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Isaías 26 :3 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

Cántico de confianza

 

 

26 En aquel día se cantará este cántico en la tierra de Judá:

Ciudad fuerte tenemos;
para protección[a] El pone murallas y baluartes.
Abrid las puertas para que pueda entrar la nación justa,
la que permanece fiel[b].
Al de firme propósito guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía.
Confiad en el Señor para siempre,
porque en Dios[c] el Señor, tenemos una Roca eterna.
Porque El ha abatido a los que moran en lo alto, a la ciudad inexpugnable;
la humilla, la humilla hasta la tierra, la derriba hasta el polvo.
La hollará el pie:
los pies de los afligidos, las pisadas de los desvalidos.

La senda del justo es rectitud;
tú, que eres recto, allana el sendero del justo.
Ciertamente, siguiendo la senda de tus juicios,
oh Señor, te hemos esperado;
tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma.
En la noche te desea mi alma[d],
en verdad mi espíritu dentro de mí te busca[e] con diligencia;
porque cuando la tierra tiene conocimiento de tus juicios,
aprenden justicia los habitantes del mundo.
10 Aunque se le muestre piedad al impío,
no aprende justicia;
obra injustamente en tierra de rectitud,
y no ve la majestad del Señor.

11 Oh Señor, alzada está tu mano, mas ellos no la ven.
Que vean tu celo por el pueblo y se avergüencen;
ciertamente el fuego devorará a tus enemigos[f].
12 Señor, tú establecerás paz para nosotros,
ya que también todas nuestras obras tú las hiciste por nosotros.
13 Oh Señor, Dios nuestro, otros señores fuera de ti nos han gobernado;
pero en ti solo confesamos[g] tu nombre.
14 Los muertos no vivirán, los espíritus[h] no se levantarán,
pues los castigaste[i] y destruiste,
y has borrado todo recuerdo de ellos.
15 Has aumentado la nación, oh Señor,
has aumentado la nación, te has glorificado,
has ensanchado todos los límites de la tierra.
16 Oh Señor, en la angustia te buscaron;
apenas susurraban una oración[j],
cuando tu castigo estaba sobre ellos.
17 Como la mujer encinta, al acercarse el momento de dar a luz,
se retuerce y grita en sus dolores de parto,
así éramos nosotros delante de ti, oh Señor.
18 Estábamos encinta, nos retorcíamos en los dolores,
dimos a luz, al parecer, sólo viento.
No logramos liberación para la tierra,
ni nacieron[k] habitantes del mundo.
19 Tus muertos vivirán,
sus[l] cadáveres se levantarán.
¡Moradores del polvo, despertad y dad gritos de júbilo!,
porque tu rocío es como el rocío del alba[m],
y la tierra dará a luz[n] a los espíritus[o].

20 Ven, pueblo mío, entra en tus aposentos
y cierra tras ti tus puertas;
escóndete por corto tiempo[p]
hasta que pase la indignación.
21 Porque he aquí, el Señor va a salir de su lugar
para castigar[q] la iniquidad de los habitantes de la tierra[r],
y la tierra pondrá de manifiesto su sangre derramada
y no ocultará más a sus asesinados.

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 


¿Qué te detiene? ¡El miedo a triunfar!

 

 

“…PONÍAN LÍMITE AL SANTO DE ISRAEL” (Salmo 78:41 JBS)

Unos científicos llevaron a cabo un experimento en el que metieron a unas ramas en tarros de cristal individuales, tapados para que no se escaparan. Al principio las ranas no dejaban de saltar, queriendo escapar, pero en cada intento se chocaban con la tapa. Después de treinta días de esfuerzos fallidos sucedió algo curioso. Cuando quitaron las tapas de los tarros, las ranas no se escaparon, aunque podrían haberlo hecho. ¿Por qué? Porque se habían convencido de que la tapa del tarro era el tope adonde podían llegar; es decir ¡su creencia las mantuvo atrapadas! Los israelitas hicieron lo mismo, pues “…ponían límite al Santo de Israel” (Salmo 78:41 JBS) y “…no se acordaron de su poder…” (Salmo 78:42 LBLA).

