Hebreos 10:19-22

 

 

 

 

Exhortación a la perseverancia

 

 

 

19 Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, 20 por un camino nuevo y vivo que El inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, 21 y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios,22 acerquémonos con corazón sincero[i], en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado[j] de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.23 Mantengamos firme la profesión[k] de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió; 24 y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras,25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonosunos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

REFLEXION

4 Cosas Maravillosas que aprendes en medio de las pruebas
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“[LAS] PRUEBAS Y DIFICULTADES… NOS AYUDAN…” (Romanos 5:3 NTV)

Todos queremos “…la corona de vida…” que Dios promete (Santiago 1:12), pero no queremos los “problemas y tribulaciones” que desarrollan nuestro carácter (Romanos 5:4). 

Pero eso es imposible.

En los tiempos difíciles aprendes 4 cosas maravillosas que son:

1) Gozo.

“…Gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas” (Santiago 1:2). 

Una vez que hayas pasado la prueba, Dios te llenará de Su gozo.

Por lo tanto, elimina las quejas de tus oraciones y añade algunos “Aleluyas”.

Recuerda que la aflicción es inevitable pero sentirte abatido es opcional.

2) Crecimiento.

Escribió el salmista:
“…Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar…” (Salmo 4:1 RV 1960). 

Las cosas que mejor asimilamos, suelen ser las que aprendemos en momentos de pruebas. 

Nuestro mayor progreso se produce gracias a las tribulaciones; por eso Dios no nos las evita, sino que nos fortalece en medio de ellas.

3) Discernimiento.

La Biblia dice: “Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos…” (Salmo 112:4). 

No nos damos cuenta de lo poco que sabemos hasta que caminamos en la oscuridad de la vida y Dios nos ilumina.

4) Paciencia y perseverancia.

Escribe Santiago: “…Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones…” (Santiago 5:7-8). 

No puedes acortar las estaciones, ni acelerar la cosecha, así que sé paciente. 

Presta atención, porque mientras esperas Dios está operando. 

Bruce Wilkinson comentó: “La prueba de la fe se mide con la aflicción y las dificultades, las cuales te invitan a que entregues algo de gran valor a Dios, aun cuando estés en tu derecho de no hacerlo”.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

REFLEXION

¿Eres un Cristiano precavido o miedoso?
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“EL SEÑOR… ME LIBRARÁ…” (1 Samuel 17:37)

La gente miedosa a menudo justifica su miedo refugiándose en la precaución. Dice: 

“No tengo miedo, sólo estoy siendo precavido.

No puedes precipitarte en estas cosas, ¿sabes?”. 

Sin duda, el Rey Saúl no habría admitido que tenía miedo de enfrentarse a Goliat, y sin embargo, detrás de toda charla de “riesgos calculados” y discusiones sobre lo que era “lo mejor para la nación” estaba simplemente muy asustado. 

Al evaluar tu respuesta a los riesgos que enfrentas en la actualidad, pregúntate:

‘¿Estoy siendo precavido o miedoso?’. 

¡Tienes que afrontar esta pregunta con sinceridad!

Sabes: 

(1) La precaución es consideración, el miedo es emoción; 

(2) La precaución es alimentada con información, el miedo con imaginación; 

(3) La precaución calcula el riesgo, el miedo lo evita;

(4) La precaución quiere éxito, el miedo quiere evitar el fracaso; 

(5) La precaución se preocupa por progresar, y el miedo se preocupa por proteger.

Saúl era miedoso; no hizo nada. David era precavido; tomó la iniciativa y mató al gigante.

Fue en ese preciso momento cuando algo significativo ocurrió. 

De repente, los israelitas obtuvieron el coraje para luchar.

Los filisteos, que momentos antes estaban seguros de la victoria, ahora corrían para protegerse.

Una acción de valentía, sólo una, le dio al resto lo que le faltaba: 

coraje. ¡Ése es el meollo de liderazgo! 

Los líderes infunden valentía en los corazones de aquellos que les siguen, no sólo por sus palabras, sino también por sus acciones.

Así que si quieres ser un líder, ¡tienes que ir delante! 

Al dar el primer paso, les das el don del coraje a aquellos que te observan.

Además, dependiendo de tu situación, un sólo acto de valentía por tu parte ¡puede cambiar todo tu entorno para lo mejor!