Amós 5:21-23 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

Exhortación al arrepentimiento

 

Oíd esta palabra que yo pronuncio[a] como lamentación sobre vosotros, casa de Israel.
Ha caído, no volverá a levantarse
la virgen de Israel;
abandonada yace en su tierra,
no hay quien la levante.
Porque así dice el Señor Dios[b]:
La ciudad que sale con mil,
se quedará con cien;
y la que sale con cien,
se quedará con diez, en la casa de Israel.

Porque así dice el Señor a la casa de Israel:
Buscadme, y viviréis.
Pero no busquéis a Betel,
ni vayáis a Gilgal,
ni paséis a Beerseba;
porque ciertamente Gilgal será llevada cautiva,
y Betel caerá en desgracia[c].
Buscad al Señor y viviréis,
no sea que El prorrumpa como fuego, oh casa[d] de José,
y consuma a Betel sin que haya quien lo apague;
consuma a los que convierten el juicio en ajenjo
y echan[e] por tierra la justicia.

El que hizo las Pléyades y el Orión,
cambia las densas tinieblas en aurora,
y hace oscurecer[f] el día en noche;
el que llama a las aguas del mar,
y las derrama sobre la faz de la tierra:
el Señor es su nombre.
El es quien desencadena destrucción sobre el fuerte,
y hace que la ruina venga sobre la fortaleza.

10 Ellos odian en la puerta[g] al que reprende,
y aborrecen al que habla con integridad.
11 Por tanto, ya que imponéis fuertes impuestos sobre el[h] pobre
y exigís de él tributo de grano,
las casas de piedra labrada que habéis edificado,
no las habitaréis;
habéis plantado viñas escogidas, pero no beberéis su vino.
12 Pues yo sé que muchas son vuestras transgresiones y graves vuestros pecados:
oprimís al justo, aceptáis[i] soborno
y rechazáis[j] a los pobres en la puerta.
13 Por tanto, el prudente se calla en ese tiempo, pues es tiempo malo.

14 Buscad lo bueno y no lo malo, para que viváis;
y así sea con vosotros el Señor, Dios de los ejércitos,
tal como habéis dicho.
15 Aborreced el mal, amad el bien,
y estableced la justicia[k] en la puerta.
Tal vez el Señor, Dios de los ejércitos,
sea misericordioso con el remanente de José.

16 Por tanto, así dice el Señor, el Señor Dios de los ejércitos:
En todas las plazas hay llanto,
y en todas las calles dicen: ¡Ay! ¡Ay!
Llaman a duelo al labrador,
y a lamentación a los que saben plañir.
17 En todas las viñas habrá llanto,
porque pasaré por en medio de ti —dice el Señor.

18 ¡Ay de los que ansían el día del Señor!
¿De qué os servirá el día del Señor?
Será tinieblas, y no luz;
19 como cuando uno huye de un león,
y se encuentra con un oso,
o va a casa, apoya la mano en la pared,
y lo muerde una culebra.
20 ¿No será tinieblas el día del Señor, y no luz,
oscuridad, y no resplandor?

21 Aborrezco, desprecio vuestras fiestas,
tampoco me agradan[l] vuestras asambleas solemnes.
22 Aunque me ofrezcáis holocaustos y vuestras ofrendas de grano,
no los aceptaré;
ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales cebados.
23 Aparta de mí el ruido de tus cánticos,
pues no escucharé siquiera la música de tus arpas.
24 Pero corra[m] el juicio como las aguas
y la justicia como corriente inagotable.

25 ¿Acaso me ofrecisteis sacrificios y ofrendas de cereal por cuarenta años en el desierto, oh casa de Israel[n]26 Más bien, llevasteis a Sicut[o], vuestro rey, y a Quiyún[p], vuestros ídolos, la estrella de vuestros dioses que hicisteis para vosotros. 27 Yo os haré, pues, deportar más allá de Damasco —dice el Señor, cuyo nombre es Dios de los ejércitos.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Jovenes Cristianos – AÑO 7, AÑO 50

Pasaje clave: Levítico 25.    

 

 

El 7º año, llamado “año sabático”, y el 50º año, llamado “año del jubileo”, eran dos años claves en la vida de los israelitas.

 

En el Año 7.

