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Génesis 27:29-37  La Biblia de las Américas (LBLA)

Jacob suplanta a Esaú

27 Y aconteció que siendo ya viejo Isaac, y sus ojos demasiado débiles para ver, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él le respondió: Heme aquí. Y dijo Isaac: Mira, yo soy viejo y no sé el día de mi muerte. Ahora pues, te ruego, toma tu equipo, tu aljaba y tu arco, sal al campo y tráeme caza; y prepárame un buen guisado[a] como a mí me gusta, y tráemelo para que yo coma, y que mi alma te bendiga antes que yo muera.

Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a su hijo Esaú. Y cuando Esaú fue al campo a cazar una pieza para traer a casa[b],Rebeca habló a su hijo Jacob, diciendo: He aquí, oí a tu padre que hablaba con tu hermano Esaú, diciéndole: “Tráeme caza y prepárame un buen guisado para que coma y te bendiga en presencia del Señorantes de mi muerte.” Ahora pues, hijo mío, obedéceme en[c] lo que te mando. Ve ahora al rebaño y tráeme[d] de allí dos de los mejores cabritos de las cabras, y yo prepararé con ellos un buen guisado para tu padre como a él le gusta. 10 Entonces se lo llevarás a tu padre, que comerá, para que te bendiga antes de su muerte. 11 Y Jacob dijo a su madre Rebeca: He aquí, Esaú mi hermano es hombre velludo y yo soy lampiño. 12 Quizá mi padre me palpe, y entonces seré para él un engañador[e] y traeré sobre mí una maldición y no una bendición. 13 Pero su madre le respondió: Caiga sobre mí tu maldición, hijo mío; solamente obedéceme[f], y ve y tráemelos. 14 Y él fue, los tomó y los trajo a su madre; y su madre hizo un buen guisado, como a su padre le gustaba.15 Entonces Rebeca tomó las mejores[g] vestiduras de Esaú, su hijo mayor, que tenía ella en la casa, y vistió a Jacob, su hijo menor; 16 le puso las pieles de los cabritos[h] sobre las manos y sobre la parte lampiña del cuello, 17 y puso el guisado y el pan que había hecho en manos de su hijo Jacob.

18 Entonces él fue a su padre, y dijo: Padre mío. Y éste respondió: Aquí estoy. ¿Quién eres, hijo mío? 19 Y Jacob dijo a su padre: Soy Esaú tu primogénito. He hecho lo que me dijiste. Levántate, te ruego. Siéntate y come de mi caza para que me bendigas[i]. 20 E Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la has encontrado tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque el Señor tu Dios hizo que así me[j] acaeciera. 21 Isaac entonces dijo a Jacob: Te ruego que te acerques para palparte, hijo mío, a ver si en verdad eres o no mi hijo Esaú. 22 Jacob se acercó a Isaac su padre, y él lo palpó y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú. 23 Y no lo reconoció porque sus manos eran velludas como las de su hermano Esaú, y lo bendijo. 24 Y le preguntó: ¿Eres en verdad mi hijo Esaú? Y él respondió: Yo soy. 25 Entonces dijo: Sírveme[k], y comeré de la caza de mi hijo para que yo[l] te bendiga. Y le sirvió[m], y comió; le trajo también vino, y bebió. 26 Y su padre Isaac le dijo: Te ruego que te acerques y me beses, hijo mío. 27 Y él se acercó y lo besó; y al notar[n] el olor de sus vestidos, lo bendijo, diciendo[o]:

He aquí, el olor de mi hijo
es como el aroma de un campo que el Señor ha bendecido.
28 Dios te dé, pues, del rocío del cielo,
y de la grosura de la tierra,
y abundancia de grano y de mosto.
29 Sírvante pueblos,
y póstrense ante ti naciones;
sé señor de tus hermanos,
e inclínense ante ti los hijos de tu madre.
Malditos los que te maldigan,
y benditos los que te bendigan.

30 Y sucedió que tan pronto como Isaac había terminado de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, su hermano Esaú llegó de su cacería. 31 Y también él hizo un buen guisado y lo trajo a su padre, y dijo a su padre: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que tú me bendigas[p]. 32 Y su padre Isaac le dijo: ¿Quién eres? Y él respondió: Soy tu hijo, tu primogénito, Esaú. 33 Y tembló Isaac con estremecimiento muy grande, y dijo: ¿Quién fue entonces el que trajo caza, antes de que tú vinieras, y me la trajo y yo comí de todo, y lo bendije? Sí, y bendito será. 34 Al oír Esaú las palabras de su padre, clamó con un grande y amargo clamor, y dijo a su padre: ¡Bendíceme, bendíceme también a mí, padre mío! 35 Y él respondió: Tu hermano vino con engaño, y se ha llevado tu bendición. 36 Y Esaú dijo: Con razón se llama Jacob[q], pues me ha suplantado estas dos veces. Me quitó mi primogenitura, y he aquí, ahora me ha quitado mi bendición. Y añadió: ¿No has reservado una bendición para mí? 37 Pero Isaac respondió, y dijo a Esaú: He aquí, yo lo he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus parientes[r]; y con grano y mosto lo he sustentado. En cuanto a ti ¿qué haré, pues, hijo mío? 38 Y Esaú dijo a su padre: ¿No tienes más que una bendición, padre mío? Bendíceme, bendíceme también a mí, padre mío. Y Esaú alzó su voz y lloró.39 Entonces su padre Isaac respondió, y le dijo:

