1 Samuel 10 :24

La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

Saúl ungido por Samuel

 

 

 

10 Tomó entonces Samuel la redoma de aceite, la derramó sobre la cabeza de Saúl[a], lo besó y le dijo: ¿No te ha ungido el Señor por príncipe sobre su heredad? Cuando te apartes hoy de mí, hallarás a dos hombres cerca del sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, y te dirán: “Las asnas que fuiste a buscar han sido halladas. Y he aquí, tu padre ha dejado de preocuparse por[b] las asnas y está angustiado por vosotros, diciendo: ‘¿Qué haré en cuanto a mi hijo?’” De allí seguirás más adelante, llegarás hasta la encina[c] de Tabor, y allí te encontrarás con tres hombres que suben a Dios en Betel, uno llevando tres cabritos, otro llevando tres tortas de pan y otro llevando un odre de vino; ellos te saludarán y te darán dos tortas de pan, las cuales recibirás[d] de sus manos. Después llegarás a la colina de Dios[e] donde está la guarnición de los filisteos; y sucederá que cuando llegues a la ciudad, allá encontrarás a un grupo de profetas que descienden del lugar alto con arpa, pandero, flauta y lira delante de ellos, y estarán profetizando. Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con gran poder, profetizarás con ellos y serás cambiado en otro hombre. Cuando estas señales te hayan sucedido, haz lo que la situación requiera[f], porque Dios está contigo. Descenderás delante de mí a Gilgal, y he aquí, yo descenderé a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Esperarás siete días hasta que venga a ti y te muestre lo que debes hacer.

Y sucedió que cuando él volvió la espalda para dejar a Samuel, Dios le cambió el[g] corazón, y todas aquellas señales le acontecieron en aquel día. 10 Cuando llegaron allá a la colina[h], he aquí, un grupo de profetas salió a su encuentro; y el Espíritu de Dios vino sobre él con gran poder, y profetizó entre ellos. 11 Y sucedió que cuando todos los que le conocían de antes vieron que ahora profetizaba con los profetas, los del pueblo se decían unos a otros: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Está Saúl también entre los profetas? 12 Y un hombre de allí respondió, y dijo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por lo cual esto se hizo proverbio: ¿Está Saúl también entre los profetas? 13 Cuando acabó de profetizar vino al lugar alto.

14 Y un tío de Saúl le dijo a él y a su criado: ¿Adónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas. Cuando vimos que no aparecían, fuimos a Samuel. 15 Y el tío de Saúl dijo: Te ruego que me cuentes qué os dijo Samuel. 16 Y Saúl respondió a su tío: Nos hizo saber claramente que las asnas habían sido halladas. Pero Saúl no le contó acerca del asunto del reino que Samuel le había mencionado.

17 Después Samuel convocó al pueblo delante del Señor en Mizpa; 18 y dijo a los hijos de Israel: Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré del poder[i] de los egipcios y del poder[j] de todos los reinos que os oprimían.” 19 Pero vosotros habéis rechazado hoy a vuestro Dios, que os libra de todas vuestras calamidades y vuestras angustias, y habéis dicho: “No, sino[k] pon un rey sobre nosotros.” Ahora pues, presentaos delante del Señor por vuestras tribus y por vuestras familias[l]. 20 Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel, y fue escogida por sorteo la tribu de Benjamín. 21 Entonces hizo que se acercara la tribu de Benjamín por sus familias, y fue escogida la familia de Matri. Y Saúl, hijo de Cis, fue escogido; pero cuando lo buscaron no lo pudieron hallar. 22 Volvieron, pues, a inquirir del Señor: ¿Ha llegado ya el hombre aquí? Y el Señor respondió: “He aquí, está escondido junto al bagaje.” 23 Corrieron y lo trajeron de allí, y cuando estuvo en medio del pueblo, de los hombros arriba sobrepasaba a todo el pueblo. 24 Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Veis al que el Señor ha escogido? En verdad que no hay otro como él entre todo el pueblo. Entonces todo el pueblo gritó, y dijo: ¡Viva el rey! 25 Entonces Samuel dio[m] al pueblo las ordenanzas del reino, y las escribió en el libro, el cual puso delante del Señor. Y despidió Samuel a todo el pueblo, cada uno a su casa. 26 También Saúl se fue a su casa en Guibeá, y con él fueron los valientes cuyos corazones Dios había tocado. 27 Pero ciertos hombres indignos[n] dijeron: ¿Cómo puede éste salvarnos? Y lo menospreciaron y no le trajeron presente alguno. Mas él guardó silencio.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

Entre menos diga, Mejor



Promesas de Dios-> A menudo me arrepiento de lo que dije: Nunca de haberme callado.

Cuando se sienta movido a expresar una opinión mida el impacto de sus palabras y mantenga esto presente: Entre menos diga, mejor.

 

 

 

 

 



Proverbios 10:19
En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente.

