Génesis 33:10 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

 

Encuentro de Jacob y Esaú

 

 

 

 

33 Y alzando Jacob los ojos miró, y he aquí, Esaú venía y cuatrocientos hombres con él. Entonces dividió a los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. Y puso a las siervas con sus hijos delante[a], y a Lea con sus hijos después, y a Raquel con José en último lugar[b]y él se les adelantó, y se inclinó hasta el suelo siete veces hasta que llegó cerca de su hermano. Entonces Esaú corrió a su encuentro y lo abrazó, y echándose sobre su cuello lo besó, y lloraron. Y alzó sus ojos y vio a las mujeres y a los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos que vienen contigo?[c] Y él respondió: Son los hijos que Dios en su misericordia ha concedido a tu siervo. Entonces se acercaron las siervas con[d] sus hijos, y se inclinaron. Lea también se acercó con sus hijos, y se inclinaron; y después José se acercó con Raquel, y se inclinaron. Y dijo Esaú: ¿Qué te propones con toda esta muchedumbre[e] que he encontrado? Y él respondió: Hallar gracia ante los ojos de mi señor. Pero Esaú dijo: Tengo bastante, hermano mío; sea tuyo lo que es tuyo. 10 Mas Jacob respondió: No, te ruego que si ahora he hallado gracia ante tus ojos, tomes el presente de mi mano, porque veo tu rostro como uno ve el rostro de Dios[f], y favorablemente me has recibido. 11 Acepta, te ruego, el presente[g] que se te ha traído, pues Dios me ha favorecido, y porque yo tengo mucho[h]. Y le insistió, y él lo aceptó.12 Entonces Esaú dijo: Pongámonos en marcha y vámonos; yo iré delante de ti. 13 Pero él le dijo: Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que debo cuidar de[i] las ovejas y las vacas que están criando. Si los apuramos mucho, en un solo día todos los rebaños morirán. 14 Adelántese ahora mi señor a su siervo; y yo avanzaré sin prisa, al paso del ganado que va delante de mí, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor en Seir.15 Y Esaú dijo: Permíteme dejarte parte de la gente que está conmigo. Pero él dijo: ¿Para qué?[j] Halle yo gracia ante los ojos de mi señor. 16 Aquel mismo día regresó Esaú por su camino a Seir; 17 y Jacob siguió[k] hasta Sucot[l], y se edificó una casa, e hizo cobertizos para su ganado; por eso al lugar se le puso el nombre de Sucot[m].

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

REFLEXION

Jovenes – ¡ESCUCHA! DIOS TE LLAMA

 

 



Pasaje clave: Génesis 12:1-8.

Seguramente Abram se encontraba muy cómodo con su familia y sus tiendas en Harán, hasta el día en que Dios lo llamó. Y cuando Dios llama, no nos podemos hacer los distraídos. ¿Sabes? Dios nunca llama a alguien para hacerle perder el tiempo. Cuando Él llama siempre es con un propósito.

Primero, Dios te llamó para que seas salvo, para que recibas vida eterna y perdón de tus pecados. Para que tengas una relación personal con Jesús.

Pero de ahora en más, Él te llama para que te comprometas intensamente con su vida y con su Reino. Y a cambio de tu compromiso Él te promete bendecirte en todas las áreas de tu vida. Dios te llama, no te hagas el distraído.

No todo fue agradable para Abram, porque hubo algo en lo que él no obedeció el llamado de Dios. ¿Cuál fue esa excepción? (12:4-5).

Abram continúa su viaje y nuevamente se le presenta Dios y le aclara más las cosas. Abraham entonces levanta un altar (12:7). El altar es un símbolo de comunión. Levantas un altar cada vez que te humillas delante de Dios, cada vez que lo adoras, cada vez que renuncias por amor a todo aquello que afecta negativamente tu vida, cada vez que lo buscas en oración.

Pero aún hay algo más. ¿Dónde instala Abram su tienda y qué hace? (12:8).

¿Sabías que Bet-el significa “Casa de Dios” y que Hai significa “Ruina”?

¡Y él acampó entre ambos lugares! Si sus decisiones eran correctas iría hacia “la casa de Dios”, pero si sus decisiones eran erradas lo conducirían hacia la “ruina”.

Dios lo llamó a Abram y le prometió bendecirlo y multiplicarlo. A cambio, él tenía que dejar su tierra (donde practicaban el culto de adoración a la luna), su parentela (todos ellos se asentaron en Harán para continuar la práctica de aquel culto) y la casa de su padre (porque Dios quería comenzar algo exclusivamente nuevo con él y con su esposa).

Piensa un poco en ti mismo. Piensa en tus amistades, diversiones, sentimientos, proyectos futuros, pecados, música, hobbies, TV, videojuegos, conversaciones, vicios, sexo… ¿cuáles son las cosas que te están impidiendo seguir el llamado de Dios para tu vida y qué cosas, sí o sí, deberías dejar porque pueden llegar a conducirte a la ruina?

“Dejar” no significa volverte “tonto”, “bobo”, o “amargado”. Por el contrario, cuanto más lugar le das a Dios en tu vida privada (y pública) más aprendes a disfrutar con libertad de todas las cosas (y personas) que sean sanas y santas.

Piénsalo.

Dios te llamó porque tiene propósitos muy fuertes para ti, pero es necesario que renuncies a todo lo que sea un estorbo entre tú y Él. No son solo los amigos o los lugares a los que asistes las únicas cosas que te puedan estorbar. ¿Y tu manera de pensar? ¿Y las cosas que sientes? Especialmente cuando lo cuestionas a Dios o cuando no quieres obedecerlo en todo.

Seguir el llamado de Dios es mucho más que hacer algo en la iglesia, es estar comprometido con su santidad todos los días.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis”

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¿Estoy persiguiendo el dinero?

 

 

 


Seguramente has admirado a personas famosas que salen en la televisión, puesto que tienen todo lo que el dinero pueda comprar. Sin embargo, muchos ignoramos su sufrimiento. La fama les ha dado riquezas pero no amigos, reconocimiento pero poseen hogares divididos y en otros casos están esclavizados por la droga u otra sustancia.

Recordemos al famoso artista Juan Luis Guerra ¿Qué lo llevó a volverse cristiano cuando aparentemente lo tenía todo? Esa pregunta se la hacen sus seguidores una y otra vez. Él la responde sin prisa:"Yo tenía en mi vida muchos triunfos, fama y fortuna pero no tenía paz, vivía tomando pastillas para controlar la ansiedad y dos personas me predicaron y dijeron que la paz que buscaba, la podía encontrar ahí, en el Señor. Abrí mi corazón y no sólo encontré paz sino vida eterna". Para él, esa ha sido la decisión más acertada de su existencia.

“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”.

También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.

Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Lucas 12:15-21 LBLA

¿Cuántas personas son como el hombre rico de la parábola? Buscan ser felices consiguiendo satisfacer todos sus deseos, pero se olvidan de Dios. Recuerda algo importante:

Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.Mateo 16:26-27

Con estas palabras Jesús nos recuerda el valor del alma: Es la posesión más valiosa que uno tiene ¡Todas las riquezas y el poder que alguien pudiera ganar no vale el precio del alma!

Lamentablemente muchos se olvidan que existe una vida eterna y pierden el tiempo buscando la felicidad en riquezas que tendrán corta duración. Hoy pregúntate: ¿Qué estoy persiguiendo?¿Estoy preparado para partir de esta tierra?.

¡Salva tu alma! ¡Busca al Señor! Las riquezas en este mundo son pasajeras.




Shirley Chambi
CVCLAVOZ