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Levítico 11:22 La Biblia de las Américas (LBLA)

Animales limpios e inmundos

 

 

11 El Señor habló a Moisés y a Aarón, diciéndoles: Hablad a los hijos de Israel, y decidles[a]: “Estos son los animales que podréis comer de entre todos los animales que hay sobre la tierra. “De entre los animales, todo el que tiene pezuña dividida, formando así cascos hendidos, y rumia, éste comeréis. “Sin embargo, de los que rumian o tienen pezuña dividida, no comeréis éstos: el camello, porque aunque rumia no tiene pezuña dividida; será inmundo para vosotros; el damán[b], porque aunque rumia, no tiene pezuña dividida; será inmundo para vosotros; el conejo[c], porque aunque rumia, no tiene pezuña dividida; será inmundo para vosotros; y el cerdo, porque aunque tiene pezuña dividida, formando así un casco hendido, no rumia; seráinmundo para vosotros. “No comeréis de su carne ni tocaréis sus cadáveres; serán inmundos para vosotros.

“De todos los animales que hay en las aguas, podréis comer éstos: todos los que tienen aletas y escamas en las aguas, en los mares o en los ríos, podréis comer. 10 “Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en los mares y en los ríos, entre todo lo que se mueve en las aguas y entre todas las criaturas vivientes que están en el agua, os serán abominación; 11 os serán abominación, no comeréis de su carne y abominaréis sus cadáveres. 12 “Todo lo que en las aguas no tenga aletas ni escamas, os será abominación.

13 “Además, éstas abominaréis de entre las aves, no se comerán, son abominación: el águila[d], el buitre y el buitre negro, 14 el milano y el halcón según su especie; 15 todo cuervo según su especie; 16 el avestruz, la lechuza, la gaviota y el gavilán según su especie; 17 el búho, el somormujo, el búho real, 18 la lechuza blanca, el pelícano, el buitre común, 19 la cigüeña, la garza según su especie; la abubilla y el murciélago.

20 “Todo insecto alado que ande sobre cuatro patas os será abominación.21 “Sin embargo, éstos podéis comer de entre todos los insectos alados que andan sobre cuatro patas: los que tienen, además de sus patas, piernas con coyunturas para saltar con ellas sobre la tierra. 22 “De ellos podéis comer éstos: la langosta según sus especies, la langosta destructora según sus especies, el grillo según sus especies y el saltamontes según sus especies. 23 “Pero todos los demás insectos alados que tengan cuatro patas os serán abominación.

24 “Por estos animales, pues, seréis inmundos; todo el que toque sus cadáveres quedará inmundo hasta el atardecer, 25 y todo el que levante parte de sus cadáveres lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta el atardecer. 26 “En cuanto a todo animal de pezuña dividida, pero que no forma pezuña hendida, o que no rumian, serán inmundos para vosotros; todo el que los toque quedará inmundo. 27 “Y de entre los animales que andan sobre cuatro patas, los que andan sobre sus garras son inmundos para vosotros; todo el que toque sus cadáveres quedará inmundo hasta el atardecer, 28 y el que levante sus cadáveres lavará sus ropas y quedará inmundo hasta el atardecer; os son inmundos.

