http://unencuentroconlapalabra1.jimdo.com/

http://unencuentroconlapalbra.blogspot.com.co/

https://www.facebook.com/unencuentroconlapalbra

http://www.amigosporisrael.org/

 

Romanos 13:3 La Biblia de las Américas (LBLA)

Actitud hacia las autoridades

 

 

13 Sométase toda persona[a] a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de[b] Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación. Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta[c], sino para el que hace el mal[d]. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella,pues es para ti un ministro[e] de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga[f] al que practica lo malo. Por tanto, es necesario someterse, no sólo por razón del castigo[g], sino también por causa de la conciencia. Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto.Pagad a todos lo que debáis: al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Necesito ser estimado, lo que no debes hacer, buenos hábitos
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Dios 0

 

“Yo siempre recuerdo tu amor y por eso te soy fiel.” (Salmos 26.3, TLA)

Un anhelo profundo de mi naturaleza es el deseo de ser notado, estimado, amado.

Los niños que somos continuamente criticados no podemos sentirnos importantes delante de nuestros padres y crecemos con profundos sentimientos de inferioridad.

Me gusta la gente que me aprecia y motiva.

El cumplido o elogio que me dices en la mañana puede hacer que me sienta bien durante el resto del día, o durante toda la semana.
No pronuncies mi nombre de manera equivocada y trata de evitar que otras personas lo hagan.

Tampoco hagas chistes con mi nombre, aunque el nombre o la manera de pronunciarlo parezcan graciosos.

Nunca me llames por el apellido y evita el uso de diminutivos, como Joseíto, Pablito o hermanito? Tampoco utilices palabras como chiquito, pequeñín, flaquito o gordito.

Todo ser humano tiene una necesidad fundamental de ser amado y admirado, de ser especial.

Diez cosas que NO debes hacer.

“Las normas de Dios son rectas y alegran el corazón. Sus mandamientos son puros y nos dan sabiduría.” (Salmos 19.8, TLA)
No permitas que yo adquiera malos hábitos. Dependo de ustedes para distinguir entre los buenos y los malos hábitos.
No vaciles en ser firme conmigo. Lo prefiero así, pues eso hace que me sienta más seguro.

No me corrijas en la presencia de extraños. Aprenderé mucho más si me hablas sosegadamente, estando solos tú y yo.

No me hagas sentir que todos mis errores son pecado. Eso confundirá mi sentido de valores.

No me protejas de las consecuencias. Hay veces que necesito aprender por el camino más difícil.

No tomes muy en serio mis pequeños dolores. Necesito de ellos para obtener la atención que deseo.

No me hagas promesas que no puedas cumplir. Recuerda que esto me irá decepcionando.

No seas inconstante. Eso me confunde y me hace perder la fe en ti.

No me digas que mis temores son tontos. Para mí son profundamente reales, y tú podrás ayudarme si intentas comprenderlos.

No insinúes que eres perfecto o infalible. Quedaré profundamente herido cuando descubra que no lo eres.

Concluye el I Open mini BTT para niños creado por el Club Ciclista Val do UllóSave

“Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en Dios.” (1 Timoteo 4.12b, TLA)

Tienes la responsabilidad delante de Dios y de los hombres de que mi educación incluya la formación de buenos hábitos.

Los hábitos son maneras de proceder que influyen en la formación de mi personalidad.

Una gran parte de los hábitos que me acompañarán a lo largo de mi vida, los aprendo antes de los siete años, principalmente a través de mis familiares.

Existen buenos y malos hábitos, que después de formados son muy difíciles de cambiar.

Es importante que me ayudes a crear buenos hábitos.
Cuando te parezca que necesito dejar un mal hábito, ayúdame a poner uno bueno en su lugar. El vacío hace que regrese al mal hábito.

El método usado en la formación de las buenas costumbres es la repetición. Si quieres que cree el hábito de llevar la Biblia a la iglesia, debes exigírmelo y recordármelo todos los domingos.
Si deseas que memorice ciertos versículos bíblicos, repítemelos, o has que los repita sistemáticamente.

Si pretendes enseñarme a saludar a los compañeros, pedir disculpas o dar las gracias, debes llevarme a realizar estas cosas repetidamente.

No pienses, sin embargo, que los hábitos se forman sólo con palabras. Ante todo, enséñame con tu propio ejemplo.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Restitución.

 

Cuentan que uno de los reyes moros de España, queriendo edificar un pabellón en un campo cercano a su jardín ofreció comprarlo a una pobre mujer a quien le pertenecía, pero ella no aceptó porque dicho terreno era parte de la herencia de sus padres. Ante la negativa el monarca se apoderó del campo y el edificio fue levantado.

La pobre mujer se quejó al juez, quien prometió hacer todo lo posible en su favor, aunque le era imposible tratar al rey como lo haría con cualquier otro súbdito. No obstante hizo lo siguiente:

Visitó al monarca con quien tenía mucha amistad y le pidió un saco de tierra del campo recién adquirido. El rey se rió y consintió la demanda. Cuando estuvo lleno le pidió completar su acto de bondad ayudándole a cargar el costal sobre el asno. El monarca se rió todavía más y trató de levantarlo pero sus esfuerzos fueron en vano.

- ¿De modo que no puedes levantar esta pequeña parte de la tierra que has arrebatado a uno de tus súbditos? ¿Cómo podrás atreverte, oh rey, a comparecer ante el Juez de toda tierra con el peso de todo este campo sobre ti?Dicen las crónicas que el rey no solamente dio gracias al juez por su reprensión, sino que restituyó el campo a su propietaria dándole además el edificio que había levantado con todo lo que contenía.

Muchas veces, consciente o inconscientemente hemos lastimado o perjudicado a alguien y cuando nos percatamos de nuestra forma de actuar decidimos quedarnos callados y hacer oídos sordos a nuestra conciencia para no quedar mal ante los demás.

La realidad es que tarde o temprano, todos nuestros actos serán pesados y si hoy no hacemos algo para restituir el mal que causamos, cargaremos con esa culpa hasta el día en el que nos presentemos ante el Juez, y ¿qué pues diremos? Podemos engañar y justificarnos ante nuestra familia, amigos, iglesia y hasta a nosotros mismos pero nunca podremos mentirle a Dios.

Cuando Jesús estaba en la casa de Zaqueo, éste se levantó y dijo:” —Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más. Jesús respondió: La salvación ha venido hoy a esta casa, porque este hombre ha demostrado ser un verdadero hijo de Abraham. Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos”. Lucas 19:8-10 (NTV)

El arrepentimiento genuino no sólo consiste en pedir perdón por el mal que cometimos, sino en restituir y hacer algo más por esa persona que se vio afectada.

No esperes más para solucionar el conflicto que puedas tener, recuerda que en cualquier momento podemos presentarnos ante el Juez. Quita cualquier peso o culpa que puedas estar sintiendo, pide perdón, restituye lo que tomaste, busca resarcir el daño causaste y experimenta la paz que sólo puede darte el perdón y el estar a cuentas con Dios y con el prójimo. Que el enemigo no tenga nada para acusarte cuando te presentes ante Dios.

 


Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