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Malaquías 1:6  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Reprensión a los sacerdotes

El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si yo soy señor, ¿dónde está mi temor? —dice el Señor de los ejércitos a vosotros sacerdotes que menospreciáis mi nombre—. Pero vosotros decís: “¿En qué hemos menospreciado tu nombre?” Ofreciendo sobre mi altar pan inmundo. Y vosotros decís: “¿En qué te hemos deshonrado?” En que decís: “La mesa del Señor es despreciable.” Y cuando presentáis un animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Y cuando presentáis el cojo y el enfermo, ¿no es malo? ¿Por qué no lo ofreces[i] a tu gobernador? ¿Se agradaría de ti o te recibiría con benignidad? —dice el Señor de los ejércitos. Ahora pues, ¿no pediréis el favor[j] de Dios, para que se apiade de nosotros? Con tal ofrenda de vuestra parte[k], ¿os recibirá El con benignidad? —dice el Señor de los ejércitos. 10 ¡Oh, si hubiera entre[l] vosotros quien cerrara las puertas para que no encendierais mi altar en vano! No me complazco en vosotros —dice el Señor de los ejércitos— ni de vuestra mano aceptaré ofrenda[m]. 11 Porque desde la salida del sol hasta su puesta, mi nombre será grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre, y ofrenda pura de cereal; pues grande será mi nombre entre las naciones —dice el Señor de los ejércitos. 12 Pero vosotros lo profanáis, cuando decís: “La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, su alimento despreciable.” 13 También decís: “¡Ay, qué fastidio[n]!” Y con indiferencia lo despreciáis —dice el Señor de los ejércitos— y traéis lo robado, o cojo, o enfermo; así traéis la ofrenda[o]. ¿Aceptaré eso de vuestra mano? —dice el Señor. 14 ¡Maldito sea el engañador que tiene un macho en su rebaño, y lo promete, pero sacrifica un animal dañado al Señor! Porque yo soy el Gran Rey —dice el Señor de los ejércitos— y mi nombre es temido[p] entre las naciones.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

DEVOCIONAL DIARIO – JESUS ES SIEMPRE NUESTRA UNICA ESPERANZA
Por Pastor Carlos Vargas Valdez 2


DEVOCIONALES – JESÚS ES NUESTRA ÚNICA ESPERANZA
Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Hechos 2:26-27

Hace muchos años, Dios me dijo algo que ha marcado mi ministerio desde entonces, y fue lo siguiente: “La fe en Jesucristo es la única esperanza que cualquier persona en el mundo puede tener”.

A la luz de lo que está sucediendo hoy a nuestro alrededor, la verdad de esas palabras es lamentablemente más dolorosa que nunca. Somos una generación que padece enfermedades que nadie puede sanar y que sufre problemas que nadie puede solucionar. Los éxitos pasajeros que podamos tener se ven rápidamente reemplazados por dificultades mayores. Esta experiencia es cada vez más común tanto entre creyentes como entre no creyentes.

Aunque no debería ser así, lo es. A los creyentes los matan las mismas enfermedades que están matando al resto del mundo y los azotan los mismos problemas que azotan a los incoversos. Muchos hijos de Dios van por la vida como si no tuvieran ninguna esperanza, como lo hace el resto del mundo.

¿Por qué? Porque la fe en Jesucristo es la única esperanza que cualquier persona en el mundo puede tener. Pero la mayoría de los cristianos no saben cómo vivir por la fe. En lugar de ser llenos de la Palabra de Dios y de fe, están llenos de tradiciones y supersticiones religiosas, y por eso es que sufren innecesariamente. Cuando el diablo los ataca con alguna enfermedad o algún mal, o con la pobreza, la depresión o el divorcio, con frecuencia se quedan sin poder hacer nada mientras son consumidos por alguna de esas cosas. En realidad no saben qué hacer. La Biblia dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6).

Pero usted sí tiene el conocimiento de que Jesucristo es su esperanza. Confíe en Él y dígale al mundo que cualquiera puede también poner toda su esperanza en Él.

Escritura Devocional para leer : Hechos 2:26-27

Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


La familia de Dios
“porque el que haga la voluntad de Dios, el tal es mi hermano y mi hermana y mi madre.” (Marcos 3.35 PSH)

Jesús miró a la gente que se encontraba alrededor suyo cuando impartía sus enseñanzas y les dijo indirectamente que ellos eran su madre y sus hermanos; las personas que no sólo escuchan la palabra de Dios, sino que la ponen en práctica son su verdadera familia, son de gran valor y estima para Él.

¿Eres parte de la familia de Dios? Si vives en soledad, recuerda que no sólo Jesús cuida de ti, tienes una familia en Cristo con la cual puedes contar, no tienes por qué andar aislado como un náufrago y sufrir ansiedad por ello.

“¡Oh cuán bueno y cuán agradable es para los hermanos el habitar en armonía!” (Salmos 133.1 PSH)

Para habitar en armonía con tus hermanos y hermanas en Cristo es importante que los ames como a ti mismo, apoyándolos en lo que esté a tu disposición, escucharlos, orando por ellos, comunicándote cuando falten a la congregación, visitándolos cuando están enfermos.

Como familia debemos comprender las situaciones por las que atraviesa cada persona, a veces juzgamos directamente cuando alguien tiene problemas, cuando en realidad solamente necesitan palabras como un “estoy contigo”, “no te rindas” o simplemente estar junto a ellos en tiempos adversos.

A veces nuestros propios problemas y responsabilidades hacen que nos olvidemos y nos alejemos de nuestra familia espiritual, velemos para que no se pierdan o dejen de escuchar palabra de Dios.

Cuida a tu familia, porque es fácil que algunos se aparten del camino de la verdad.

¿Haces la voluntad de Dios?

Carlos E. Encinas
CVCLAVOZ