¿Estás aferrado a una forma de pensar que te limita, aunque no tenga base de verdad y esté saboteando tu futuro? ‘Soy demasiado joven, demasiado viejo, soy mujer, mi nacionalidad es un problema, no tengo estudios, no tengo talentos, no tengo contactos, he fracasado muchas veces, etc.’. El miedo a triunfar se deriva de:

1) temor de no ser digno de éxito;
2) temor de no poder satisfacer las expectativas y cumplir con los compromisos que conlleva el éxito;
3) temor de ser rechazado por aquellos a quienes no les agradan tus triunfos;
4) temor de perder control de tu vida privada;
5) temor de decir “no” a amigos y familiares que se sienten con derecho a controlarte.

¡Deshazte de esa forma de pensar que te limita! No solamente Dios te va a conceder éxito, también te dará la capacidad y la fortaleza para manejarlo.
“…EL SEÑOR ES MARAVILLOSO Y … SE PONE CONTENTO CUANDO [SUS SIERVOS] TIENEN ÉXITO” (Salmo 35:27 PDT)

Miedo De Tener Éxito Y La Biblia

El miedo a triunfar se caracteriza por estos seis comportamientos; comprueba si tienes alguno de ellos:

1) posponer las responsabilidades;
2) tener bajo rendimiento;
3) centrarte en los que te rechazan en lugar de los que te aceptan;
4) desviarte de tu objetivo por tantas cosas insignificantes que te impiden dedicarte a lo principal;
5) hablar de lo que planeas hacer “un día”;
6) creer que otros se merecen el éxito pero tú no.

Pregunta: ¿Estás sirviendo al señor? ¡Entonces estás calificado para triunfar! Es cierto que Dios te va a ayudar cuando lo necesites. Pero también Él quiere que prosperes para que empieces a ayudar a otros en sus necesidades. Dios le dijo a Abraham dos cosas: primero, le prometió que lo bendeciría grandemente; segundo, le prometió que le haría una gran bendición para otros (Génesis 12:2). ¡Y así sucedió!

Escribe Salomón: “…El dinero es la respuesta para todo” (Eclesiastés 10:19 LBLA). ¿Qué quiso decir con eso? Que el dinero construye escuelas, iglesias y hospitales; erradica la pobreza y el analfabetismo; finanza la investigación que inventa curas para enfermedades incurables. Pero muchos de nosotros estamos tan centrados en las calles de oro del cielo que no vemos las calles de la tierra llenas de sufrimiento y necesidad. Tienes que entender lo siguiente: Dios te va a recompensar en función de tu servicio a los demás. “…El Rey, les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”” (Mateo 25:40). Ésa debería ser tu mayor motivació n para querer triunfar.

“LOS QUE ME AMAN HEREDAN RIQUEZAS; LLENARÉ SUS COFRES DE TESOROS” (Proverbios 8:21 NTV)

Si quieres superar el miedo al éxito y a estar en una posición de bendecir a otros:
1) Confronta tus temores abiertamente.

La Palabra de Dios dice que Él desea que prosperes (Josué 1:9). La cuestión es si estás listo para actuar basado en Su Palabra. ¿Crees que otros tienen derechos a triunfar pero tú no? ¿Crees que está bien llegar hasta cierto punto, pero ir más allá no le agradaría a Dios? Tienes que confrontar ese modo de pensar no bíblico.

2) Determina el origen de las creencias erróneas que puedas albergar en relación con tu valía personal.

Algunas áreas a considerar son: el rechazo de tus seres queridos; las comparaciones con otros; los estereotipos e imágenes de los medios de comunicación; las palabras de inferioridad y el rechazo, los cuales se repiten en tu mente como un disco rayado.

La percepción de tu valía personal va a desempeñar un papel fundamental en lo que vayas a conseguir en la vida, así que cambia la opinión que tienes de ti. Que tu modo de pensar y tus palabras coincidan con lo que Dios dice de ti. “…No temas, porque yo te redimí… No temas, porque yo estoy contigo” (Isaías 43:1,4-5). Date cuenta de que algunos comportamientos tuyos están dañándote y decide ponerlos fin. Y deja de esperar “una mejor oportunidad” o hasta que llegue “el momento oportuno”. Dios dice “Yo estoy contigo”. Así que confíale los tiempos y las circunstancia s y avanza con seguridad.

