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Salmos 69:29 La Biblia de las Américas (LBLA)

Oración del justo perseguido

Para el director del coro; según Sosanim[a]. Salmo de David.

69 Sálvame, oh Dios,
porque las aguas me han llegado hasta el alma.
Me he hundido en cieno profundo, y no hay donde hacer pie;
he llegado a lo profundo de las aguas, y la corriente me anega.
Cansado estoy de llorar; reseca está mi garganta;
mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios.
Más que los cabellos de mi cabeza son los que sin causa me aborrecen;
poderosos son los que quieren destruirme[b],
sin razón son mis enemigos,
me hacen[c] devolver aquello que no robé.

Oh Dios, tú conoces mi insensatez,
y mis transgresiones no te son ocultas.
¡No se avergüencen de mí los que en ti esperan, oh Señor, Dios[d] de los ejércitos!
¡No sean humillados[e] por mí los que te buscan, oh Dios de Israel!
Pues por amor de ti he sufrido vituperio;
la ignominia ha cubierto mi rostro.
Me he convertido en extraño para mis hermanos,
y en extranjero para los hijos de mi madre.
Porque el celo por tu casa me ha consumido,
y los vituperios de los que te injurian han caído sobre mí.
10 Cuando lloraba afligiendo con ayuno mi alma,
eso se convirtió en afrenta para mí.
11 Cuando hice de cilicio mi vestido,
me convertí en proverbio para ellos.
12 Hablan de mí los que se sientan a la puerta,
y soy la canción[f] de los borrachos.

13 Pero yo elevo a ti mi oración, oh Señor, en tiempo propicio;
oh Dios, en la grandeza de tu misericordia,
respóndeme con tu verdad salvadora[g].
14 Sácame del cieno y no dejes que me hunda;
sea yo librado de los que me odian, y de lo profundo de las aguas.
15 No me cubra la corriente de las aguas,
ni me trague el abismo,
ni el pozo cierre sobre mí su boca.

16 Respóndeme, oh Señor, pues buena es tu misericordia;
vuélvete a mí, conforme a tu inmensa compasión,
17 y no escondas tu rostro de tu siervo,
porque estoy en angustia; respóndeme pronto.
18 Acércate a mi alma y redímela;
por causa de mis enemigos, rescátame.
19 Tú conoces mi afrenta, mi vergüenza y mi ignominia;
todos mis adversarios están delante de ti.

20 La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy enfermo;
esperé compasión, pero no la hubo;
busqué consoladores, pero no los hallé.
21 Y por[h] comida me dieron hiel[i],
y para mi sed me dieron a beber vinagre.

22 Que la mesa[j] delante de ellos se convierta en lazo,
y cuando estén en paz[k], se vuelva una trampa.
23 Núblense sus ojos para que no puedan ver,
y haz que sus lomos tiemblen continuamente.
24 Derrama sobre ellos tu indignación,
y que el ardor de tu ira los alcance.
25 Sea desolado su campamento,
y nadie habite en sus tiendas.
26 Porque han perseguido al que ya tú has herido,
y cuentan del dolor de aquellos que tú has traspasado.
27 Añade iniquidad a su iniquidad,
y que no entren en tu justicia.
28 Sean borrados del libro de la vida,
y no sean inscritos[l] con los justos.

29 Pero yo estoy afligido y adolorido;
tu salvación, oh Dios, me ponga[m] en alto.
30 Con cántico alabaré el nombre de Dios,
y con acción de gracias le exaltaré.
31 Y esto agradará al Señor más que el sacrificio de un buey,
o de un novillo con cuernos y pezuñas.
32 Esto han visto[n] los humildes y se alegran.
Viva vuestro corazón, los que buscáis a Dios.
33 Porque el Señor oye a los necesitados,
y no menosprecia a los suyos que están presos.

34 Alábenle los cielos y la tierra,
los mares y todo lo que en ellos se mueve.
35 Porque Dios salvará a Sion y edificará las ciudades de Judá,
para que ellos moren allí y la posean.
36 Y la descendencia[o] de sus siervos la heredará,
y los que aman su nombre morarán en ella.

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

Hace un momento · 

REFLEXION

Aprende a Contentarte Según La Biblia
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

“…HE APRENDIDO A CONTENTARME…” (Filipenses 4:11b)

Como término medio, nos “bombardean” con aproximadamente trescientos anuncios de publicidad al día, prometiéndonos de todo, desde dientes más blancos hasta coches más rápidos. Es una industria de muchos billones, diseñada para hacernos desear lo que nos quieren vender. Pero hay todo un motivo muy sutil que, en una palabra, se puede describir como una insatisfacción que nos carcome, creando un deseo de obtener más cantidad de cosas, más grandes y mejores. La Biblia dice: “…nada hemos traído a este mundo y… nada podremos sacar. …teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos” (1 Timoteo 6:7-8).

Parece bastante sencillo: comida, ropa y un lugar para dormir. Pero esto no confirma cómo debemos vivir. Cuando le preguntaron a Rockefeller: ¿Cuánto se precisa para satisfacer a alguien? Con una perspicacia excepcional, él le contestó: Un poco más de lo que tiene ahora.

