Tito 2:10 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

 

La enseñanza de buena doctrina

 

 

 

Pero en cuanto a ti, enseña[a] lo que está de acuerdo con la sana doctrina:Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia. Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en suconducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno,que enseñen[b] a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Asimismo, exhorta a los jóvenes a que sean prudentes; muéstrate en todo[c] como ejemplo de buenas obras, con pureza[d] de doctrina, con dignidad, con palabra sana eirreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros. Exhorta a los siervos[e] a que se sujeten a sus amos en todo, que sean complacientes, no contradiciendo, 10 no defraudando, sino mostrando toda buena fe, para que adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador en todo respecto. 11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres[f]12 enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo[g] sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador[h] Cristo Jesús, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para si un pueblo para posesion suya, celoso de buenas obras.

15 Esto habla, exhorta y reprende con toda autoridad[i]. Que nadie te menosprecie.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Jovenes Cristianos – ENDEMONIADOS

Pasaje clave: Mateo 12:22-50.

 

 

Confrontando A los Verdaderos Demonios

 

 

¿Cómo reaccionan los fariseos ante el poder de Jesús? (vs.24).

 

 

Estos tipos eran los verdaderos demonios. No eran grotescos, no les giraba la cabeza, ni vomitaban serpientes. No les cambiaba la voz, ni las manos se les transformaban en garras. Nada de eso. Pero hablaban bajo la influencia de los demonios.

¡¿Cómo es posible?! Eran religiosos, conocían de memoria la ley, la enseñaban al pueblo, exigían que se cumpliera. Habían estudiado la Biblia durante años… ¡cómo que hablaban bajo la influencia de demonios!

¿Sabes por qué? Porque tenían a Dios en la mente pero no en el corazón. Tenían el conocimiento de la ley, pero no tenían a Dios, ni su presencia, ni su poder, ni sus Palabras. Tenían la apariencia de hijos de Dios, pero no lo eran. Conocían acerca de Dios (porque habían estudiado), pero no conocían a Dios porque no tenían una relación

personal con Él. Atacaban a Jesús, lo perseguían y querían destruirlo porque los demonios odian a Dios, odian al Hijo de Dios y nos odian a todos aquellos que le entregamos nuestras vidas al Señor.

Cuando Jesús escucha que lo acusaban de sanar por el poder del demonio Beelzebú, no se calla la boca y les responde.

¿Qué sucede con un reino si pelea contra sí mismo? (vs.25).

¿Y qué sucede si Satanás se echa a sí mismo? (vs.26-27).

¡Se autodestruye! Cuando un curandero o un brujo “sanan” o hacen un exorcismo, en realidad autorizan a demonios superiores echar a patadas a demonios inferiores. Se produce la sanidad y el exorcismo, pero la persona queda más endemoniada que antes aunque “parezca” sana y libre. No te confundas. Satanás no pelea contra sí mismo, y esto es lo que Jesús le muestra a los endemoniados religiosos.

Entonces, ¿qué les dice? (vs.28-29).

Su poder es el poder del Espíritu de Dios. Él ata al hombre fuerte (a Satanás y sus demonios) y lo saquea.

Si los fariseos no están con Jesús, entonces están en su contra (vs.30).

¿Qué pecado no les será perdonado? (vs.31-32).

Es muy importante que entiendas lo que Jesús le dice a los fariseos. El pecado de ellos no les sería perdonado porque trataron al Espíritu Santo como si fuera un demonio. Jesús, lleno del Espíritu Santo, liberó y sanó al hombre endemoniado, pero para los religiosos no fue la obra del Espíritu Santo sino la obra de un demonio. Insultar (blasfemar) de esa manera al Espíritu Santo, tratándolo de demonio, es imperdonable.

Por lo tanto, ¿qué advertencia hace Jesús? (vs.33-37).

¡Cuida tu boca, nene! ¡Ten cuidado con lo que hablas y dices! Porque tus palabras y tu manera de hablar muestran lo que hay en tu corazón.

Si tu corazón (tus emociones y pensamientos) es bueno, hablarás buenas palabras; pero si tu corazón es malo, hablarás porquerías.

Los fariseos trataron de demonio al Espíritu Santo, hablaron mal del poder de Dios y mostraron lo que había en sus corazones: rechazo, odio y mucha bronca contra Jesús.

Tus palabras te justificarán o te condenarán. Lo que hablas te hará libre o te esclavizará. Sanará tu corazón o te enfermará.

 

 

 

 

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Mateo”

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Voluntad

 

 

Immanuel Kant, nacido en Alemania, fue un filósofo que provocó un verdadero terremoto en los cimientos del campo de la ética a finales del siglo XVIII.

De acuerdo con su teoría, una acción sólo puede determinarse como buena cuando es impulsada por la voluntad. Para aclarar esta idea tomemos unos ejemplos:

1º Imaginemos que una persona está atrapada dentro de una casa que arde en llamas, hago todo lo posible por salvarla pero no lo logro. La persona muere de todas formas.

2º Imaginemos ahora que hago todo lo posible por salvarla y que tengo éxito. La persona atrapada es salvada.

3º Imaginemos que yo, por un descuido al volante, estrello mi auto en la casa que se está quemando, pero logro abrir un hueco en el muro y el sujeto atrapado logra salir ileso.

Entre estas tres acciones, Kant encuentra más relevantes las dos primeras situaciones pues tienen una intencionalidad, pero el tercero no, simplemente fue un acto que ocurrió bajo la ausencia de un objetivo.

“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” Juan 10:17-18 Versión RVR 1960.

Al leer el texto bíblico no podemos dejar de notar una firme intención de Jesús por dar su vida. Él no espera que las cosas pasen en forma automática, que ocurran de forma natural o que pase todo simplemente por un capricho de las situaciones que lo rodean.

Jesús en todas sus acciones siempre tuvo la intención de salvar a la humanidad del castigo del pecado. Comprendamos que Él esperó el tiempo de Dios para hacer todo lo que hizo, pero nunca dejó que la espera se convierta en una silla de comodidad para que las cosas sucedan de forma automática. Todo el tiempo sus acciones estaban impulsadas por el deseo de cumplir la voluntad de Dios Padre.

Sin embargo, contrariamente a esta idea se ha expandido una creencia errada. Al orar muchos piden que nazca casi automáticamente dentro de ellos las ganas de congregarse, de ayunar, de ser fieles, de ser santos, de trabajar en la iglesia, de diezmar, etc. Abandonando de esa manera la voluntad que Dios ha dado a todo hombre.

Recordemos. Es Dios quien da las fuerzas, su Espíritu nos ayuda a ser santos, su amor nos anima, su poder impulsa nuestras vidas, su sabiduría nos ayuda a elegir, su misericordia nos motiva a comenzar de nuevo, sus bendiciones nos causan regocijo, etc. Pero todo ocurre sobre la base de la voluntad que muestra el hombre.

Deja de esperar que las cosas ocurran de forma automática o por hechos accidentales. Dios quiere bendecirte, pero son tus acciones las que deben mostrar una firme intención de recibir las dádivas que buscas.

 

 

 


Héctor Colque
CVCLAVOZ