http://unencuentroconlapalabra1.jimdo.com/

facebook un encuentro con la palabra

http://www.amigosporisrael.org/

 

 

 

Hechos 16:31 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

Conversión del carcelero

 

 

25 Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. 26 De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron. 27 Al despertar el carceleroy ver abiertas todas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar, creyendo que los prisioneros se habían escapado. 28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 29 Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, 30 y después de sacarlos, dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 31 Ellos respondieron: Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa. 32 Y le hablaron la palabra del Señor[n] a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Y él los tomó en aquella misma hora de la noche, y les lavó las heridas; enseguida fue bautizado, él y todos los suyos. 34 Llevándolos a su hogar, les dio de comer[o], y se regocijó grandemente por haber creído en Dios con todos los suyos[p].

 

 

 

 


Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

La Biblia Y El Cansancio, Cuando Te Amenace La Fatiga

 

Cansancio, Cuando Te Amenace La Fatiga

“DIOS LE HA DICHO A SU PUEBLO: QUE REPOSEN AQUÍ LOS FATIGADOS” (Isaías 28:12 NTV)

Ruth Haley Barton acuñó la expresión “dangerous tiredness” (cansancio peligroso). Entre sus síntomas se encuentran:

1) Irritabilidad/hipersensibilidad. Lo que normalmente no te irritaría, como que te adelante una moto cuando vas en el coche o que tu amigo tenga manías, ahora te saca de quicio.

2) Desasosiego. Una sensación de que algo no va bien… te sientes como huyendo… estás exhausto pero no logras conciliar el sueño.

3) Trabajo compulsivo. Mirar el correo a las tantas… no ser capaz de desconectar completamente ni irte de vacaciones… te cuesta disfrutar del tiempo en familia sin interrupciones.

4) Insensibilidad emocional. No “sientes” nada, ni bueno ni malo, y te da miedo verte abrumado si lo sintieras.

5) Comportamiento escapista. Comer, beber, o gastar en exceso, ver demasiado televisión, darse a la pornografía o navegar en Internet de forma descontrolada y compulsiva. No tienes ganas de hacer ejercicio, ni de quedar con amigos, tener un hobby o leer un buen libro. No le ves sentido a tu llamado. Ejerces tu ministerio de forma automática, sin percibir claramente quién eres y a qué te ha llamado Dios. Estás a expensas de tus propios impulsos y a las expectativas de otros porque no has marcado límites para determinar cuándo decir “no” a esas demandas. Te descuidas físicamente. No tienes tiempo para comer bien, dar un paseo, dormir lo suficiente y hacer las cosas del día a día como lavar el coche o tender la ropa.
6) Ahorras tu energía. Tienes miedo de que la gente llegue a agotar tus últimos recursos y por eso te retraes para conservar lo que te queda. Dejas que tus costumbres espirituales decaigan. Lo que normalmente te llena de energía y sabes que te hace bien, como orar, leer, tener un diario y hacer un poco de introspección, se te hace pesado. Si te identificas con algo de lo anterior, lo más probable es que te hayas topado con un muro. Es hora de prestar atención; hablar con Dios y volver a determinar qué es lo importante en tu vida.

“ESTAD QUIETOS Y CONOCED QUE YO SOY DIOS” (Salmos 46:10)

El Cansancio En La Biblia

Según un escritor: “Cuando estés agobiado de tanto quehacer, en lugar de regañarte por las veces que no das la talla “espiritualmente”, va siendo hora de “hacer un torniquete en la herida de las muchas ocupaciones… [o] tendrás una hemorragia espiritual mortal. Hacer más cosas y más rápido no nos traerá paz. Las distracciones no son más que un escape momentáneo. Tarde o temprano tendremos que parar… El Salmo 46:10 dice: “Estad quietos y conoced que Yo soy Dios”. Cuando estamos obligados a quedarnos quietos, la magnitud del peso que llevamos encima parece enorme y la soledad insoportable. Pensamos que la adrenalina del momento hace que no pensemos… que no sintamos… que no seamos conscientes de que tarde o temprano tendremos que hacer una pausa”.
Cuando necesites restaurarte espiritualmente, ve directo al trono, ¡no al teléfono! Aunque tengas muy buenos amigos, ellos no pueden saciar tu necesidad como lo hace Dios. Jesús dijo: “Venid a Mi… y Yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Acepta Su invitación personalizada para hablar con Él y dile cómo te sientes, igual que un niño habla con su padre que le puede ayudar. Prepara un lugar especial para estar a solas con Dios, y disciplínate a ir allí a menudo. Y no le cuentes sólo lo que necesitas, sino escucha lo que Él te quiere decir. No tengas prisa por volver al ritmo frenético del mundo; quédate en la presencia de Dios hasta que entiendas que el peso que llevas encima no tienes por qué llevarlo solo. Lo más importante es encontrar tiempo para lo que consideramos prioritario, así que decide qué es fundamental en tu vida y “busca primeramente el reino de Dios” (Mateo 6:33). Se cumplirá lo de “acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros” (Santiago 4:8).