“…JEHOVÁ LO HACÍA PROSPERAR EN TODAS SUS EMPRESAS” (Génesis 39:3)

Para poder superar el temor a prosperar, debes hacer estas seis cosas:

1) Concédete suficiente tiempo para completar las tareas de las que depende tu éxito.

2) Cuida de no cantar victoria antes de tiempo y de no hacer cosas que se interpongan en el camino al triunfo.

Por ejemplo, si acumulas cierto efectivo para invertir en tu pequeño negocio pero luego te lo gastas en ropa en lugar de hacer marketing y publicidad.

3) Sigue los debidos contactos con aquellos individuos que podrían influir y afectar positivamente tu camino al éxito.

Elimina la idea de tu mente de que no eres digno de su atención, o de que no van a darle importancia a alguien como tú. “¿Has visto hombre solícito en su obra? Delante de los reyes estará…” (Proverbios 22:29 JBS). Booz no solamente era el dueño del campo en el que Rut estaba espigando sino que se enamoró de ella y la hizo su esposa. Hoy en día hay personas que te observan que están en condiciones de bendecirte.

4) Asóciate con personas que tienen los objetivos claros y que demuestran buena moralidad en sus acciones.

Fíjate en cómo operan e imita esos aspectos de su comportamiento que honran a Dios.

5) Considera todo el bien que podrías hacer si prosperas.

Piensa en todas las obras de voluntariado, o en los ministerios y causas que puedes apoyar si tuvieras recursos que superen tus necesidades.

6) Entiende que el éxito fue idea de Dios y que nos lo concede para cumplir Sus propósitos.

Mientras tus motivos sean agradar a Dios y hacer Su voluntad puedes proclamar este versículo de la Biblia: “…El Señor lo hacía prosperar en todas sus empresas” (Génesis 39:3).

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Llegó la hora de pescar

 

 

Una vez que conoces de Dios, y lo aceptas en tu corazón, tal vez te sientes inútil para hacer las cosas o ya llevas mucho tiempo ocupando un lugar en los asientos de una iglesia y aún no hiciste nada por aquellas personas que todavía no conocen el mensaje de salvación.

Dios puede hacer muchas cosas a través de ti, nos llamó a ser pescadores de hombres; nos dice en su Palabra que usa lo que menos imaginamos para su obra “Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras.” Lucas 19:40 (NVI)

Recientemente escuché un testimonio de cómo Dios usa a las personas. Se trataba de un Pastor que estaba haciendo unas compras en el mercado y, al frente de la calle, estaban unos hombres en estado deplorable. Se notaba que llevaban mucho tiempo presos del alcohol. Uno de ellos le gritó al Pastor: “¿Quiere que le cuide el auto?” Y el Pastor sin pensarlo dos veces fue usado por el Espíritu Santo y le respondió: “¿No quieres ir a un centro de rehabilitación y que Dios cambie tu vida?” El hombre respondió que sí. El Pastor sorprendido le dijo que entonces lo llamara en dos horas para encontrarse en la terminal de buses para enviarlo al centro de ayuda que estaba en otra ciudad.

Pasaron las horas y ese hombre llamó al Pastor y le dijo que ya estaba en la terminal y que traía a un amigo más. El mismo hombre que necesitaba ayuda fue pescador de hombres en un instante, sin conocer de Dios cabalmente, sin haber recibido incluso a Cristo en su corazón, él habló y pescó a otro hombre para Dios.
¡Imagínate cuánto más puede hacer contigo! ¿Aún crees que no eres capaz de hacer más?

Hoy te animo a ser ese pescador de hombres, con tu actuar, tus palabras, tu vida misma, no te sientas incapaz,” Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres. Al instante dejaron las redes y lo siguieron.” Mateo 4:19 (NVI)

Hay muchas que necesitan de Él, Jesús ya pagó el precio por todos, ahora es el momento de traerlos y rescatar esas vidas.

 


Es hora de que dejes que Dios te use para pescar.

 

 

Telma Céspedes
CVCLAVOZ