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Génesis 14:1-3,13 La Biblia de las Américas (LBLA)

La guerra de los reyes

 

14 Y aconteció en los días de Amrafel, rey de Sinar, Arioc, rey de Elasar, Quedorlaomer, rey de Elam, y Tidal, rey de Goyim[a], que éstos hicieron guerra a Bera, rey de Sodoma, y a Birsa, rey de Gomorra, a Sinab, rey de Adma, a Semeber, rey de Zeboim, y al rey de Bela, es decir, Zoar. Todos éstos se reunieron como aliados[b] en el valle de Sidim, es decir, el mar Salado. Doce años habían servido a Quedorlaomer, pero en el año trece se rebelaron. Y en el año catorce, Quedorlaomer y los reyes que estaban con él, vinieron y derrotaron[c] a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim[d], y a los horeos en el monte de Seir hasta El-parán, que está junto al desierto. Entonces volvieron a En-mispat, es decir, Cades, y conquistaron[e] todo el territorio de los amalecitas, y también a los amorreos que habitaban en Hazezon-tamar. Y salió el rey de Sodoma, con el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, es decir, Zoar, y presentaron batalla contra ellos en el valle de Sidim: esto es, contra Quedorlaomer, rey de Elam, Tidal, rey de Goyim[f], Amrafel, rey de Sinar, y Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. 10 Y el valle de Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y el rey de Sodoma y el de Gomorra huyeron y cayeron allí. Y los demás huyeron a los montes. 11 Entonces tomaron todos los bienes de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones, y se fueron. 12 Y tomaron también a Lot, sobrino de Abram, con todas sus posesiones, pues él habitaba en Sodoma, y partieron.

Abram libera a Lot

13 Y uno de los que escaparon[g] vino y se lo hizo saber a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar[h] de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, y éstos eran aliados de[i] Abram. 14 Al oír Abram que su pariente[j] había sido llevado cautivo, movilizó a sus hombres adiestrados nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y salió en su persecución hasta Dan. 15 Y por la noche, él, con sus siervos, organizó sus fuerzas[k] contra ellos, y los derrotó[l] y los persiguió hasta Hoba, que está al norte[m] de Damasco. 16 Y recobró todos sus bienes, también a su pariente[n] Lot con sus posesiones, y también a las mujeres y a la gente.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¿Cómo Saber Esperar Según La Biblia?
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0


“ALMA MÍA, ESPERA EN SILENCIO SOLAMENTE EN DIOS…” (Salmo 62:5 Biblia de las Américas)

Daniel Coleman define la capacidad de saber esperar “la actitud por excelencia”.

Para tenerla, se necesitan dos cualidades:

1) Humildad.
“Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores… así nuestros ojos miran al Señor, nuestro Dios…” (Salmo 123:2).
Se cuenta de un hombre que esperó tanto para ver a su médico que acabó mandándole una factura por el tiempo gastado. En serio, en la vida hay una correlación entre el estatus de una persona y lo que tiene que esperar.

Las personas de posiciones más bajas normalmente tienen que esperar a las de posición más elevada; y los sabios aprenden a enfrentar este hecho con paciencia y calma.

El esperar nos recuerda que no estamos en control; nos da lecciones necesarias de humildad.

2) La confianza.
“Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia” (Proverbios 3:5).

En el mundo de los trapecistas, se establece una relación muy estrecha entre el que vuela y el que atrapa al volador.
En cuanto el primero se suelta, debe confiar en que el otro le va a agarrar.

Asimismo, nosotros debemos hacer lo que Dios nos indica y luego esperar en Él, aunque no veamos claramente su mano.
En esas etapas de la vida se profundiza y desarrolla nuestra fe. “Alma mía, espera en silencio solamente en Dios…” (Salmo 62:5 Biblia de las Américas).

Escribe Eugene Peterson:

“Cuando oramos, nos damos cuenta de que Dios está actuando y que cuando se den las circunstancias, cuando los otros de quienes dependemos estén en el lugar adecuado y cuando nuestros corazones tengan la actitud correcta, Él nos impulsará a la acción.

Esperar en oración es negarse, disciplinadamente, a actuar antes de que Dios lo indique. La palabra para hoy es, entonces, “aprende a esperar; ¡es la actitud por excelencia!”

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

El poder de la palabra.

 

 

Rusell Morse, misionero en China, fue encarcelado durante casi 2 años y en todo ese tiempo vivió abandonado sin poder ver la luz del día ni disfrutar libremente de la noche e incluso no tuvo contacto con el exterior.

Cuando Rusell fue liberado declaró lo siguiente: “Probablemente me hubiese vuelto loco si no hubiese podido recordar los versículos de la biblia”.

“La enseñanza de tu palabra da luz (…)” Salmos 119:130 (NTV).
Nosotros que aún tenemos la posibilidad de poseer una Biblia, disfrutamos del privilegio de tener en las manos un tesoro especial; conscientes de tan grande honor, la pregunta que debemos hacernos es ¿Cuánto tiempo invertimos para meditar en la palabra? ¿Cuántos versículos tenemos memorizados? ¿Qué pasaría si nos quitaran la biblia?

En varias oportunidades, y a lo largo de los años y épocas, han tratado de eliminar la palabra de Dios, pero a pesar de todos los atentados contra este libro maravilloso hoy tenemos la oportunidad de tenerlo, pero ¿Cuál es nuestra actitud frente a la palabra?

Muchos buscamos una respuesta a los problemas, una guía para tomar decisiones o buscamos esperanza en medio de la aflicción y es en esos momentos tan importantes y determinantes que olvidamos que la respuesta, la luz y esperanza está en la palabra de Dios “Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino” Salmos 119:105 (NTV)

Si gozas de la oportunidad de tener una Biblia a tu disposición y tienes la libertad de leerla y compartirla con aquellas personas que necesitan un mensaje de vida, no dudes en abrir ese tesoro que Dios inspiró para ti.

No escondas o dejes de lado esa fortuna que Dios te dio a través de su palabra y recuerda que aunque muchos hayan tratado de destruirlo está ahí para ti.

“El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás” Mateo 24:35 (NTV)

 

 

Judith Quisbert
CVCLAVOZ