“CUANDO LO ENCONTRARON LE DIJERON: TODOS TE ESTAN BUSCANDO” (Marcos 1:37 DHH)

Brenda Jank define el sentimiento de culpabilidad como el motor de gran parte de nuestro cansancio: “Cada “sí” dicho por no sentirnos culpables es un “no” a algo importante. Cada día tiene veinticuatro horas, y por muy capaces que seamos de hacer mil cosas a la vez, hay límites de lo que podemos hacer en una jornada… Solemos tender a descuidar las cosas más importantes. Nos irritamos e impacientamos con nuestros seres queridos. Ignoramos la necesidad de sueño. Pasamos muchos días sin hacer caso a la presencia de Dios”. ¿Te sientes identificado? Cuando se corrió la voz de que Jesús había sanado a la suegra de Pedro, se reunió una multitud y Él los ministró hasta bien tarde. A la mañana siguiente se escabulló a un lugar tranquilo para orar. Los discípulos se pusieron a buscarlo y “cuando lo en contraron, le dijeron: Todos te están buscando” (Marcos 1:37 DHH). Pero mira qué respondió Jesús: ‘Vamos a otros lugares’. Se dejó guiar por el Espíritu y no por el sentimiento de culpabilidad.
Antes de presuponer que tu misión es satisfacer toda necesidad que surge, está bien decir: “Déjame orar por eso y luego ya te diré”. Después ora, escucha con atención y toma una decisión teniendo en cuenta cómo responderías a esta pregunta: ‘Si digo “sí”, ¿estaré diciendo “no” a algo importante?’ Es fundamental reconocer aquello para lo que has sido llamado en la fase de la vida en que te encuentres. Y para actuar en consecuencia tienes que ser sincero, humilde y valiente. Cuando te enfrentes a una situación que sabes que te va a desbordar, aunque tú estés dispuesto a pagar el precio, piensa si también vas a comprometer a tu familia a pagarlo.

Plantéatelo.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

¿Carne o Espíritu?

 

 

Cuando una persona se ocupa de llevar una alimentación sana basada en verduras, cereales y alimentos que satisfagan las necesidades de su cuerpo, el resultado es evidente: una buena salud. Pero si contrariamente se sostiene de comida “chatarra” o alimentos que sólo satisfacen el gusto pero no los requerimientos del organismo, será más propenso a adquirir enfermedades e incluso al sobrepeso.

Romanos 8:6 dice: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.”Podemos ocuparnos cualquiera de estas dos opciones:alimentar la carne o el Espíritu y debemos considerar que cada uno tiene un resultado: muerte o vida y paz. ¿Cómo estamos alimentando nuestra vida? ¿En qué estamos invirtiendo nuestros pensamientos, charlas, acciones y tiempo?

En Gálatas 5:19-21 encontramos una lista de evidencias de ocuparse de satisfacer la carne: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
Más los resultados de ocuparse del Espíritu son: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23

Examinemos nuestra vida, ¿estamos alimentando aquello que nos traerá consecuencias negativas o positivas? Seamos sinceros y pidamos a Dios que tenga misericordia y nos dé una nueva oportunidad pero también estemos dispuestos a ser radicales en cortar con todo lo que llegará a contaminarnos 
En el versículo 26 nos asegura que no estamos solos sino que “…Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad…” así que rindamos nuestra vida por completo a Dios para ser hijos espirituales y no carnales.

 

 

 


Soraida Fuentes
CVCLAVOZ