1 Timoteo 5:19

La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

Otras recomendaciones

 

 

 

 

17 Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación[e] y en la enseñanza. 18 Porque la Escritura dice: No pondras bozal al buey cuando trilla, y: El obrero es digno de su salario. 19 No admitas acusación contra un anciano, a menos de que haya[f] dos o tres testigos. 20 A los que continúan en pecado, repréndelos en presencia de todos para que los demás tengan temorde pecar. 21 Te encargo solemnemente en la presencia de Dios y de Cristo Jesús y de susángeles escogidos, que conserves estos principios sin prejuicios, no haciendo nada conespíritu de parcialidad. 22 No impongas las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo[g]así la responsabilidad por los pecados de otros; guárdate libre de pecado[h]23 Ya no bebas agua sola, sino usa un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades. 24 Los pecados de algunos hombres son ya evidentes, yendo delante de ellos al juicio; mas a otros, sus pecados los siguen. 25 De la misma manera, las buenas obras son evidentes, y las que no lo son no se pueden ocultar.

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

Promesas – El Borrador

 

 

 

Cometerás muchos errores en la vida. Sin embargo recuerda, que te he puesto un borrador para que cada vez que los cometas, simplemente puedas borrarlos y volver a escribir.

Ante los errores en la vida… Usa tu cabeza.

1 Juan 1:9
Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.

Salmos 32:5
Te manifesté mi pecado, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al SEÑOR; y tú perdonaste la culpa de mi pecado.

Salmos 51:2
Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado.

Proverbios 28:13
El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y los abandona hallará misericordia.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

QUIÉN PUEDE DECIR QUE ES PERFECTO
Devocionales, Reflexión

 



Es tan fácil dañar a una persona o resultar dañado por alguien, a veces no se miden las palabras y no se piensa en las consecuencias que acarrea el hablar o actuar a la ligera; por lo general, cuando esto sucede no se analizan las secuelas y en la mayoría de las ocasiones cuando se cae en cuenta del error cometido, ya ha sido demasiado tarde porque el daño está hecho.

Cuántas veces por ejemplo se nos ha enseñado que el hablar mal de las otras personas, es una actitud desagradable y sin embargo aún sabiéndolo, existen personas que se prestan para hacer parte de este juego, y este tipo de actitudes no escatima la posición que ocupan las personas en la sociedad; es decir, este molesto hábito lo puede ejercer desde la persona más preparada hasta el que tuvo menor oportunidad de estudiar y recibir algún tipo de formación, en pocas palabras, no es cuestión de intelecto y mucho menos de status.

Lo más triste, es que no le damos la importancia al poder que tienen las palabras una vez las pronunciamos; algo que me sorprende de la palabra de Dios es su efectividad y su poder, todo, absolutamente todo lo que está escrito en ella una vez tenemos nuestra fe puesta en Jesucristo, se cumple.

Así mismo, todo lo que sale de nuestros labios tiene poder para destruir o edificar, y no sólo nuestra vida sino la vida de los demás.

Lo irónico es que por lo general cuando alguien habla mal de otra persona, no se está dando cuenta que quien está quedando mal es ella misma, quién podría confiar en alguien así, sería muy ingenuo quien lo haga.

Ahora, nadie puede decir que en algún momento de su vida no ha caído en este error, quién puede decir que es perfecto, ¡ay Dios! ninguno lo podría decir, el único perfecto es Jesucristo y Él todo el tiempo nos está invitando a seguir el ejemplo que nos da; pero la carne es sucia y siempre querrá alimentarse de este tipo de hábitos tan dañinos.

Lo malo es que cada vez que alguien habla mal de otra persona, en su corazón se van albergando sentimientos de odio, envidia y resentimiento y siempre será esa persona la que termina perdiendo.

La misma palabra lo dice en Proverbios 18: 21 “La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias” (Traducción Lenguaje Actual).

Cuando te encuentres cerca de alguien con este tipo de hábito no te prestes ni siquiera para escucharla, pues esto sería omisión y de todas formas harías parte de su juego independientemente de que no digas nada, fíjate bien quién te rodea, quiénes son tus amigos, un amigo de verdad no está hablándote mal de otras personas, pues el día de mañana no le resultará difícil hablar mal de ti. Sin embargo, con tu actitud puedes ayudar a esa persona para que deje ese mal hábito y entienda que al final la persona más perjudicada será ella misma. 

No olvides que tú eres luz en la oscuridad.

Es fácil saber lo que alguien guarda en su corazón, sólo basta con escucharlo hablar. 

“Si el árbol es bueno, dará buen fruto; si el árbol es malo, dará mal fruto; pues el árbol se conoce por su fruto.¡Raza de víboras! ¿Cómo pueden decir cosas buenas, si ustedes mismos son malos? De lo que abunda en el corazón, habla la boca. El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en él, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en él. Y yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de cualquier palabra inútil que hayan pronunciado. Pues por tus propias palabras serás juzgado, y declarado inocente o culpable”. Mateo 12:33-37 (Dios Habla Hoy).

Es cierto, nadie puede decir que es perfecto, pero que esto no se nos convierta en una justificación para caer en el desagradable hábito de hablar mal de los demás; siempre es bueno recordar de quién somos imitadores, de Jesús, Él por supuesto no se sentirá orgulloso de nosotros si estamos por ahí, hablando mal de otras personas, más bien recordemos a quién estamos agrandando y que sea el Espíritu Santo quien nos ayude a perfeccionar nuestra manera de hablar para que todo lo que salga de nuestros labios sea de beneficio para nosotros mismos y para las demás personas que se encuentran a nuestro alrededor.

Si hablan mal de ti, no te preocupes, ellos son los que están quedando mal y tendrán que rendir cuentas a Dios de sus palabras, que tu paz no sea perturbada por las malas intensiones de otras personas, Cristo Jesús está contigo, entonces ¿quién podrá estar en contra tuya?

Que Dios bendiga a cada una de esas personas y llene los vacíos que tienen en su corazón con el amor que sólo Él tiene para dar. Amén.

“Cada uno se llena con lo que dice y se sacia con lo que habla”
Proverbios 18:20 (Nueva Versión Internacional).

 



Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

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