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Romanos 1:8 La Biblia de las Américas (LBLA)

Deseos de Pablo de visitar a Roma

 

 

 

En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos vosotros, porque por todo el mundo se habla de vuestra fe[f]. Pues Dios, a quien sirvo en mi espíritu en la predicación del evangelio de su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago mención de vosotros 10 siempre en mis oraciones, implorando que[g] ahora, al fin, por la voluntad de Dios, logre ir a vosotros. 11 Porque anhelo veros para impartiros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; 12 es decir, para que cuando esté entre vosotros nos confortemos mutuamente, cada uno por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía. 13 Y no quiero que ignoréis, hermanos, que con frecuencia he hecho planes para ir a visitaros[h] (y hasta ahora me he visto impedido) a fin de obtener algún fruto también entre vosotros, así como entre los demás gentiles. 14 Tengo obligación[i] tanto para con los griegos como para con los bárbaros[j], para con los sabios como para con los ignorantes. 15 Así que, por mi parte, ansioso estoy de anunciar el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.

 

 

 

 


UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Te Ruego Que Me Muestres Tu Gloria – Éxodo 33:18
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 1 Comentario

 

 

 

Dios habló a Moisés cara a cara como con un amigo. Como resultado de esta cercanía, Moisés pidió al Señor que le mostrara su gloria. Moisés no podía ver a Dios directamente y vivir después de esto, por lo que estaba oculto en la hendidura de una peña, cubierto por la mano de Dios, y le permitió ver sus espaldas. Algunas veces la gloria de Dios se reflejaba en el rostro de Moisés, y él necesitaba llevar un velo alrededor para que la gente no pudiera verla.

También tenemos la oportunidad de brillar con la gloria de Dios, ya que vivimos en estrecha relación con él. El hambre espiritual que tenemos por Dios sólo se incrementa a medida que nos acercamos a Él. Nuestros rostros no pueden mostrar el brillo de Moisés; Sin embargo, nuestros espíritus pueden hacer brillar la luz de Cristo. Su gloria se revela cuando vivimos en la paz y en la presencia de Jesús, independientemente de lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

Esta gloria no siempre es evidente para nosotros tanto como lo es para los demás. Nuestras vidas reflejan la gloria de Dios en las palabras que decimos y en lo que hacemos. Cuando estamos en casa, en la escuela o el trabajo, con nuestra familia o amigos reconocen que el Espíritu de Dios dentro de nosotros causa esta gloria. Si estamos en la presencia de incrédulos, la gloria de Dios, los condena o los llama para hacer las paces con Dios.

A causa de Jesucristo, podemos ir de gloria en gloria en nuestra relación con Dios. Conocer al Señor como nuestro Salvador nos invita a experimentar una cercanía con el Creador de todas las cosas. La gloria de Dios es un regalo especial para aquellos que se han entregado a él en todos los sentidos.

Oración
Querido Señor, te pido que me muestres tu gloria para que pueda reflejar tu presencia a todos y en todas partes, envíame a los perdidos para que puedan encontrar tu camino de salvación. Amén.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALBRA

REFLEXION

El lazo invisible

 

 

Bajo la calurosa luz del sol, una caravana atravesaba las arenas del desierto. Poco antes del atardecer se detuvieron para preparar el campamento donde iban a pernoctar. Un joven al que habían contratado para que se ocupara de los camellos se le acercó al jefe del grupo diciéndole:

- Tengo un problema, son 18 camellos y solo tengo 17 cuerdas para amarrarlos.

- Eso no es ningún problema – le dijo el jefe – los camellos no son muy inteligente. Amarra los primeros 17 y luego te acercas al último y simulas amarrarlo a él también. Como habrá visto que todos sus compañeros fueron amarrados y habrá sentido que te acercaste a hacerle lo mismo, se quedará quieto toda la noche pensando que él también está atado.

El joven fue a hacer lo que le dijo el jefe sin protestar pero sin creer nada de lo que había escuchado. Al terminar se percató de que el último camello se quedó tranquilo junto a sus compañeros.

Al amanecer el joven vio con alivio que el camello permanecía allí donde lo había dejado. Entonces liberó a los otros 17 camellos ya que pronto debían partir. Cuando la caravana se puso en camino, el joven corrió hacia su jefe diciendo:

- Espere, espere, hay un camello que no nos sigue.

- ¿Es el mismo camello al que simulaste amarrar anoche? – contestó el jefe con una media sonrisa en los labios.

- Sí ¿Cómo lo sabe?

- Seguro que esta mañana se te olvidó soltarlo

- Pero no tiene amarras

- Lo sé – contestó pacientemente el jefe –, pero el camello todavía piensa que está amarrado. Corre, simula soltarlo y verás que se pondrá en camino.
Muchas veces nosotros pasamos por lo mismo que el camello de esta historia. Alguien pudo atarnos con algo que no existe. A veces creemos lo que nos dicen y permitimos que nos dejen quietos, atados a complejos e ideas falsas acerca de nuestra capacidad, de nuestros dones y talentos. Nos quedamos quietos en un lugar inmovilizados por algo que no existe y perdemos oportunidades, dejamos que la vida se pase sin que podamos cumplir nuestro propósito.

¿Tienes sueños? Ve por ellos, ponte de pie y empieza a caminar, sal de la zona donde te has quedado esperando que alguien desate esa cuerda inexistente. Dios preparó cosas buenas para ti desde hace mucho tiempo, pero debes levantarte.

“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.” Efesios 2:10 (NTV)

Dios ya te dio la libertad que necesitabas, camina sin temor y no permitas que nadie te quite ese hermoso regalo; cuida de no ser carcelero de nadie, recuerda que con nuestras palabras y acciones podemos atar a las persona, destruirlas e impedir que Dios cumpla el propósito en sus vidas e incluso tú podrías ser presa de tu propia trampa al no reconocer el valor que Dios te dio, no te menosprecies y lucha por alcanzar aquello que Dios te prometió.

 

 

 

 

 

Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