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Salmos 43:4 La Biblia de las Américas (LBLA)

Plegaria implorando liberación

 

 

43 Hazme[a] justicia[b], oh Dios, y defiende mi causa contra una nación impía;
líbrame del hombre engañoso e injusto.
Ya que tú eres el Dios de mi fortaleza[c], ¿por qué me has rechazado?
¿Por qué ando sombrío por la opresión del enemigo[d]?

Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen,
que me lleven a tu santo monte,
y a tus moradas.
Entonces llegaré[e] al altar de Dios,
a Dios, mi supremo gozo[f];
y al son de la lira te alabaré, oh Dios, Dios mío.

¿Por qué te abates[g], alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en[h] Dios, pues he de alabarle otra vez[i].
¡El es la salvación[j] de mi ser[k], y mi Dios!

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

Lucas 6:37 Perdonad, y seréis perdonados
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0


¿Alguna vez has oído a alguien decir que es el momento de “perdonar y olvidar”? Siempre he tenido problemas con poner esas dos ideas juntas. Estoy completamente convencido de aceptar el hecho de que debemos perdonar a los demás. El perdonar es un mandamiento de Jesús. Así que debemos perdonar a quienes nos han ofendido. Pero en ninguna parte en la Biblia he visto el perdón y el olvido en el mismo contexto.

Perdonad, y seréis perdonados. Lucas 6:37

Dios nos dio la memoria y algunos de nosotros tenemos memorias mejores que otros. Sin embargo, hay algunas cosas que nos han hecho que nunca olvidaremos. Podemos perdonar y amar a los demás, pero no necesariamente olvidaremos sus ofensas en nuestras vidas. Si el perdón y el olvido van a permanecer en la misma idea, sería más como “yo te perdono y por la gracia de Dios—el aguijón tu ofensa ya no penetra mas en mi corazón”. Esto es muy diferente al olvidar completamente lo malo que nos han hecho.
Si decidimos perdonar en la obediencia a Dios, y nuestros sentimientos y emociones no pueden entrar en sintonia con nuestra desición. Entonces, podemos elegir perdonar y pedirle al Señor que sane nuestros corazones y mentes para que no guardan rencor y amargura. Alguien dijo una vez que la falta de perdón en el corazón es como preparar un veneno para alguien, pero lo bebemos nosotros mismos.

El perdonar de verdad nos acerca a Dios tremendamente, así como aquellos que nos han herido. De hecho, no todo el mundo está dispuesto a admitir o lidiar con sus pecados hacia nosotros. Para esas situaciones, es absolutamente crítico dirigir nuestros rostros hacia el Señor para que Él haga la obra en la otra persona. Cuando hacemos esto, somos libres de la amargura, de un espíritu no perdonador y permite al Señor, “tomar venganza” contra aquellos que nos han herido.

Oración
Amado Señor, quiero tener una ruta clara en mi corazón para seguir y guiarme. Ayudame a elegir el perdón y entregar mi dolor a ti para mi liberación. En el nombre de Jesús, amén.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

La mentira y la maldad.

 

 

“El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca; Que guiña los ojos, que habla con los pies, Que hace señas con los dedos. Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo; Siembra las discordias. Por tanto, su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.” Prov 6:12-15

La Palabra de Dios es suficientemente clara y determinante en cuanto a la mentira y a la maldad en general. Los mentirosos, los perversos, los que siempre andan maquinando el mal, serán destruidos de repente y sin siquiera contar con la esperanza de poder recuperarse. Por lo cual hay que tener mucho cuidado con minimizar las mentiras, pensando que todo el mundo lo hace, o que nadie se da cuenta.

Como todo pecado, trae consecuencias muy desagradables. Hay veces que la mentira se hizo tan habitual en una persona, que ya ni siquiera se da cuenta que lo está haciendo o hasta llega a creerse sus propios engaños. Algunos califican a ciertas mentiras como piadosas o blancas, queriendo de esta manera restarle importancia a este pecado, sin embargo la mentira es mentira y como tal un pecado delante de Dios.

Una de las consecuencias de la mentira es la pérdida de la credibilidad y la confianza de las personas que nos rodean. En tal sentido Aristóteles afirmaba: “El castigo del embustero es no ser creído aún cuando diga la verdad.”

Seguramente cuando eras pequeño te han enseñado aquella famosa frase que decía: “las mentiras tienen patas cortas” que no es otra cosa que una versión popular de la frase de Sócrates “la mentira nunca vive hasta llegar a vieja”. Esto quiere decir que a su tiempo todo sale a luz incluso para traer vergüenza a quien ha estado engañando en lo secreto.

Hay personas que están acostrumbradas a mentir y lo hacen casi constantemente. También están aquellos que obligan a mentir a otros para cubrirse ellos mismos. Por ejemplo ante personas que no quieren atender, dan la instrucción: “dígale que no estoy o que después lo llamo, sabiendo que nunca lo van a hacer”

Por lo tanto debemos tratar a la mentira como lo que realmente es: pecado. No importa si es grande o pequeña y si en el fondo se tienen buenas intenciones, la mentira como todo pecado tendrá sus consecuencias. “Los labios mentirosos son abominación al SEÑOR, pero los que obran fielmente son su deleite.” Prov.12:12.

Por todo esto, si identificas áreas de tu vida en la que no eres auténtico o has adoptado la mentira como una forma de vida, no lo tapes ni tampoco optes por justificarte, sino que hoy puede ser una gran oportunidad para ir delante de Dios con sinceridad de corazón y decidirte a vivir una nueva vida libre de mentiras y engaños.

 

 

Daniel Zangaro
CVCLAVOZ