, mujeres depravadas. 45 Pero los[z] hombres justos los[aa] juzgarán en el juicio de las adúlteras y en el juicio de las mujeres que derraman sangre, por ser ellas adúlteras y haber sangre en sus manos.

46 Porque así dice el Señor Dios: “Tráigase una multitud contra ellas, y sean entregadas al terror y al pillaje. 47 “Y la multitud las apedreará y las cortará con sus espadas; matará a sus hijos y a sus hijas y prenderán fuego a sus casas.48 “Y haré cesar la lascivia[ab] de la tierra, y todas las mujeres serán advertidas y no cometerán lascivia[ac] como vosotras[ad]. 49 “Y recaerá[ae] vuestra lascivia[af]sobre vosotras, y cargaréis el castigo de haber adorado a vuestros ídolos; así sabréis que yo soy el Señor Dios.”

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Jovenes Cristianos – PUEDO VIVIR SIN MASCARAS

Pasaje clave: Gálatas 5:1.

 

 

¿Qué tienen en común Batman, Daredevil, Spiderman, Batgirl, Catwoman y Green Arrow? Todos son héroes, ¡y todos utilizan máscaras!

Las máscaras (o caretas) son utilizadas para esconder nuestra verdadera identidad y hacernos parecer algo que no somos. ¿Alguna vez usaste una?

Detrás de ellas ocultamos nuestros verdaderos sentimientos y pensamientos, porque si nos mostramos tal como somos tenemos miedo a ser rechazados o lastimados. ¿Quieres conocer algunas? Tal vez te sientas identificada:

La Máscara del Aislamiento.

“Mejor sola que mal acompañada”. “Yo no necesito de Dios”. “No puedo confiar en nadie, porque me han fallado muchas veces”. “Yo siempre me las arreglé sola”. Te aíslas por situaciones que has vivido. Algo te marcó, te lastimó, hizo que levantaras muros de aislamiento en tu vida y no dejas entrar a nadie, por miedo a que vuelvan a lastimarte.

La Máscara de Llamar la Atención.

Lloras, interrumpes, golpeas la puerta, te desmayas, te enfermas y mil cosas más, por la necesidad de llamar la atención y sentir que eres tenida en cuenta.

Cuando usas ésta máscara buscas que todo gire alrededor tuyo, como si sólo importaras tú y fueras el centro del universo.

La Máscara de la Crítica.

Cuando usas ésta máscara sólo te enfocas en los errores y defectos de los demás. A todos les encuentras algo para criticarlos. “Es feísimo”, “no sabe nada”, “cómo puede ser tan torpe”, “seguro que están hablando mal de mí”…

No eres capaz de ver tus propios errores, pero te vuelves experta en errores ajenos.

La Máscara del Perfeccionismo.

Todo tiene que salirte perfecto. Debes ser la cristiana 10, con el cuerpo 10 y 10 en simpatía. Menos es fracasar. Si sacas 9 en vez de 10 te sientes reprobada, y no puedes disfrutarlo. Tu segundo nombre es “perfección”.

En la búsqueda de la “perfección” te sobre exiges y le exiges a los demás que te quieran, que te escuchen, que sean súper santos y súper comprometidos.

Tal vez pienses, ¿cómo podrá amarme Dios si no hago todo bien? O, ¿si no soy todo lo que los demás esperan de mi, cómo podré sentirme aceptada y amada? Pero esto que piensas no es verdad. Son mentiras que se han establecido en tu mente y corazón. Dios no te ama por lo que haces, Dios te ama por lo que eres y porque Él ha elegido amarte. No puedes comprarle amor a Dios, ni tampoco puedes perder el amor de Dios. Él te ama. Punto.

Pero hay un momento, cuando la puerta de tu habitación se cierra, se caen tus máscaras, y sólo Dios conoce lo que pasa por tu interior. Y hoy Él quiere sanarte, quiere liberarte de tus caretas. Él te ama profundamente y desea intensamente que seas tú misma, todo el tiempo.

Piénsalo.

¿Qué clases de máscaras utilizas habitualmente? ¿Algunas de las mencionadas u otras?

¿Quieres ser realmente tú misma y vivir libre?

Reconoce cuáles son tus máscaras. Ora renunciando a ellas en el nombre de Jesús, y pídele sus fuerzas para ser tú misma en todo momento.

 

 

 

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

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REFLEXION

 

 

¿Por qué no recibes nada?

 

 

Cuando Jesús bajó del monte, le seguía mucha gente. De repente, un leproso se le acercó y se arrodilló delante de él y le dijo: Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. Jesús lo tocó con la mano, y dijo: Quiero. ¡Queda limpio! Al momento, el leproso quedó limpio de su enfermedad. Mateo 8: 1-3 (DHH)

Ningún hijo recibe lo que anhela en su corazón si no va y se lo pide a su padre. Recuerdo que cuando era niño, había tantas cosas que quería tener, como juguetes, ropa de moda en ese tiempo, una bicicleta, una radio pequeña, etc. Pero jamás los tuve. El motivo: nunca se lo decía a mi papá, porque pensaba que él no me lo daría. Muchas veces estaba a punto de decirle que me compre lo que quería, pero el temor de recibir un “No” seguido por un regaño, me impedía decirle.

Pasaron muchos años, hasta que me atreví a pedirle que me compre un pantalón que me gustaba mucho y que estaba de moda. Pensé recibir una respuesta negativa, pero a cambio recibí una sonrisa y un gesto de amor con un: “¡Sí!”. Ese día no sólo me compró el pantalón y suplió lo que anhelaba tener, si no que también me llevó a un estudio fotográfico para tener un recuerdo. Ese día terminé realmente feliz.

Los versículos que les compartí al principio de este devocional me llevaron a contarles esas escenas de mi niñez porque veo que hay muchos hijos que no reciben lo que anhelan por no acercarse a su padre y decirle lo que necesitan.
Hoy en día hay mucha gente que sigue a Jesús, pero son pocos los que toman la actitud del leproso y van delante de Él. Jesús sigue siendo el mismo de ayer y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos. Él está dispuesto a perdonar, restaurar, sanar, dar una nueva oportunidad y una vida abundante. Jesús sigue diciendo: “Quiero”.

No tengas miedo de acercarte a tu Padre, a pesar de las circunstancias y de los sentimientos, Dios es bueno, te ama, está contigo, sabe lo que te pasa, se interesa por ti, tiene un plan para tu vida y está dispuesto a suplir lo que necesitas. Quizás no en el momento, pero te puedo asegurar que Dios recompensa a los que se acercan y esperan en Él.

“Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.” Mateo 7:7- 8 (NTV)

¡Dios bendice a los que se acercan y ponen sus necesidades en Él!

 

 

 


Diego Jora
CVCLAVOZ