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Apocalipsis 22: 1,2,17 La Biblia de las Américas (LBLA)

El río de la vida y el árbol de la vida

22 Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad[a]. Y a cada lado[b] del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de[c] fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árboleran para sanidad de las naciones. Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí[d], y sus siervos le servirán. Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tendrán[e] necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.

La venida de Cristo

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas; y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, envió a su ángel para mostrar a sus siervoslas cosas que pronto han de suceder. He aquí, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Y cuando oí y vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostró estas cosas. Y me dijo*: No hagas eso[f]; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

10 También me dijo*: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro[g] siga siendo impuro[h], que el justo siga practicando la justicia, y que el que es santo siga guardándose santo. 12 He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo para recompensar[i] a cada uno según sea su obra. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. 14 Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad. 15 Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales[j], los asesinos, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira.

Testimonio final

16 Yo, Jesús, he enviado a mi ángel a fin de daros testimonio de estas cosas para[k] las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, el lucero resplandeciente de la mañana.

Invitación final

17 Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.

Advertencia final

18 Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá[l] sobre él las plagas que están escritas en este libro; 19 y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos[m] en este libro.

Oración final

20 El que testifica de estas cosas dice: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús.

21 La gracia del Señor Jesús sea con todos[n]. Amén.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

ANHELABAN UNA [PATRIA] MEJOR, ESTO ES, CELESTIAL (Hebreos 11:16)
Publicado por: Devocionales en Devocionales 0

 

 

Abraham no tenía ni idea de adónde le llevaba Dios; lo único que sabía era que no podía quedarse donde estaba. ¡Imagínate explicando algo así a tus amigos! Pero en lugar de cuestionar a Dios, leemos: “Por la fe Abraham” salió sin saber a dónde iba (Hebreos 11:8). En ningún momento consideró volverse a casa cuando las cosas se pusieron difíciles. Sabía que en su caso particular, Dios no estaba en el lugar de donde había salido. La Escritura recuerda a Jefté por su victoria espectacular contra los amonitas y por un voto que hizo antes de ir a la batalla, un voto que cumplió: “Le he dado mi palabra a Jehová y no podré retractarme” (Jueces 11:35).

Israel permaneció estancado en el desierto porque seguía añorando Egipto. Cada vez que Dios les ordenaba: “Id a Canaán”, ellos decían: “Pero allá en Egipto teníamos” Muchos de nosotros no disfrutamos de la vida cristiana porque anhelamos lo bien que lo pasábamos antes. Al igual que el pueblo de Israel, pensamos en los ajos y los puerros de Egipto mientras estamos en medio del desierto alimentándonos con el maná. Si esa es tu forma de pensar, ¡siempre acabarás volviendo al punto de partida! Es posible que el lugar de donde saliste parezca atractivo, pero Dios no está allí; Él está en tu futuro. Medita en estas palabras: “Pues si hubieran estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad” (Hebreos 11:15-16). Cuando caminas con Dios, ¡no hay vuelta atrás!.

Si hoy estas pasando por una situación difícil, donde ves que no hay más salida. Piensa que Dios esta contigo empujando y sosteniendo tu vida para no retroceder. No olvides que Mayor es el que esta en ti que el que esta en el mundo.

Que tengas un día sobrenatural hacia adelante siempre en los planes de Dios.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Olimpiadas.

 

 

Cuando un atleta logra ganar una medalla de oro, generalmente corre a abrazar a su entrenador, a sus amigos y a los familiares que lo hayan acompañado. La emoción es evidente durante esos segundos, pero quizás la explosión completa de alegría llega cuando sube al podio para recibir su premio.

Como todos sabemos, se empieza a repartir las medallas de oro, plata y bronce, entre el primer, el segundo y el tercer lugar respectivamente. Después llega otro momento emotivo: el himno nacional del país al que representa el ganador de la presea dorada es entonado. Muchos hombres y mujeres que llegaron ese momento no pueden contener la emoción y simplemente lloran, conmovidos recordando el camino que han recorrido hasta llegar a ese instante.

Kerri Lee Walsh, una voleibolista profesional estadounidense, refiriéndose a ese momento dijo durante una entrevista: “No existen suficientes palabras bellas para describir la satisfacción… Toda la gratitud que uno siente en ese momento. Es algo que brinda humildad también. Es la culminación de una etapa. Son cuatro años u ocho o toda una vida para llegar a ese momento… Pienso en todas las personas que me han ayudado y han estado ahí para mí a lo largo del camino y los llevo conmigo al podio. El mejor agradecimiento que puedo darles es haber ganado...”

Podríamos comparar ese momento de premiación, aunque en una medida mucho menor, con el momento de recibir el galardón en los cielos: Apocalipsis nos describe los instantes en los que recibiremos una corona de oro y la paga por nuestras obras realizadas en la tierra, también entonaremos una canción de alabanza a Dios por su regalo de Salvación e incluso la Biblia dice que Él mismo enjugará las lágrimas de nuestros rostros.

En las olimpiadas hay gente que se prepara toda su vida para llegar a ese instante, muchos se sienten satisfechos por haber quedado entre los 10 o 5 primeros lugares del mundo, pero el objetivo siempre es ganar la medalla de oro y ser el número 1. El apóstol Pablo nos anima a esforzaron por ese primer lugar en la carrera de la fe.

“Ustedes saben que en una carrera todos corren, pero solamente uno recibe el premio. Pues bien, corran ustedes de tal modo que reciban el premio. Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que en seguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita.” 1 Corintios 9:24-27 Versión Dios Habla Hoy
Sigue luchando y sigue adelante, sabiendo que Dios está preparando un galardón para premiar tu trabajo y tu fidelidad.

 

 

 


Héctor Colque
CVCLAVOZ