Éxodo 25:22 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

El arca del testimonio

 

 

 

10 Harán también un arca de madera de acacia; su longitud será de dos codos[g] y medio, su anchura de un codo y medio, y su altura de un codo y medio. 11 Y la revestirás de oro puro; por dentro y por fuera la revestirás, y harás una moldura de oro alrededor de[h] ella. 12 Además fundirás para ella cuatro argollas de oro, y las pondrás en sus cuatro esquinas[i]; dos argollas a un lado de ella y dos argollas al otro lado[j].13 También harás varas de madera de acacia y las revestirás de oro. 14 Y meterás las varas por las argollas a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. 15 Las varas permanecerán[k] en las argollas del arca; no serán quitadas de ella. 16 Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. 17 Harás además un propiciatorio de oro puro; su longitud será de dos codos y medio, y su anchura de un codo y medio. 18 Harás igualmente dos querubines de oro; los harás de oro labrado a martillo, en[l] los dos extremos del propiciatorio. 19 Harás un querubín en[m] un extremo y el otro en[n] el otro extremo; harás el propiciatorio con los querubines en sus dos extremos de una sola pieza. 20 Y los querubines tendrán extendidas las alas hacia arriba, cubriendo el propiciatorio con sus alas, uno frente al otro[o]; los rostros de los querubines estaránvueltos hacia el propiciatorio. 21 Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. 22 Allí me encontraré contigo, y de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, te hablaré acerca de todo lo que he de darte por mandamiento para los hijos de Israel.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

Promesas – Refúgiate en Él

Refúgiate en él…

En medio de la tormenta, Él quiere ser tu refugio, quiere alimentarte, confortarte. Ven a reposar en Él hoy.

Salmo 46:1
Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Salmos 62:7
En Dios descansan mi salvación y mi gloria; la roca de mi fortaleza, mi refugio, está en Dios.

Salmos 14:6
Del consejo del afligido os burlaríais, pero el SEÑOR es su refugio.

Salmos 31:4
Me sacarás de la red que en secreto me han tendido; porque tú eres mi refugio.

Salmos 32:6
Por eso, que todo santo ore a ti en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente, en la inundación de muchas aguas, no llegarán éstas a él.

Salmos 59:16
Pero yo cantaré de tu poder; sí, gozoso cantaré por la mañana tu misericordia; porque tú has sido mi baluarte, y un refugio en el día de mi angustia.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

Honra para hallar honra

 

 



Eric Henry Liddell fue un atleta escocés que sirvió como misionero en China, su historia posiblemente la conozcas por la película Carros de fuego. 

Se cuenta que Liddell, quien ganó la carrera de cuatrocientos metros de los juegos olímpicos celebrados en París, cuando supo que su disciplina iba a desarrollarse en domingo se rehusó a competir, aunque eso lo auto eliminaba de la competencia, alegando que se oponía a los deportes en el día de descanso dedicado al Señor.

La prensa deportiva de Europa lo criticó, recibió la burla y el ataque de todas partes, inclusive de los periodistas de su propio país.

Pero la actitud de un atleta tan notable no fue en vano, tuvo su efecto y la carrera se realizó días después, entre semana.

Después, él comentó: “Recuerdo que cuando me disponía a correr en las pruebas finales, el entrenador me dio una pequeña nota. 

La abrí y leí las palabras: ‘Yo honraré a los que me honran’. Esta fue la promesa de Dios. Él me ayudó y yo gané”

El público que lo había condenado cambió su opinión y las burlas y críticas se convirtieron en un gran aplauso.

Al igual que Eric Liddell, debemos buscar honrar a Dios con nuestras vidas. 

No se trata sólo de guardar el domingo, sino de buscar honrarlo en todo lo que hagamos, que Él siempre sea la prioridad.

“Si vivimos, es para honrar al Señor, y si morimos, es para honrar al Señor. Entonces, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos al Señor”. Romanos 14:8 (NTV)

No busques un momento específico o especial para honrar a Dios, toda tu vida debe ser una continua alabanza y reconocimiento porque sin Él no somos nada, sólo por su misericordia y gracia estamos en el lugar que ocupamos y tenemos la familia, el trabajo, la salud, los bienes y hasta las dificultades a través de las cuales crecemos.

A veces perdemos el rumbo y queremos agradar a los hombres y a nosotros mismos, olvidando a quién le debemos todo lo que somos y tenemos.

No busques hallar gracia delante de los hombres. Recuerda que aquellos que honran a Dios hallan gracia delante de sus ojos y son honrados delante de los hombres.




Ana Maria Frege Issa
CVCLAVOZ