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UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

Joel 3:11-12 La Biblia de las Américas

Juicio de las naciones

 

 

 

 

Proclamad esto entre las naciones:
Preparaos para[h] la guerra, despertad a los valientes;
acérquense, suban todos los soldados.
10 Forjad espadas de vuestras rejas de arado

y lanzas de vuestras podaderas;
diga el débil: Fuerte soy.
11 Apresuraos y venid, naciones todas de alrededor,
y reuníos allí.
Haz descender, oh Señor, a tus valientes.
12 Despiértense y suban las naciones
al valle de Josafat[i],
porque allí me sentaré a juzgar
a todas las naciones de alrededor.
13 Meted la hoz, que la mies está madura;
venid, pisad, que el lagar está lleno;
las tinajas[j] rebosan, porque grande es su maldad.
14 Multitudes, multitudes en el valle de la decisión[k].
Porque cerca está el día del Señor en el valle de la decisión[l].
15 El sol y la luna se oscurecen,
y las estrellas pierden su resplandor.
16 El Señor ruge desde Sión
y desde Jerusalén da su voz,
y tiemblan los cielos y la tierra.
Pero el Señor es refugio para su pueblo
y fortaleza para los hijos de Israel.
17 Entonces sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios,
que habito en Sión, mi santo monte.
Y Jerusalén será santa,
y los extranjeros no pasarán más por ella.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

 

 

¿Cómo esperas la llegada a tu eterno hogar?

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

 

A muchas personas no les gusta hablar del tema, prefieren evitarlo, quizás por temor o por la incertidumbre pero, ¿cómo esperas la llegada a tu eterno hogar?

 

¿Quién te espera en tu destino?

Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, un soldado que  había pasado más de tres años en el sur del Pacífico estaba sentado en un vagón del tren con una cara expectante y jubilosa. El tren iba en dirección a Chicago.

 

¿A qué velocidad vamos? – preguntó el soldado al revisor.

Esta sección de la vía es buena y vamos a unos ciento diez kilómetros por hora – contestó el revisor.

¿Cuánto nos falta para Chicago? – preguntó de nuevo el soldado.

Algo más de cien kilómetros.

No sé por qué no hemos llegado ya -  dijo el soldado, y bajó su equipaje de la rejilla de arriba – Voy a ser el primero en bajar de este tren!

¿Por qué tenía tanta prisa en llegar? Su padre, madre, hermanos, hermanas, amigos y novia le estaban esperando para darle la bienvenida.

 

Había otro soldado en aquel mismo vagón, tenía la cara llena de tristeza. Iba esposado y a cargo de la policía militar. No tenía ningunas ganas de llegar a su destino porque solo le esperaba el juicio y el castigo por el delito que había cometido. No habría ni amigos ni seres queridos esperándolo.

 

¿Gozo o temor?

Y tú, ¿aguardas con júbilo el día de llegar a casa? ¿Te recibirán en las moradas sempiternas y estarás con el Señor y con tus amados en la gloria? ¿ O es que eres de los que teme a ese día?

 

La respuesta a esas preguntas depende de quién es Jesús para ti y si has aceptado su obra redentora.

 

Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.

 

Juan 3:36 (NTV).

No hay nada más seguro que la muerte, todos vamos a morir, algunos más pronto que otros pero todos dejaremos este cuerpo terrenal y nuestro destino final depende de lo que decidamos aquí en la tierra.

 

Estás a tiempo de tomar la mejor decisión de tu vida, aquella que determinará tu destino eterno. Vive confiadamente, feliz y expectante, sin temor a la muerte, con la certeza de dónde pasarás la eternidad.

 

 

Ana María Frege Issa

 

CVCLAVOZ