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Oseas 14:4  La Biblia de las Américas (LBLA)

Conversión y perdón de Israel

14 [a]Vuelve, oh Israel, al Señor tu Dios,
pues has tropezado a causa de[b] tu iniquidad.
Tomad con vosotros palabras[c], y volveos al Señor.
Decidle: Quita toda iniquidad,
y acéptanos bondadosamente[d],
para que podamos presentar el fruto de nuestros labios[e].
Asiria no nos salvará,
no montaremos a caballo,
y nunca más diremos: “Dios nuestro[f]
a la obra de nuestras manos,
pues en ti el huérfano halla misericordia.

Yo sanaré su apostasía,
los amaré generosamente,
pues mi ira se ha apartado de ellos.
Seré como rocío para Israel;
florecerá como lirio,
y extenderá sus raíces como los cedros del Líbano.
Brotarán[g] sus renuevos,
y será su esplendor[h] como el del olivo,
y su fragancia como la de los cedros del Líbano.
Los que moran a su sombra,
cultivarán de nuevo el trigo[i]
y florecerán como la vid.
Su fama será como la del vino del Líbano.

Efraín, ¿qué tengo yo que ver ya con los ídolos?
Yo respondo y te[j] cuido.
Yo soy como un frondoso ciprés;
de mí procede tu fruto.

Quien es sabio, que entienda estas cosas;
quien es prudente, que las comprenda.
Porque rectos son los caminos del Señor,
y los justos andarán por ellos;
pero los transgresores tropezarán en ellos.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

LA REBELDÍA TIENE SUS CONSECUENCIAS


“Pero los impíos son como el mar agitado, que no puede estar quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz —dice mi Dios— para los impíos. Isaías 57:20-21 (LBLA)

Cuando ignoramos la voz de Dios y obstinadamente seguimos actuando en rebeldía, nuestros corazones se vuelven insensibles al punto de llegar a perder la paz. Dios nos advierte en su Palabra que la justicia ayuda al íntegro, pero la maldad perturba al pecador.

Por lo tanto, agrada a Dios con una vida integra, sin dobleces ni hipocresía para que no tengas que sufrir las dolorosas consecuencias de la desobediencia.

“La justicia guarda al íntegro en su camino, más la maldad trastorna al pecador” Proverbios 13:6 (LBLA)

Cristhian Castillo 
CVCLAVOZ

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Por mucho que huyas

Se cuenta el caso de un hombre que cometió un terrible crimen, asesinando por celos al novio en su propia boda.

Inmediatamente después de cometido el asesinato tomó su caballo y huyó del castillo donde se había celebrado la fiesta y, aprovechando la oscuridad de la noche, corrió por los caminos de Escocia.

Después de galopar toda la noche dando vueltas y más vueltas y cuando creía que se hallaba a muchos kilómetros del lugar, al despuntar el alba se encontró en las puertas del mismo castillo donde había cometido su terrible crimen, siendo detenido para recibir su castigo.

En ocasiones creemos que si no hablamos de nuestro pecado, que si lo escondemos y si nadie se entera o que si nos vamos lejos donde nadie nos conozca, bastará para dejar en el olvido nuestro error. Sin embargo, no hay forma de escapar de Dios, quien nos conoce y sabe todo lo que acontece en nuestras vidas.

El rey David, en el salmo 139: 7-12 (NTV), dice: “¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu! ¡Jamás podría huir de tu presencia! Si subo al cielo, allí estás tú; si desciendo a la tumba, allí estás tú. Si cabalgo sobre las alas de la mañana, si habito junto a los océanos más lejanos, aun allí me guiará tu mano y me sostendrá tu fuerza. Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara, y a la luz que me rodea, que se convierta en noche; pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti. Para ti, la noche es tan brillante como el día. La oscuridad y la luz son lo mismo para ti”

No huyas, no hay forma de esconderte de Dios. Puedes ir de una iglesia a otra, cambiarte de ciudades y hasta de países constantemente, pero llegará un día en el que ya no podrás huir y tendrás que enfrentar, como todos, el juicio por tus actos.

Si te has equivocado, si pecaste, acércate a Dios con un corazón arrepentido y pide perdón. Si heriste a alguien, pídele perdón y si está en tus manos enmendar el daño causado ¡hazlo!

¡No tienes que vivir huyendo! 1 Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (RVR1960)”

Por mucho que huyas no podrás escapar de Dios, así que deja de atormentarte por tus pecados, acude a Él y disfruta del perdón, la paz y tranquilidad que necesitas.

Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