Entonces, ¿significa estar siempre satisfecho no fijar metas o apuntar más alto? ¿Supone eso que no puedo disfrutar de cosas agradables? No, eso quiere decir que todas esas cosas gratas no “te posean”. Aprender a estar contento todo el tiempo es un proceso. Es por eso que Pablo dijo: “…he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia… estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad” (Filipenses 4:11-12). Él llegó a dominar el “arte” de disfrutar de todo lo que se presentara en el camino por haber aprendido a decir: “Esto no es necesario; puedo vivir sin ello”. A Pablo, que dijo a Timoteo que siguiera su ejemplo, le hubiera gustado tanto los filetes de ternera como una lata de sardinas, unas “vacaciones en el Caribe” como vivir bajo un puente, un carruaje cubierto de oro, adornado de diamantes y con cojines de terciopelo como un burro sucio y además, cojo. Su enfoque “daba en el clavo”. Para él, las cosas terrenales eran secundarias. ¡Y para ti lo debería ser también!


“…AL RICO NO LE DEJA DORMIR LA ABUNDANCIA” (Eclesiastés 5:12b)

En una revista reciente, Jane Hammerslough contaba que su familia se mudó a una casa de alquiler escasamente amueblada mientras la suya estaba siendo renovada. En vez de echar de menos lo que habían dejado atrás, para su sorpresa, todos se sintieron liberados. Al volver a casa, se quedaron perplejos por el tremendo montón de cosas que habían almacenado, y empezaron a regalar muchos objetos. Ella concluyó: “Cuando “suficiente” significa “constantemente un poco más”, no tienes hueco para las cosas realmente importantes de la vida”. El mensaje no es nuevo; Salomón ya dijo: “…al rico no le deja dormir la abundancia” (Eclesiastés 5:12b).
Pero el estar libre de ansiedad significa mucho más que tener armarios ordenados. Es una firme convicción de que lo que sí tienes es un regalo de Dios (lee Eclesiastés 5:19) y que su propósito es que lo compartas con los demás. El contentamiento simplemente te libera para disfrutar de lo que Él te ha proporcionado. Así que, con esto en mente, no pierdas la vista de los siguientes principios: compra las cosas para su utilidad y no por su estatus. Ten cuidado con cualquier cosa que te pudiera producir adicción. Acostúmbrate a regalar cosas. No te dejes “atrapar” por los anuncios y su atractivo. Aprende a disfrutar de las cosas, sin necesidad de poseerlas o ser poseído por ellas. Ten cuidado con los anuncios “Compre ahora y pague más tarde”. Apártate de cualquier cosa que te impide poner al Señor en primer lugar en tu vida. Él dice que te dará todo lo que necesites, si buscas “…primeramente el reino de Dios y su justicia…” Mateo 6:33. Cuando tu satisfacción está basada en el estatus o en los bienes, puede ser quitada en un instante. ¡Pero cuando lo está en tu relación con Jesús, ¡nada, absolutamente nada te la podrá robar!

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

La oración de Asa

 

 

Asa fue hijo del rey Abías quien gobernó Judá durante el reinado de Jeroboam en Israel, sucedió el trono cuando su padre murió. Desde el comienzo de su reinado hizo lo que era bueno y agradable a los ojos del Señor su Dios. Quitó la idolatría de su vida y del pueblo. Era un hombre que buscaba a Dios y hacía que el resto del pueblo también lo hiciera. Producto de ello, el pueblo tuvo un periodo de paz de largos años, donde reconstruyó las ciudades destruidas en Judá y nadie se atrevió a hacerles frente porque el Señor los respaldaba.

Después de un tiempo de paz, Asa enfrentó un tiempo de guerra, todo parecía ir en contra de él. Un ejército de un millón de soldados al mando de un etíope llamado Zera estaba frente a Aza y el pueblo. El panorama no se veía nada bien, las circunstancias empeoraban porque el enemigo era mayor en número y cada vez estaba más cerca. Entonces Aza clamó ydijo:

Señor, para ti es igual ayudar al fuerte que al débil. Por tanto, ¡ayúdanos, Señor y Dios nuestro, ya que confiamos en ti, y en tu nombre hemos venido contra este ejército! Tú, Señor, eres nuestro Dios. ¡Muestra que nadie puede oponerte resistencia! 2 Crónicas 14:11 (DHH)

Tres enseñanzas que debemos tomar en cuenta en nuestras oraciones:

1.- Reconoce que solo no puedes: ¡Ayúdanos, Señor y Dios nuestro! Reconocer tu incapacidad no es sinónimo de debilidad, al contrario, es darle fuerza a la debilidad por medio del Todopoderoso. Es decirle: Señor! Yo solo no puedo, mis fuerzas no son suficientes, pero sé que en ti saldré victorioso de este problema!

2.- Confía en Dios y pelea en Su nombre: Confiamos en ti y en tu nombre hemos venido contra este ejército. Tener fe es lo más importante en una oración, porque sin fe es imposible agradar a Dios. Por lo tanto no la pierdas y enfrenta tu problema en el nombre de Jesús.

3.- Declara el Poder de Dios frente a tus circunstancias: Tú Señor eres nuestro Dios. ¡Muéstrate que nadie puede oponerte resistencia! Decir que Dios es Todopoderoso, es decirle a tu enemigo, que no es nada delante del Señor. Por lo tanto, no dejes de adorarlo mencionando la grandeza de su poder.

Sin lugar a dudas una oración sincera y humilde siempre será respondida. Porque los oídos del Señor están atentos al clamor de su pueblo. “Entonces el Señor derrotó a los etíopes en presencia de Asa y del ejército de Judá, y el enemigo huyó.” 2 Crónicas 14:12

Recuerda que la oración es una de nuestras armas más poderosas para enfrentar al enemigo. No dejes de orar, porque todo lo que pidas en oración creyendo lo recibirás.

 

 

 

 

Diego Jora 
CVCLAVOZ