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145 Te
exaltaré mi Dios, oh Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
2 Todos los días te
bendeciré,
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
3 Grande es
el Señor,
y digno de ser alabado en gran manera;
y su grandeza es inescrutable.
4 Una generación
alabará tus obras a otra generación,
y anunciará tus hechos poderosos.
5 En el glorioso
esplendor de tu majestad[a],
y en tus maravillosas obras meditaré.
6 Los
hombres hablarán del
poder[b] de tus hechos portentosos,
y yo contaré tu grandeza.
7 Ellos proclamarán
con entusiasmo la memoria de tu mucha bondad,
y cantarán con gozo de tu justicia.
8 Clemente
y compasivo es el Señor,
lento para la ira y grande en misericordia.
9 El Señor es
bueno para con todos,
y su compasión, sobre todas sus obras.
10 Señor,
tus obras todas te darán gracias,
y tus santos te bendecirán.
11 La gloria de tu
reino dirán,
y hablarán de tu poder,
12 para dar a conocer a
los hijos de los hombres tus[c] hechos
poderosos,
y la gloria de la majestad de tu[d] reino.
13 Tu reino es reino
por todos los siglos,
y tu dominio permanece por todas las generaciones.
14 El Señor sostiene
a todos los que caen,
y levanta[e] a todos los oprimidos[f].
15 A ti
miran[g] los ojos de todos,
y a su tiempo tú les das su alimento.
16 Abres tu
mano,
y sacias el deseo de todo ser viviente.
17 Justo
es el Señor en
todos sus caminos,
y bondadoso en todos sus hechos.
18 El Señor está
cerca de todos los que le invocan,
de todos los que le invocan en verdad.
19 Cumplirá el deseo de
los que le temen,
también escuchará su clamor y los salvará.
20 El Señor guarda
a todos los que le aman,
pero a todos los impíos destruirá.
21 Mi boca
proclamará[h] la alabanza del Señor;
y toda carne bendecirá su santo nombre eternamente y para siempre.
REFLEXION
NADANDO CONTRA LA CORRIENTE
Es impresionante cómo el pez Salmón nada en contra de la corriente del río para poder volver a su lugar de origen, tiene que pasar torrentes que son extremadamente rápidos, y no puede permitirse ni siquiera un descanso, ya que al hacerlo la corriente del río lo arrastraría invariablemente. De la misma manera como hijos de Dios debemos mantener nuestra integridad sin dejarnos llevar por la corriente del mundo.
Al igual que el salmón la pasividad solo nos llevaría a ser arrastrados hacia donde no queremos ir. Desde el mismo momento en que aparecen las dudas en el camino de nuestra fe, corremos serios riesgos de ser llevados por la corriente del mundo. Es por ello que Dios nos da una mandato: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” Josué 1:9 (RVR 1960).
Neyda Cruz
CVCLAVOZ
REFLEXION
Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Obedientes como los recabitas.
En el capítulo 35 del libro de Jeremías encontramos el relato de un grupo de israelitas descendientes de Recab, de quien reciben el nombre de recabitas.
Este era un grupo nómada que se encontraba en las cercanías de Jerusalén, al ser esta ciudad sitiada por los babilonios decidieron refugiarse en ella.
Mientras se encontraban allí, el profeta Jeremías recibió la instrucción de Dios de buscar a los recabitas y de llevarlos al templo, donde debía invitarles vino; la respuesta que recibió de ellos fue una rotunda negativa, puesto que habían recibido la instrucción de Jonadab hijo de Recab, de no beber vino, ni edificar casa, sembrar o retener algo para sí.
En los versículos 12 al 16 del mencionado capítulo, vemos que su ejemplo es utilizado por Dios para amonestar al reino de Judá, que se había alejado del Señor siendo desobediente y adorando a dioses paganos.
La queja del Señor es que como pueblo escogido no habían oído sus constantes llamadas de volverse a Él, de dejar sus malos caminos y corregir sus obras. Contrasta su desobediencia con la obediencia y fidelidad que mostraron los recabitas a la instrucción de su ancestro.
“Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a vosotros desde temprano y sin cesar, y no me habéis oído. Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis. Jeremías 35: 14-15 (RVR1960).
Este relato nos muestra cuán importante es obedecer a Dios, puesto que trae bendición además de la seguridad que implica caminar bajo Su dirección.
El resultado de hacer caso omiso a Su instrucción, deriva inevitablemente en consecuencias dolorosas.
Hoy te animo a considerar el ejemplo de los recabitas, ¿hay algún área de tu vida con la que no eres obediente a Dios? Si es así, es tiempo de volverte a Él y dejar de anteponer tu voluntad a la Suya.
“Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?” Deuteronomio 10:12-13 (RVR1960).
Cesia Serna
CVCLAVOZ