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Filipenses 2:19  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Timoteo y Epafrodito, soldados fieles

19 Mas espero en[m] el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, a fin de que yo también sea alentado al saber de vuestra condición. 20 Pues a nadie más tengo del mismo sentir mío y que esté sinceramente interesado en vuestro bienestar. 21 Porque todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús. 22 Pero vosotros conocéis sus probados méritos, que sirvió conmigo en la propagación del evangelio como un hijo sirve a su padre. 23 Por tanto, a éste espero enviarlo inmediatamente tan pronto vea cómo van las cosas conmigo; 24 y confío en el Señor que también yo mismo iré pronto. 25 Pero creí necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de milicia, quien también es vuestro mensajero[n] y servidor[o] para mis necesidades; 26 porque él os añoraba[p] a todos vosotros, y estaba angustiado porque habíais oído que se había enfermado. 27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no sólo de él, sino también de mí, para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza. 28 Así que lo he enviado con mayor solicitud, para que al verlo de nuevo, os regocijéis y yo esté más tranquilo en cuanto a vosotros. 29 Recibidlo, pues, en el Señor con todo gozo, y tened en alta estima a los que son como él; 30 porque estuvo al borde de la muerte por la obra de Cristo, arriesgando su vida para completar lo que faltaba en vuestro servicio hacia mí.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

Enseñanos De Tal Modo A Contar Nuestros Días Que Traigamos Al Corazón Sabiduría? (Salmo 90:12)
Publicado por: Cristianos en Los Cristianos 0


ENSÉÑANOS DE TAL MODO A CONTAR NUESTROS DÍAS QUE TRAIGAMOS AL CORAZÓN SABIDURÍA (Salmo 90:12)
Pasaba doce horas diarias ante el ordenador, y a veces también lo hacía durante el fin de semana. Cuando no estaba trabajando, estaba pensando en el trabajo. Su esposa trataba de que rebajara el ritmo. Sabía que las cosas no estaban tan bien entre ellos como antes; no es que se hubiera propuesto alejarse, pero ella siempre quería que le dedicara tiempo, justo lo que él no podía darle.

Apenas si se había percatado de que sus hijos estaban creciendo, y lo echaba de menos. Éstos se quejaban de que no les leía cuentos por las noches y de que no les llevaba a ninguna parte.

Después de un tiempo, dejaron de quejarse o de esperar que sus vidas llegaran a ser diferentes. Estaré más disponible cuando se calmen las cosas, pensó. Y cuando se sentía culpable, se decía: Lo estoy haciendo por ellos.

Su esposa le pedía que fuera a la iglesia, pero él contestaba:
Ya habrá tiempo para eso cuando se calmen las cosas. El médico le dijo que tenía la tensión alta y también colesterol pero él se dijo que ya habría tiempo de ocuparse de su salud cuando se calmaran las cosas. De forma callada, eficiente e irresistible, su cuerpo se estaba preparando para jugarle una mala pasada.

Un día su esposa se despertó a las tres de la mañana pero no él no estaba a su lado. Bajó para buscarlo y llevarlo a la cama pero lo encontró sentado delante del ordenador, con la cabeza colgando. Lo tocó pero no respondió. Cuando llegó la ambulancia, le dijeron que había sufrido un terrible infarto cardíaco.

¡Por fin las cosas se habían calmado!

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


¿Y por qué no me involucro?

Hace poco se realizó una actividad solidaria en favor de un buen hombre que presentaba una enfermedad complicada. La familia estaba bastante endeudada y no tenían los recursos necesarios para la operación que debían realizarle; fue lindo observar cómo diferentes amigos y familiares apoyaron a este hombre en esa actividad para aliviar un poco el peso que tenía.

No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.
Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo. Números 11:14-17

Moisés no podía soportar el peso que llevaba en su espalda al encargarse de todo el pueblo y comenzó a considerar la muerte como una salida.
Muchas personas que nos rodean han llegado hasta este punto, en el que el peso de los problemas es demasiado grande, y comienzan a ver la muerte como una opción porque no pueden más.

¿Te involucras en la necesidad del otro? Seguramente muchos no fueron a esta actividad solidaria porque tenían otros planes; sin embargo, Dios nos pide: “amar al prójimo” y esto significa involucrarnos en su problema, ayudar a llevar el peso, de tal manera que no sienta morir, es dejar de pensar en uno mismo y decir: ¿Qué necesitas de mí?

En esta oportunidad te animo a renunciar al egoísmo y pensar en el otro, ayuda a las personas a llevar sus cargas porque seguramente estarás salvando una vida, brindando paz y consuelo, tal y como lo haría Jesús.

¡Si todos cooperamos los resultados serán mejores!

 

 

Shirley Chambi
CVCLAVOZ