Santiago 1:19
Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira;

Santiago 3:2
Porque todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

Job 11:2
¿Quedará sin respuesta esa multitud de palabras, y será absuelto el que mucho habla?

Proverbios 17:27
El que retiene sus palabras tiene conocimiento, y el de espíritu sereno es hombre entendido.

Proverbios 18:21
Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto.

Eclesiastés 5:2
No te des prisa en hablar, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra; por tanto sean pocas tus palabras.

Eclesiastés 5:3
Porque los sueños vienen de la mucha tarea, y la voz del necio de las muchas palabras.

 

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

REFLEXION

FE NO ES DUDAR
Devocional – FE NO ES DUDAR

Publicado por: Edgardo Tosoni en Devocional Cristiano

 

 

 

 

 





Pasaje clave: Proverbios 24:30-34.

Una persona que no cree en sí misma, tendrá vagancia.

La va­gancia es la creencia de que no podemos hacer las cosas; el vago es un experto en poner excusas, vive todo el día dormido.

Proverbios dice: “¡Hasta cuando has de dormir, vago!”

El vago no tiene acción, porque no se cree capaz de conquistar aquello que está dentro suyo, no tiene fe.

Un filósofo dijo: “un hombre es tan miserable como piensa que es”, a lo que otro afirmó: “ellos pueden porque piensan que pueden”.

La Biblia dice, “El vago desea pero nunca alcanza” (Prov.13:4).

“El vago pone la mano en el plato, pero no lleva el bocado a la boca porque le pesa” (Prov.19:24) dice Salomón. Es decir, al vago todo le pesa.

“La codicia del vago lo lleva a la muerte” (Prov. 21: 24), lo que signi­fica que se muere del corazón por el estrés de no hacer nada.

Y a la vez, Prov. 26:16 cita: “Se cree más sabio que siete sabios”, y no sabe ni quiere reconocer su vagancia.

Y como la persona no cree en sí misma, será pesimista.

El pesimista siempre idealiza lo que pasó, llora su presente e idealiza su pasado; cuando va al fu­turo idealiza su pasado y llora su presente.

Siempre pensará negativamente: “A mí nunca me toca una ben­dición”; “¿Es que mi fe no alcanza? ¿Qué tengo que hacer?”

El negativo se enfrenta a tres enemigos importantes:



1. No tiene sueños:

Como no sabe a dónde quiere llegar, su fe no crece. La fe es para ser usada, para alcanzar una meta y para bendecir a alguien.

Si no sabe a dónde se quiere llegar, ¿cómo va a utilizar la fe?

El problema reside en que Dios nunca te va a dar provisión si primero no hay visión.

No es que la provisión no esté, sino que no la podés ver porque la visión no está clara.

Si no tenés visión nunca vas a liberar fe, porque la visión trae provisión.

La visión desata la fe.

Lo primero que tenés que restaurar en tu vida son tus sueños, recuperar las ganas de soñar, de alcanzar metas grandes en to­das las áreas de tu vida. Si no tenés sueños no tenés fe.



2. Egoísmo:

Egoísmo quiebra la fe, la gente egoísta no tiene fe. Tenés que aprender a mirar más allá de vos mismo, de lo contrario nunca podrás ver al otro.

Por ejemplo: si tenés que abrir puertas y ya viste quién es tu contacto de oro pero no sabías cómo hacer para acercarte, llevale un regalo.

Salomón dijo: “Con regalos se abren todas las puertas y se llega delante de gente importante”.

Este es un principio que usan los negociadores que saben de marketing; saben que si te dan algún beneficio te asegurarán como cliente.

Pero eso no lo descubrió el marketing moderno, lo descubrió Salomón.

Otro ejemplo, en Proverbios 21:14 dice: “El regalo secreto apa­cigua el enojo”.

Si hay alguien enojado con vos y querés arre­glar esa situación, llevale un regalo.



3. Incredulidad:

Dios no tiene problemas con nuestras dudas sino con nuestra incredulidad.

La diferencia es que incrédulo es aquella persona que teniendo motivos para creer decide no hacerlo; pero duda es cuando no sabe.

Incredulidad es cuando ya viste bendiciones en tu pasado por­que Dios ya lo hizo.

Dios aborrece al incrédulo. Le dio evidencias para creer y sigue dudando…

Por ejemplo: si el Señor te ayudó económicamente en tu pasado en muchas oportunidades, por qué no lo hará en el presente?

Tenés evidencia para creer y no lo hacés.

Dios te dio evidencias para que creas por eso te dice: “Si te cuidé en el pasado ¿cómo te voy a abandonar ahora?

Si te di la corbata te daré el saco; si te dí la silla te daré la mesa; si te abrí las puertas de tu trabajo te daré la gerencia, si te dí la llave te daré la casa. Yo te bendeciré por completo”.

Comenzá a creer en vos y a activar la fe que Dios ya puso en tu corazón. Soltá palabras que activen tu capacidad de soñar para ver la visión y atraer así más fe a tu vida.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

Por Bernardo Stamateas