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2 Reyes 19:4  La Biblia de las Américas (LBLA)

Ezequías y el profeta Isaías

19 Y sucedió que cuando oyó esto el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, se cubrió de cilicio y entró en la casa del Señor. Envió entonces a Eliaquim, mayordomo de la casa real, con el escriba Sebna y los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías, hijo de Amoz. Y ellos le dijeron: Así dice Ezequías: “Este día es día de angustia, de reprensión y de desprecio, pues hijos están para nacer[a], pero no hay fuerzas para dar a luz. “Tal vez el Señor tu Dios oirá todas las palabras del Rabsaces, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para injuriar al Dios vivo, y lo reprenderá por las palabras que el Señortu Dios ha oído. Eleva, pues, una oración por el remanente que aún queda.” Cuando llegaron los siervos del rey Ezequías ante Isaías,éste[b] les dijo: Así diréis a vuestro señor: “Así dice el Señor: ‘No temas por las palabras que has oído, con las que los criados del rey de Asiriame han blasfemado. ‘He aquí, pondré en él un espíritu, oirá un rumor y se volverá a su tierra; y en su tierra lo haré caer a espada.’”

Entonces el Rabsaces volvió y halló al rey de Asiria peleando contra Libna, pues había oído que el rey había partido de Laquis. Y les oyó[c]decir acerca de Tirhaca, rey de Etiopía[d]: He aquí, ha salido a pelear contra ti. Entonces envió de nuevo mensajeros a Ezequías, diciendo:10 Así diréis a Ezequías, rey de Judá[e]: “No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: ‘Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.’ 11 “He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todas las naciones[f], destruyéndolas por completo, ¿y serás tú librado?12 “¿Acaso los libraron los dioses de las naciones que mis padres destruyeron, es decir, Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13 “¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?”

14 Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó[g], y subió a la casa del Señor y[h] la extendió delante del Señor.15 Y oró Ezequías delante del Señor, y dijo: Oh Señor, Dios de Israel, que estás[i] sobre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la tierra. 16 Inclina, oh Señor, tu oído y escucha; abre, oh Señor, tus ojos y mira; escucha las palabras que Senaquerib ha enviado para injuriar al Dios vivo. 17 En verdad, oh Señor, los reyes de Asiria han asolado las naciones y sus tierras, 18 y han echado sus dioses al fuego, porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y piedra; por eso los han destruido. 19 Y ahora, oh Señor, Dios nuestro, líbranos, te ruego, de su mano para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú, oh Señor, eres Dios.

20 Entonces Isaías, hijo de Amoz, envió a decir a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de Israel: “Lo que me has rogado acerca de Senaquerib, rey de Asiria, he escuchado.” 21 Esta es la palabra que el Señor ha hablado contra él:

“Te ha despreciado y se ha burlado de ti
la virgen hija de Sion;
ha movido la cabeza a tus espaldas
la hija de Jerusalén.
22 “¿A quién has injuriado y blasfemado?
¿Y contra quién has alzado la voz
y levantado con altivez[j] tus ojos?
¡Contra el Santo de Israel!
23 “Por mano de tus mensajeros has injuriado al Señor,
y has dicho: ‘Con mis numerosos carros
subí a las cumbres de los montes,
a las partes más remotas del Líbano;
corté sus altos cedros y sus mejores cipreses,
y entré[k] en su morada más lejana, en su más frondoso bosque.
24 ‘Yo cavé pozos y bebí aguas extranjeras,
y sequé[l] con la planta de mi pie
todos los ríos de Egipto[m].’

25 “¿No has oído?
Hace mucho tiempo que lo hice,
desde la antigüedad lo había planeado.
Ahora lo he realizado,
para que conviertas las ciudades fortificadas
en montones de ruinas.
26 “Sus habitantes, faltos de fuerzas[n],
fueron desalentados y humillados;
vinieron a ser como la vegetación del campo
y como la hierba verde,
como la hierba en los techos que se quema
antes de que haya crecido.
27 “Pero conozco tu sentarte,
tu salir y tu entrar,
y tu furor contra mí.
28 “Porque te has airado contra mí,
y porque tu arrogancia[o] ha subido hasta mis oídos,
pondré, pues, mi garfio en tu nariz
y mi freno en tus labios,
y te haré volver por el camino por donde viniste.