He aquí, lejos de[s] la fertilidad[t] de la tierra será tu morada,
y lejos del[u] rocío que baja[v] del cielo.
40 Por tu espada vivirás,
y a tu hermano servirás;
mas acontecerá que cuando te impacientes,
arrancarás su yugo de tu cerviz.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Planes y Propósitos de Dios para nuestra vida.

“El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!” Salmo 138:8

Pablo, otro amigo, me dejó este texto que también me hizo reflexionar. Planteamos el nuevo año con desafíos, proyectos y metas. Nos ponemos objetivos a alcanzar para medir cuanto vamos a progresar en el 2011. La carrera que quiero terminar, la casa que quiero mejorar, la novia que deseo conseguir, el auto que me quiero comprar, el negocio que quiero realizar. Si hasta ahora no pensaste en ninguna de estas cosas, tal vez te esté faltando un poco de proyección para este año que empieza. Deberías tener algún plan, alguna meta que realizar.

Si ya la pensaste y están viendo como desarrollarla, existe una realidad que no podemos evitar de meditar. La mejor de tus metas, está condenada al fracaso si no ponemos a Dios como interlocutor. Mientras escribía los ejemplos de arriba, deje de ex profeso afuera a Dios en todos ellos. Porque por lo general, circunscribimos a Dios solo al ámbito de la iglesia, pero lo excluimos del resto de nuestras decisiones.

No lo hacemos abierta ni conscientemente. Pero lo hacemos. Y marginamos a Dios de nuestras decisiones cotidianas. Lo llamamos cuando las papas queman, cuando el problema ya es demasiado grande para enfrentarlo solo. Pero mientras pensamos que podemos manejar la situación, lo hacemos a nuestra manera.

Tal vez deberíamos cambiar en este año, nuestra manera de pensar. Y entender que Dios tiene un plan integral para mi vida, y también para la tuya. Ese plan abarca no solo el 2011 sino todo el resto de tu vida. Ese plan tiene tal lujo de detalle que incluso anota cuantos pelos se caen de la cabeza cada día. Y es un plan que Dios diseñó para que tu vida sea próspera, satisfactoria, madura y mejor. Y el salmista nos garantiza que ese plan se va a cumplir. Pero depende de tu voluntad de alinearte con Dios.

Su amor sigue estando vigente, y jamás se va a acabar. Pero la bendición de Dios solo está para aquellos que siguen Su Voluntad. Comenzá el año, buscando en cada hecho cotidiano cumplir el Plan que Dios ya pensó para vos. Hacer lo contrario sería cometer una vez más una terrible equivocación.


REFLEXIÓN — No hay mejor plan que el de Dios.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


La honradez contra la injusticia.

“Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho.”. (Proverbios 16:8 RV60)

Justicia, como lo define el diccionario, es la virtud de dar cada uno lo que es suyo, actuar con equidad, e injusticia es hacer todo lo contrario. La gente cruel obra con injustica porque le genera mayores utilidades, no le importa que las personas a su alrededor pasen por diferentes dificultades, sólo piensan en sus ganancias, saben que al explotar a sus trabajadores y pagarles menos ganarán más, pero ¿Acaso Dios no hará justicia al oprimido?

1 Timoteo 5:18b RV60: “y: Digno es el obrero de su salario”

El obrero esforzado es merecedor de su salario, lo que él hace trae mucha bendición y pocas personas comprenden esto; por eso en las calles, en diferentes países, se ve a muchedumbres reclamando sus derechos por un salario justo para cubrir las necesidades en su hogar, pero pocas veces las autoridades o los jefes acceden a negociar sus peticiones y, muchas veces, ofrecen algo que no cubre lo requerido por los trabajadores.

Muchos hacen uso de lo que es injusto, de engaños, estafas, sobornos, varios viven del trabajo de otra gente, algunas personas acceden a puestos por influencias personales obteniendo cargos superiores sin merecerlos, sembrando discordias para el presente y el futuro.

“sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;” (2 Pedro 2:9 RV60)

Es agradable disfrutar lo mucho o lo poco ganado con justicia y honradez que ver desaparecer precipitadamente las ganancias obtenidas de forma injusta. La honradez y la justicia son virtudes que dan honra a la vida del hombre y que pocos conservan, no las pierdas.

Carlos E. Encinas
CVCLAVOZ