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Joel 3:18 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

Restauración de Judá

18 Y sucederá que en aquel día
los montes destilarán vino dulce,
las colinas manarán leche,
y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas;
brotará un manantial de la casa del Señor
y regará el valle de Sitim[m].
19 Egipto será una desolación,
y Edom será un desierto desolado,
por la violencia hecha a[n] los hijos de Judá,
en cuya tierra han derramado sangre inocente.
20 Pero Judá será habitada para siempre,
y Jerusalén por todas las generaciones.
21 Y yo vengaré su sangre, que aún no he vengado,
pues el Señor habita en Sion.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

¿De verdad es de Dios esto?
Publicado por: Devocionales en Devocional Cristiano, Devocional Diario 0

 

 

“…PROBAD LOS ESPÍRITUS SI SON DE DIOS…” (1 Juan 4:1b)
La guía de Dios siempre concuerda con su Palabra. ¡Siempre! Él nunca te mandará ser infiel a tu cónyuge, hacer trampas en un examen, exagerar delante de un cliente, propagar chismes, engañar a tus padres o hijos, o hacer cualquier cosa que las Escrituras prohíben.

Es más, su dirección siempre concordará con la persona que Él quiere que seas. Por ejemplo: si te encantan las matemáticas y eres bueno con los ordenadores, ¿por qué vas a creer que el Señor te va a llevar hacia la música o la teología? O si sólo te sientes bien cuando estás al aire libre, ¿por qué crees que te dará un trabajo de oficina de ocho horas diarias en un alto edificio de la ciudad? O si no te sientes cómodo con niños, ¿cómo crees que te ordenará ser maestro de escuela? ¡Procura ser práctico! La guía de Dios no contradice la persona que Él hizo que seas. No te crea con unos talentos especiales, y luego espera que te destaques en algo que no tiene relación alguna con ellos.

Si sientes que el Señor te está dirigiendo a algo que parece contrario a lo que Él quiere que seas, considéralo con cuidado. ¿Te está Dios pidiendo que hagas esto porque de momento no hay nadie más que pueda hacerlo? ¿Te está moviendo a nuevas áreas para que crezca tu fe? ¿O tal vez no es una “idea del Señor” en absoluto, sino más bien una distracción para apartarte de la tarea que ya te ha confiado? Juan escribió lo siguiente: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios…” (1 Juan 4:1).

“…PROBAD LOS ESPÍRITUS SI SON DE DIOS…” (1 Juan 4:1b)
Pablo les habló a los ancianos de Éfeso acerca de cómo fue guiado en una ocasión. Escucha: “Ahora, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio de que me esperan prisiones y tribulaciones” (Hechos 20:22,23). Ahora bien, a Pablo no se le pidió que hiciera algo contrario a sus dones, porque por todo el camino a Jerusalén iría predicando y fortaleciendo a las nuevas congregaciones. Lo que se le pedía, sin embargo, era que sacrificara su propia seguridad y comodidad a fin de alcanzar y bendecir a otros. No toda dirección implica dolor y sacrificio, pero algunas necesitarán decisiones radicales que precisan que elijas entre la comodidad y fortalecer devotos a Dios, entre acumular cosas y buscar primero su Reino, entre promoverte a ti mismo y servir a los demás.

Cuando se trata de seguir la guía del Espíritu Santo, hay algunos “semáforos en naranja” preventivos que deberías tener en cuenta: (a) Si se requiere que tomes una decisión de vital importancia en un período de tiempo muy corto; (b) Si es necesario que te endeudes mucho, o poner a alguien en una situación comprometedora y difícil o en peligro; (c) Si requiere cortar con lazos familiares o alianzas; (d) Si produce intranquilidad en el espíritu de amigos y consejeros maduros.

Pero no acabemos en una nota negativa. Aunque Dios quiere que pruebes los espíritus, Él también quiere que des un paso de fe y le sigas. Por lo tanto, no temas.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

No te detengas.

 

 

 

Uno de los animales marinos más feroces y temidos es el tiburón blanco. Su aspecto robusto, sus características fisiológicas y el estar ligado con ataques a nadadores que entran en sus territorios, le han otorgado el título de depredador.

Físicamente, un espécimen adulto pesa aproximadamente 1,5 toneladas, mide regularmente 5 metros, tiene cerca de 222 dientes y puede cerrar su mandíbula alcanzando una fuerza de 20 toneladas. Por si esto fuera poco, su olfato puede detectar la presencia de unas cuantas moléculas de sangre a una gran distancia y puede llegar a nadar a 40 kilómetros por hora.

Realmente es un animal temible.

Pero dentro de todas las cualidades naturales que tiene, la ciencia ha descubierto dos que lo hacen diferente al resto: El tiburón blanco no tiene vejiga, órgano físico que el resto de peces suele usar como flotador porque al llenarse de aire, les permite permanecer quietos en zonas cercanas a la superficie sin hundirse. Y también, el mecanismo de respiración de los tiburones consiste en mantener la boca abierta mientras nada, de esta manera el agua cargada de oxígeno pasa por sus branquias y así puede llegar a la sangre, pero si se detiene, moriría de asfixia.

Por estas razones, el temible tiburón blanco desde que nace nunca deja de nadar, sino que está constantemente en movimiento. Esta es una característica que podríamos imitar dentro de la vida cristiana.

¿Alguna vez te has preguntado por qué las tentaciones parecen en cierto momento más fuertes que antes?, ¿Por qué ahora resulta más pesado ir a la iglesia?, ¿Por qué parecen más importantes otras actividades que leer la Biblia?, ¿Por qué ese fuego de la pasión por la santidad ya no parece arder más?, etc. Muchas veces uno suele hacerse preguntas porque no logra comprender qué fue lo que ocurrió con ese primer amor.

Meditemos: Si descuidas tu negocio faltando regularmente a tus deberes pronto estarás en quiebra, si no asistes a las clases de la universidad perderás la materia y no aprobarás los exámenes finales, si descuidas a tu familia intercambiándola por otras actividades llegará un momento en el que serás como un perfecto extraño para ellos y ellos para ti, etc. Todo esto ocurre en actividades cotidianas y en la vida cristiana pasa lo mismo: si descuidas tu bienestar espiritual, lo más seguro es la separación de tu relación con Dios y todas las consecuencias que eso conlleva.
No nos engañemos, no existe el crecimiento espiritual automático. Así como el tiburón se hunde al dejar de nadar, nosotros también podemos tropezar y hasta caer, si dejamos de buscar el Reino de los Cielos.

Jesús ya hizo todo lo que tenía que hacer en la cruz del calvario. El crecimiento espiritual en el conocimiento de la voluntad de Dios expresada en la Biblia y la búsqueda de su presencia, es una responsabilidad personal y continua.

“Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente.” 1 Crónicas 16:10-11 Versión Reina-Valera 1960

 

 

 


Hector Colque
CVCLAVOZ