 

Seis años trabajaban, sembraban y cosechaban la tierra, pero al séptimo año la dejaban descansar. La tierra descansaba para recuperar su fuerza y al mismo tiempo la fe de ellos era probada. No podían sembrar, ni cosechar, simplemente comer de lo que crecía de la tierra en descanso.

 

Ellos sí o sí tenían que depender del cuidado de Dios durante ese séptimo año.

 

Siempre pensamos que todo lo que hacemos es el fruto de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad o de nuestro esfuerzo, especialmente cuando las cosas nos salen bien. También pensamos que si no lo hacemos nosotros nadie más podrá hacerlo, o si no lo hacemos nosotros no habrá buenos resultados y mejores frutos. Sin embargo todo lo que hacemos y obtenemos viene del Señor. Toda tu capacidad, inteligencia, talentos y esfuerzo vienen de Él. Por ti mismo no eres capaz de nada, pero Él te hace capaz. Pero cuando nos olvidamos de esto nos llenamos de orgullo, nos comportamos como unos soberbios, tratamos a los demás como menos que nosotros y fácilmente nos olvidamos de darle gracias a Dios por Su capacidad, Su inteligencia, Sus talentos y Su esfuerzo actuando en nosotros.

 

¿Sabes que significa para ti y para mí disfrutar de éste séptimo año de descanso?

 

Significa tener esta actitud: “Señor, yo no soy tan capaz, no soy tan fuerte, no soy tan inteligente y no siempre puedo soportar lo que me toca vivir. No entiendo determinada actitudes de las personas y no tengo todas las respuestas a lo que me pasa. Necesito depender de ti. Tú me haces falta. Tú eres mi alegría y mi protección. Eres mi fuerza y mi seguridad. Cuando hago las cosas por mí mismo, confiando en mis propias fuerzas, termino cansado, malhumorado, equivocándome y desanimado. Sé mi fuerza, mi gozo y mi confianza”.

 

Y en el Año 50… “¡Y que suenen los tambores y siga la fiesta!”

 

Cada 50 años los israelitas celebraban una súper fiesta. No, no es una exageración. Lo que pasaba en el año 50 era motivo de muchísima alegría, gozo y satisfacciones: 25:11 al 55.

¿Te das cuenta? Ese no era un año común y corriente. Era muy especial y muy esperado porque era el año de la libertad, de recuperar lo que le pertenecía a cada uno y de descansar.

¿Sabías que EN Cristo puedes vivir, disfrutar y valorar cada uno de tus días, meses y años como especiales? La libertad que Jesús te da y tu corazón agradecido por lo que te toca vivir son las claves para disfrutar y vivir al máximo cada momento. Cada día que pasa es un día menos que falta para tu encuentro con Jesús.

 

¡Gózate!

 

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

 

 

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

REFLEXION

 

 

LO IMPORTANTE NO ES HUIR DE LAS TORMENTAS, SINO TENER...

 

 

Cuentan que un día un campesino le pidió a Dios le permitiera mandar sobre la Naturaleza para que -según él - le rindieran mejor sus cosechas.

 

¡Y Dios se lo concedió!

 

Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía más regularmente; etc.

Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor fueron grandes porque resultó un total fracaso. Desconcertado y medio molesto le preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas que creyó convenientes.

Pero Dios le contestó - "Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la destruyan..."-

Así nos pasa: queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, nada de problemas.

El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás. Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer.

Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona, para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por chubascos pasajeros.

 

LO IMPORTANTE NO ES HUIR DE LAS TORMENTAS, SINO TENER FE Y CONFIANZA EN QUE PRONTO PASARÁN Y NOS DEJARÁN ALGO BUENO EN NUESTRAS VIDAS.

 

 

Habacuc 3:17-19
Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos; aunque mienta la obra de la oliva, y los labrados no me den ni para mantenerme. Aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales; con todo eso yo me alegraré en el Señor y me gozaré en el Dios de mi salvación. El Señor es mi fortaleza... y me hará andar sobre alturas
Nahúm 1:7
Bueno es Dios para fortaleza en el día de la angustia; y conoce á los que en él confían.
Salmos 9:9
Y será Dios refugio al pobre, Refugio para el tiempo de angustia.