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Apocalipsis 16:3,4 La Biblia de las Américas (LBLA)

Las siete copas de la ira de Dios

 

 

16 Y oí una gran voz que desde el templo[a] decía a los siete ángeles: Id y derramad en la tierra las siete copas[b] del furor de Dios.

El primer ángel fue y derramó su copa[c] en la tierra; y se produjo[d]una llaga repugnante y maligna en los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen.

El segundo ángel derramó su copa en el mar, y se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser viviente que había en[e] el mar.

El tercer ángel derramó su copa en los ríos y en las fuentes de las aguas, y se convirtieron en[f] sangre. Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, el que eres, y el que eras, oh Santo, porque has juzgado estas cosas; pues ellos derramaron sangre de santos y profetas y tú les has dado a beber sangre; lo merecen. Y oí al altar, que decía: Sí, oh Señor Dios Todopoderoso, verdaderos y justos son tus juicios.

El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y al sol le fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres fueron quemados con el intenso[g] calor; y blasfemaron el nombre de Dios que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se quedó en tinieblas, y se mordían la lengua de dolor. 11 Y blasfemaroncontra el Dios del cielo por causa de sus dolores y de sus llagas, y no se arrepintieron de sus obras.

12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y sus aguas se secaron para que fuera preparado el camino para los reyes del oriente[h]. 13 Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, a tres espíritus inmundos semejantes a ranas;14 pues son espíritus de demonios que hacen señales, los cuales van a los reyes de todo el mundo[i], a reunirlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. 15 (He aquí, vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus ropas, no sea que ande desnudo y vean su vergüenza.) 16 Y los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Armagedón[j].

17 Y el séptimo ángel derramó su copa en el aire; y una gran voz salió del templo[k], del trono, que decía: Hecho está. 18 Entonces hubo relámpagos, voces[l] y truenos; y hubo un gran terremoto tal como no lo había habido desde que el hombre está sobre la tierra; fue tan grande ypoderoso terremoto. 19 La gran ciudad quedó dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones[m] cayeron. Y la gran Babilonia fue recordada delante de Dios para darle el cáliz del vino del furor de su ira.20 Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. 21 Y enormes granizos, como de un talento[n] cada uno, cayeron*[o] sobre los hombres; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo, porque su plaga fue* sumamente grande.

 

 

 

UN ENCUENTROCON LA PALABRA

REFLEXION

¿Cómo Verte Como Dios Te Ve?
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

 

TENEMOS ESTE TESORO EN VASOS DE BARRO (2 Corintios 4:7)
La Biblia dice que Dios trabaja con “vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros” (2 Corintios 4:7). Según eso, cuando los demás ven algo bueno en nosotros, saben que proviene de Dios. Jesús dijo que una vasija de barro con una vela dentro y la tapa puesta, estará llena de luz pero nadie la puede ver. Sólo dejará pasar la luz cuando la vasija se quiebre y el resplandor salga por medio de las grietas, que son nuestras imperfecciones. “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16). A Dios no le sorprende ninguna de tus cosas, porque “lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte a fin de que nadie se jacte” (1 Corintios 1:27-29). Sabiendo eso, ¿puedes entonces amarte y aceptarte a ti mismo como Dios lo hace?

Si eres muy severo contigo mismo, estás contradiciendo la Palabra de Dios y convirtiéndote el blanco de los ataques de Satanás. Pablo no se prestó a juzgarse a sí mismo: “En cuanto a mí, en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros” ¡Ni aun yo mismo me juzgo! (1 Corintios 4:3). Pablo había aprendido a olvidar el pasado y seguir hacia adelante, aunque no pensara de que ya lo había alcanzado todo: ““No que… ya sea perfecto? prosigo a la meta” (Filipenses 3:12-14). Era consciente de las áreas en que tenía que esforzarse; no obstante, se negó a menospreciarse a sí mismo por esas debilidades. Recuerda siempre que Dios piensa cosas tan buenas de ti que envió a su Hijo a salvarte de tu condición caída y de tu destino sin esperanza: “Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos y purificar para sí un pueblo celoso de buenas obras [que lleva una vida correcta]“ (Tito 2:14). ¿Quién nos perfecciona? ¡Dios! Eres una obra en progreso, así que empieza a verte como Dios te ve.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA· 

REFLEXION

En manos del experto

 

 

Cuando algún equipo en casa deja de funcionar por algún desperfecto, lo primero que hacemos es tratar de arreglarlo por nuestra cuenta, buscamos qué es lo que está fallando e inclusive incurrimos en el error de usar una solución paliativa para después volver a lo mismo. Pero cuando lo llevamos con un experto en la materia él logra arreglar por completo el equipo, las piezas son repuestas, la máquina es restaurada y queda como nueva.
Algo similar ocurre con nuestras vidas en lo referente a los sentimientos, el matrimonio, la relación de los hijos con los padres, etc. Por diferentes causas, el daño que ocasiona el pecado, nuestras malas decisiones, orgullo o cualquier cosa negativa, hace que nuestro corazón sea lastimado y nuestra esperanza y fe sean afectadas, provocando en nosotros la tristeza y pocas ganas de seguir adelante.

Sin embargo, déjame decirte que Dios es experto en todo y Él puede restaurar lo que está mal en tu vida y lo que quizás has intentado sanar en tus fuerzas y a tu modo. ¡El Señor puede devolverte la fe, la esperanza y la sanidad!

La decisión de ser restaurado por Dios es una de las cosas más significativas, pero algo muy importante es nutrirnos de la Palabra de Dios, permitir que ella entre en lo más profundo de nuestro ser porque es poder que transforma y restaura.

Si queremos volver a ser esa persona llena de ilusión, sueños, fe y gozo, debemos renovar ese compromiso que una vez hicimos con Dios y con la vida, ese deseo de vivir, de seguir de pie y avanzar.
La voluntad, la Palabra de Dios y nuestro compromiso con Él son esenciales para poder experimentar la restauración, renovación y bendiciones celestiales.

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.” Ezequiel 36:26 (RVR-1960)
Si deseas restaurar esa relación rota con alguien y sobre todo con Dios, deja que el experto repare tu vida, es hora de ponerse en sus manos.

 

 


Telma Céspedes 
CVCLAVOZ