Éxodo 20:14 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

NO COMETERAS ADULTERIO

 

 

 

 

Los Diez Mandamientos

 

 

20 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:

Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre[a].

No tendrás otros dioses delante de[b] mí.

No te harás ídolo[c], ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás[d] ni los servirás[e]; porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta[f] la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano.

Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, 10 mas el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo[g]11 Porque en seis días hizo el Señorlos cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó.

12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da.

13 No matarás[h].

14 No cometerás adulterio.

15 No hurtarás.

16 No darás falso testimonio contra tu prójimo.

17 No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

REFLEXION

Jovenes Cristianos – ¿QUIEN SOY PARA DIOS?

Pasaje clave: Juan 1:12-13.

 

 

 

Para saber quién soy debo saber quién es mi padre.

Por ejemplo: Nació Julián. Es un bebito de meses, pero ¿quién es Julián?, ¿quién lo conoce?, ¿de quién es hijo?. Hay millones de Julián. Entonces, alguien nos dice: “Es Julián González, hijo de don González, el almacenero”. ¡Aaah! decimos nosotros. Ahora sabemos quién es Julián porque conocemos a su padre.

Cada uno de nosotros necesita saber quién es.

La Biblia nos enseña que somos descendientes de Adán y Eva, creados por Dios. Pero ellos pecaron, mis padres pecaron y yo nací pecador (Génesis 3, Romanos 5:12).

Recibí de mis padres, no sólo el apellido y las características físicas, sino también su vieja naturaleza pecadora: Orgullo, rebeldía, egoísmos, maldad, impurezas, rencores, etc.

En Adán mi identidad es esta: Soy un pecador. Soy incapaz. Soy malo. Soy rebelde y desobediente.

Pero llegó el día en que tuve un encuentro con Jesucristo, me arrepentí de mis pecados y le recibí en mi vida. Desde ese momento, mi naturaleza pecadora, incapaz, inferior, rebelde fue crucificada con Cristo y sepultada con Él (Romanos 6:3 al 6).

Cuando Jesús murió en la cruz, me incluyó a mi. Yo morí con Él. Su muerte fue mi muerte, su sepultura fue mi sepultura. Todo lo pecador y viejo en mí fue muerto en la cruz, junto con Cristo. Pero él resucitó y yo resucité con él en el poder de su resurrección. Tengo ahora una nueva vida: la vida de Jesús en mi. Es como haber nacido otra vez. Recibí de Dios una nueva naturaleza (la vida de Jesús) y una nueva identidad.

Por lo tanto en Cristo soy ALGUIEN nuevo.

Tengo la misma cara, el mismo cuerpo, pero interiormente ya no soy el mismo. Cristo me hizo ALGUIEN nuevo desde el mismo día en que le recibí. (2º Corintios 5:17).

¿Quién es mi papá ahora? (1º Juan 3:1-2). ¿Cuál es mi nueva identidad? (Juan 1:12).

Dios me ADOPTO como su hijo y me dio una nueva identidad: la suya. ¡Él es mi PAPA ahora! Tengo un Padre amoroso, paciente, tierno, justo, bondadoso y santo que quiere formar en mí su misma naturaleza. Él me ha recibido como su hijo. Hay una nueva relación entre Dios y yo. Por lo tanto mi ser interior se comienza a construir.

Saber que el creador de todo lo conocido y lo desconocido, del universo entero, es mi PAPA, me da seguridad y confianza.

¿Cómo que no sirvo para nada? ¿Qué no soy importante? ¿Qué nadie me quiere? ¿Qué soy un desastre? ¡MENTIRAS!

Soy un hijo de Dios. Soy una creación suya. Y esto es lo más grande que puedo pasarme en la vida. Creo y declaro esta VERDAD.

Extracto del libro: “Verdades Que Sanan”. (Editorial Logos).

Por Edgardo Tosoni

 

 

 


Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

 

El vaso de agua

 

 

 

Se cuenta de un príncipe hindú que fue hecho prisionero en una batalla con otro rival, quien sabiendo que con motivo de la conmemoración de la victoria sobre su enemigo tendría que ser llevado por las calles de la ciudad como prisionero hasta la residencia del vencedor, exclamó:

- ¡Qué gestos hará la gente!
Al tener la noticia de este presuntuoso temor, el príncipe victorioso le ordenó que marchara con un vaso lleno hasta el borde de agua, bajo la amenaza de que en el mismo lugar donde vertiera una sola gota, el verdugo que iba detrás tendría que cortarle la cabeza.

Cuando llegó a palacio, el príncipe vencedor preguntó a su rival:
- ¿Qué gestos hacía la gente?
- No he visto a una sola persona y no puedo decirlo – fue la respuesta del prisionero.

Al estar tan concentrado en salvar su propia vida no pudo mirar a su alrededor, olvidó el temor que sentía a las miradas de la multitud y caminó enfocado en no dejar que cayera una gota de agua.

Todos hemos enfrentado el mismo temor, la duda, hemos vacilado al caminar pensando en el qué dirán o pensarán los demás de nosotros. Aún cuando se trata de gente que no conocemos queremos agradar a todos y en ese afán desviamos la atención de lo que es verdaderamente importante.
Mantén tu mirada fija en Jesús y camina, no te detengas ni te preocupes por los demás porque prestarle atención a sus gestos y palabras podría costarte tu vida, tu salvación.

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Hebreos 12:1,2

Cuando Jesús iba a la cruz había mucha gente alrededor que se burlaba y lo humillaba, pero Él siguió adelante porque su mirada no estaba puesta en ese momento ni en esas personas, sino en cumplir el propósito de su venida y en lo que significaba su sacrificio para ti y para mí.

No mires a la gente que te condena, que se burla de ti ni a las circunstancias adversas que te rodean, fija tu vista en Jesús y sigue caminando.

 

 

 

Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