29 “Esto te será por señal: Este año comeréis[p] lo que crezca espontáneamente; el segundo año lo que nazca de por sí, y en el tercer año sembrad, segad, plantad viñas y comed su fruto. 30 “Y el remanente de la casa de Judá que se salve, echará de nuevo raíces por debajo y dará fruto por arriba. 31 “Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte Sion sobrevivientes[q]. El celo del Señor de los ejércitos[r] hará esto. 32 “Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: ‘El no entrará en esta ciudad, ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo, ni levantará terraplén contra ella. 33 ‘Por el camino que vino, por él se volverá, y no entrará en esta ciudad’ —declara el Señor. 34 “Porque defenderé esta ciudad para salvarla por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.”

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales Cristianos – Siempre Gozosos
Por Pastor Carlos Vargas Valdez 0


Devocional – Siempre Gozosos.

 


El creyente consagrado a Cristo experimentará un gozo genuino ante las promesas del Señor y no reparará en gozarse durante su vida de servicio, pues tiene esperanza en esta vida y en la venidera (Romanos 12.12).

Esto es lo que enseña el apóstol Pablo en 1 Timoteo 4.7, 8 cuando dice: «Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal de poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera».

El cristiano que se goza en la esperanza, también aceptará el sufrimiento durante los momentos de tribulación y más cuando sabe que todo obra para bien a los que aman a Dios, esto es a los que conforme a sus propósitos son llamados.

Es bueno recordar que la esperanza mitiga el sufrimiento. «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios» (Romanos 8.18).

De igual manera como se espera que un creyente consagrado, sea un creyente amoroso, hacedor de lo bueno, diligente en el servicio, gozoso en la esperanza y sufrido en la tribulación, también se espera de él que sea constante en la oración.

En el libro de los Hechos encontramos algunos pasajes que nos muestran el deseo y la constancia en la oración de los creyentes consagrados (Hechos 2.42, 46, 47; 6.4; 12.5, 12). No hay mayor prueba de madurez espiritual que pasar victoriosos por este requerimiento del Señor. Ora sin cesar (1 Tesalonicenses 5.17).

Colaboración del pastor José R. Mallén Malla

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


¿Pasaste la prueba?

 

 

En el proceso de crecimiento nos capacitamos para muchas cosas, pero realmente veremos si hemos aprendido cuando apliquemos la enseñanza en nuestras vidas. En esta oportunidad quisiera compartir contigo una prueba que Jesús realizó a sus discípulos:

“Cuando Jesús alzó los ojos y vio que una gran multitud venía hacia Él, dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para que coman éstos?” Pero decía esto para probarlo, porque Él sabía lo que iba a hacer.

Felipe Le respondió: “Doscientos denarios (salario de 200 días) de pan no les bastarán para que cada uno reciba un pedazo” Uno de Sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo a Jesús: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?” Juan 6:5-9

En estos pasajes podemos notar que los discípulos reprobaron en la prueba, ellos habían visto los milagros y las maravillas de Dios por lo que podrían haber estado confiados en que Jesús haría algo al respecto, pero simplemente no creyeron.

“Hagan que la gente se siente,” dijo Jesús. Y había mucha hierba en aquel lugar; así que se sentaron. El número de los hombres era de unos cinco mil. Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban sentados; y lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que querían. 
Cuando se saciaron, dijo a Sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada.” Ellos los recogieron, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.” Juan 6:5-13

El Señor alimentó a la multitud con cinco panes y dos peces, y no solamente comieron hasta saciarse, sino que además sobró el alimento ¡Qué grande es Dios!

Seguramente has escuchado quién es Jesús y lo que Él hizo por nosotros, pero donde realmente se mostrará lo que has aprendido del Maestro será en el tiempo de necesidad. Quizá estás actuando como los discípulos y te estás preguntando ¿Qué haré?; te animo a cambiar de mentalidad y confiar en Jesús, ten Fe y la seguridad en que Él puede ayudarte.

Shirley Chambi
CVCLAVOZ