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Génesis 1:1,2,6-7,9-10,20-22 La Biblia de las Américas (LBLA)

La creación

 

 

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba sin orden y vacía[a], y las tinieblas cubrían la superficie[b] del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie[c] de las aguas. Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día.

Entonces dijo Dios: Haya expansión[d] en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día.

Entonces dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así. 10 Y llamó Dios a lo seco tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares. Y vio Dios que era bueno.11 Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación[e]: hierbas[f] que den semilla,y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género[g], con su semilla en él. Y fue así. 12 Y produjo la tierra vegetación[h]: hierbas[i]que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 13 Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día.

14 Entonces dijo Dios: Haya lumbreras[j] en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años; 15 y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras[k], la lumbrera[l] mayor para dominio del día y la lumbrera[m] menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas.17 Y Dios las puso en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18 y para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19 Y fue la tarde y fue la mañana: el cuarto día.

20 Entonces dijo Dios: Llénense[n] las aguas de multitudes de seres vivientes, y vuelen las aves sobre la tierra en la abierta[o] expansión de los cielos. 21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales están llenas[p] las aguas según su género, y toda ave[q] según su género. Y vio Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo, diciendo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 23 Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto día.

24 Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así. 25 E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

3 Transformaciones De Todo Discípulo De Jesús
Posted by: Pastor Carlos Vargas Valdez in Articulos Cristianos 0

 

La vida en Cristo es una constante transformación. Debido a que seguimos un infinito Señor, nuestras posibilidades también lo son. Convertirse en un seguidor de Jesús debe manifestar siempre tres transformaciones: hemos nacido de lo alto; adquirimos su carácter; y imitamos sus obras. La mayoría de los creyentes tienen alguna idea sobre la primera, una esperanza sobre la segunda, y casi ningún concepto de la tercera.

Los relatos de los evangelios revelan a un grupo heterogéneo de seguidores de Jesús acosados por luchas internas y con una pequeña dosis de orgullo. Sin embargo, aún así Jesús los preparó para dejarlos a cargó para luchar con lo imposible.

“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14: 12-14).

Los primeros discípulos demostraron que estaban a la altura, no porque actuaban juntos o por que caminaron con el Señor, si no porque la vida de Jesús se había plantado en ellos como una semilla incorruptible. La semilla crecería dentro de ellos en al menos tres formas:

1). Los primeros discípulos se vieron transformados por el nuevo nacimiento.
Ellos entendieron que en realidad eran una nueva creación. El ADN de los cielos se había integrado a su propio ser. Antes, hombres tímidos de la clase trabajadora, hoy amenazaban al Imperio Romano al igual que su Maestro lo había hecho. Si tenemos esta clase de ADN, ¿dónde está la semejanza?. Hoy muchos cristianos modernos están preocupados por su pasado, preocupados por su pecado, y preocupados por su futuro. Que han experimentado poco o ningún cambio. Pero si el poder de Dios puede asegurar nuestro destino eterno, ¿no debería ser capaz de afectar nuestros pensamientos y acciones aquí y ahora? Esta fue la marca de la iglesia primitiva.

2). Los primeros discípulos se vieron transformados en el carácter.
Ellos demostraron el carácter de Cristo en un grado que no era posible por su propia buena voluntad o esfuerzo humano. En nuestros días, nos vemos tentados a pensar que debemos “actuar mejor” porque somos cristianos. Esto es una trampa diabólica: sólo el “actuar mejor” siempre y cuando nuestra fuerza de voluntad pueda – sólo hay que preguntarle de esto a cualquier persona que ha iniciado una dieta!.Al final, nuestra mera fuerza de voluntad nos fallará, así como, a los discípulos en la noche en que Jesús fue arrestado. El cambio de un verdadero carácter fluye desde el nuevo nacimiento como fluye el agua de un manantial desde la fuente. La transformación del nuevo nacimiento se abre paso en nuestro carácter por el hambre y la sed de las cosas del cielo. Un niño recién nacido sin hambre y sin sed esta gravemente enfermo: ¿por qué debería ser diferente en nuestra vida con Cristo?

3). Los primeros discípulos se vieron transformados por el poder para el ministerio.
Los primeros seguidores de Jesús eran sorprendentemente como Jesús, en pensamiento, palabra y obra. Era gente común que declaraba el mensaje del Reino de Dios (como Jesús lo había hecho) y demostraba la llegada del Reino con acciones de gran alcance – al igual que Jesús lo había hecho. Por el Espíritu Santo los primeros creyentes descubrieron una transformación de las imposibilidades de la carne a las posibilidades de los cielos. ¿Qué significa hacer las obras de Jesús? ¿Cómo respondemos a la pregunta revela nuestra comprensión de lo que significa vivir “en Cristo”?. En sus días, Jesús tenía un alto concepto de sus seguidores. El creía en ellos más de lo ellos creían en sí mismos. Es aún su día si lo dejamos obrar en nuestras vidas hoy.

Los primeros discípulos estaban a la altura. En los siglos pasados el pueblo de Dios a veces ha cumplido con la carga dada por nuestro Señor, y en ocasiones han intercambiado tareas celestiales en algo alcanzable por el esfuerzo humano. Cada generación tiene que lidiar con el desafío que Jesús nos dejó. Los primeros discípulos estaban a la altura. La pregunta es hoy si estamos a la altura también.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

La Obediencia

 

 

Cuando tomamos la decisión de obedecer a Dios, Él puede hacer su voluntad a través de nosotros y juntamente con ello se presenta la oportunidad de tener una manifestación íntima de su presencia.
Si decidimos hacer todo con nuestras propias fuerzas, Él no podrá revelarse a nosotros y nunca alcanzaremos a conocerlo. Pero cuando buscamos su intervención en cualquier circunstancia y consideramos sus mandamientos, permitimos que su poder tome control de nuestra vida.

Es verdad que obedecer puede ocasionarnos un conflicto ya que en muchas ocasiones nuestra lógica y sentido común son desafiados por la Palabra de Dios. En ese momento de batalla mental sale a relucir nuestra verdadera inclinación y podremos descubrir si somos auténticos seguidores de Jesús o simples simpatizantes.

Éxodo 7:1-6 cuenta el inicio del ministerio de Moisés, pero es también una interesante historia que muestra algunas características del proceso de obedecer: En primer lugar, es Dios quien toma la iniciativa y llama a Moisés a unirse a sus planes para liberar a su pueblo de la esclavitud egipcia. Juntamente con esa invitación, recibió también instrucciones precisas. Lo interesante es que sólo después de haber obedecido, Dios cumplía todo lo que había dicho que haría.

Posteriormente, Moisés y todo el pueblo salieron triunfantes de Egipto, pero lo más importante es que llegaron a conocer a Dios de una manera mucho más íntima y personal.

La Biblia está llena de historias de personajes cuya obediencia resultó en una bendición a sus vidas y a las personas que los rodeaban: Cuando Abraham obedeció, Dios le pudo dar un hijo y edificar una nación. Cuando David obedeció, Dios le hizo rey. Cuando Elías obedeció, Dios hizo que descendiera fuego del cielo y todos supieron quién era el verdadero Dios.

“Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” Deuteronomio 8:1-2 Versión Reina-Valera 1960 .

La obediencia a Dios es un desafío que en algún momento va a confrontar nuestra lógica, razonamiento y conceptos sobre la vida. Quizás lleguen dudas, pero recuerda: Él nunca ha fallado y depositar nuestra fe en sus promesas, permite que su Poder actué con mayor fuerza, porque ya no somos nosotros los que luchamos, sino es Dios quien toma el control.

 

 

 

Hector Colque 
CVCLAVOZ