29 “Y de entre los animales que se arrastran sobre la tierra, éstos seráninmundos para vosotros: el topo, el ratón y el lagarto[e] según sus especies; 30 el erizo[f], el cocodrilo[g], el lagarto, la lagartija de arena[h] y el camaleón. 31 “Estos serán inmundos para vosotros de entre todos los animales que se arrastran; todo el que los toque cuando estén muertos quedará inmundo hasta el atardecer. 32 “También quedará inmunda cualquier cosa sobre la cual caiga muerto uno de ellos, incluso cualquier artículo de madera, ropa, piel, saco, o cualquier utensilio de[i] trabajo; será puesto en el agua y quedará inmundo hasta el atardecer; entonces quedará limpio. 33 “Respecto a cualquier vasija de barro en la cual caiga uno de ellos, lo que está en la vasija[j] quedará inmundo y quebraréis la vasija[k]. 34 “Todo alimento[l] que se come, sobre el cual caiga de estaagua, quedará inmundo, y todo líquido[m] que se beba en tales vasijas[n]quedará inmundo. 35 “Todo aquello sobre lo cual caiga parte de sus cadáveres quedará inmundo; el horno o fogón[o] será derribado; son inmundos y seguirán siendo inmundos para vosotros. 36 “Sin embargo, una fuente o cisterna donde se recoge[p] agua será limpia, pero lo que toque sus cadáveres quedará inmundo. 37 “Y si parte de sus cadáveres cae sobre cualquier semilla[q] que se ha de sembrar, quedará limpia.38 “Pero si se pone agua en la semilla, y una parte de sus cadáveres cae en ella, será inmunda para vosotros.

39 “Si muere uno de los animales que tenéis para comer, el que toque su cadáver quedará inmundo hasta el atardecer. 40 “Y el que coma parte de su cadáver lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta el atardecer; y el que levante el cadáver lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta el atardecer.

41 “Todo animal que se arrastra[r] sobre la tierra es abominable; no se comerá. 42 “Todo lo que anda sobre su vientre, todo lo que camina sobre cuatro patas, todo lo que tiene muchos pies, con respecto a todo lo que se arrastra sobre la tierra, no los comeréis porque es abominación.43 “No os hagáis[s] abominables por causa de ningún animal que se arrastra; y no os contaminéis con ellos para que no seáis inmundos.44 “Porque yo soy el Señor vuestro Dios. Por tanto, consagraos y sed santos, porque yo soy santo. No os contaminéis, pues, con ningún animal que se arrastra sobre la tierra. 45 “Porque yo soy el Señor, que os he hecho subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos porque yo soy santo.”

46 Esta es la ley acerca de los animales, de las aves, de todo ser viviente que se mueve en las aguas y de todo animal que se arrastra sobre la tierra, 47 para hacer distinción entre lo inmundo y lo limpio, entre el animal que se puede comer y el animal que no se puede comer.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocional – FE NO ES DESEO
Publicado por: Edgardo Tosoni en Cristianos, Devocional Cristiano, Devocionales, Devocionales Biblicos 1 Comentario


Fe No es Deseo

Pasaje clave: Hebreos 11.
Todos deseamos cosas. Nadie puede decir que no desea nada, porque es natural querer tener o lograr cosas. Como seres humanos, buscamos permanentemente satisfacer nuestros deseos. Aunque muchas veces, no nos detenemos a pensar si son deseos que realmente buscamos alcanzar, verdaderos o genuinos.

Podemos desear cosas, pero nunca confundir deseos con fe.
Si hablamos de deseo no hablamos de fe y viceversa
Si alguien dice: “Vamos a brindar, pidamos tres deseos”. Esto no es fe.

Si alguien dice: “Tengo ganas de que mi hijo venga a la iglesia”. Esto no es fe.

Si alguien dice: “Te deseo lo mejor del mundo”. Esto no es fe.
El deseo, generalmente, muere en deseo. No hay quien lo sustente. Al deseo nadie lo acciona.

La palabra deseo no es una palabra del mundo de la fe, no es una palabra de acción. Porque la fe es lo certero y el deseo está librado al azar. Es como cuando, de repente, tenemos ganas de algo y… ¿qué hacemosí nada. Porque con las ganas no alcanza.

Tener “ganas” tampoco es fe.

Si deseaste algo en el mundo de la fe, ¡nada va a pasar! Porque lo que esperás no lo activa tu deseo, sino tu fe. Tener fe es te­ner certeza, seguridad, determinación, afirmación sobre lo que estás esperando; es la convicción de lo que no se ve. Fe es certeza y convicción. Por eso, necesitás moverte en lo que sabés que es así, que es lo que Dios dijo y nada más.

Cuando un hijo de Dios, un día cree y al otro día no, significa que no tiene certeza. Porque certeza es decir: “Yo sé que sé que sé, que Dios me va a bendecir abundantemente”.
Si una persona te pregunta: ¿cómo hacés vos para estar motiva­do siempre?, seguramente esa persona con la cual te encontras­te ha estado viviendo su vida en pos de deseos frustrados.

Y si le decís que siempre estás motivado, te puede llamar loco, pero a vos esas palabras no deben importarte. Sabés bien que motivos hay para estar en carrera.

El motivo es empujado por la misma fe, es el motor que te man­tiene en acción, y que te hace mantener seguro que el motivo que esperás te va alcanzar sí o sí:

“Mi familia estará toda en Cristo”. Esto es fe.
“Dios me dará prosperidad”. Esto es fe.
“Tendré mi casa propia”. Esto es fe.
“Tendré los mejores contactos para mi negocio”. Esto es fe.

El motivo es empujado por la misma fe.

Un motivo gigante es una automotivación gigante. Lo más po­deroso que puede tener un ser humano es un motivo, es decir, algo grande por lo cual esperar. “Yo estoy esperando cosas gran­des y sé que vienen en el Nombre del Señor, tengo la certeza y la con­vicción que será así en el nombre de Jesús”.
¿Cuál es tu motivo? ¿Qué estás esperando?

Como dijimos, el deseo no puede ser comparado con la fe. Nun­ca podrán caminar juntas. La fe resiste donde el deseo muere.

Hoy podés desear algo y al cabo de unos días, cambiar de de­seo, con esto te darás cuenta que no era algo realmente verda­dero aquello que deseabas.

Pero cuando descubrís algo por lo cual vivís o morís, encon­traste no un deseo sino una pasión, un motivo; entonces, llénalo de fe. No lo pierdas.

Cuando tenés motivos grandes, habrás puesto en tu futuro un imán poderoso que te absorberá. Es como levantarte cada ma­ñana sabiendo que hay un futuro que te está esperando, al cual le pusiste nombre.

Hay una fe que se mantiene en desarrollo por ese motivo que está delante tuyo. Es grande y poderoso y te mantiene vivo. Seguilo, no te detengas…

La fe resiste donde el deseo muere.
Extracto del libro “60 Principios de Fe”
Por Bernardo Stamateas

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

RFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


El Amparo.

Creo que nunca dejaremos de requerir ayuda de algún tipo, pues la vida está llena de retos y circunstancias que desgastan nuestras fuerzas. Es ahí donde debemos saber dónde recurrir.

David estaba frente a un peligro inminente, estaba escondido en una cueva, huyendo del Rey Saúl que lo buscaba para acabar con su vida, oculto clamó a Jehová: “Ten compasión de mí, oh Dios; ten compasión de mí, que en ti confío. A la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que haya pasado el peligro. Clamo al Dios Altísimo, al Dios que me brinda su apoyo. Desde el cielo me tiende la mano y me salva;” Salmos 57: 1-3a (NVI).

David se amparó en Dios ante el temor de perder la vida, pidió compasión con denuedo, buscó estar protegido directamente por Él y confió que tendría respuesta. También fue movido a confiar más en Dios que en sus propios recursos o en su habilidad de hombre astuto y guerreo, a creer en Sus promesas.

Es fácil que el temor nos invada en momentos de problemas o peligros, hasta nuestra fe puede menguar y derribar la confianza en Dios. Pero esto no pasa cuando conocemos los atributos de nuestro Salvador, pero si no lo conocemos, sencillamente nos rendiremos ante cualquier inconveniente. Si fortalecemos diariamente nuestra fe por medio de su Palabra y oración, podremos vivir confiados.

Si continuamente vives en incertidumbre y conflictos, imita la actitud de David, refúgiate en Dios y serás bienaventurado.

“Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios,” Salmos 146:5 (RVR1960)

Soraida Fuentes
CVCLAVOZ