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Jeremías 13:17  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Los cántaros estrellados

12 También les dirás esta palabra: “Así dice el Señor, Dios de Israel: ‘Todo cántaro se llenará de vino.’” Y cuando ellos te digan: “¿Acaso no sabemos bien que todo cántaro ha de llenarse de vino?”, 13 entonces les dirás: “Así dice el Señor: ‘He aquí, voy a llenar de embriaguez a todos los habitantes de esta tierra: a los reyes sucesores de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén; 14 y los estrellaré unos contra otros, los padres con los hijos por igual’ —declara el Señor. ‘No tendré piedad, ni lástima, ni compasión, para dejar de destruirlos.’”

15 Escuchad y prestad atención, no seáis altaneros,
porque el Señor ha hablado.
16 Dad gloria al Señor vuestro Dios
antes que haga venir las tinieblas,
y antes que vuestros pies tropiecen
sobre los montes oscuros,
y estéis esperando la luz,
y El la transforme en profundas tinieblas,
la torne en lobreguez.
17 Pero si no escucháis esto,
mi alma sollozará en secreto por tal orgullo;
mis ojos llorarán amargamente
y se anegarán en lágrimas,
porque ha sido hecho cautivo el rebaño del Señor.
18 Di al rey y a la reina madre:
Humillaos, sentaos en el suelo,
porque ha caído de vuestras cabezas
vuestra hermosa corona.
19 Las ciudades del Neguev[c] han sido cerradas,
y no hay quien las abra:
todo Judá ha sido llevado al destierro,
llevado al cautiverio en su totalidad.

20 Alzad vuestros ojos, y ved
a los que vienen del norte.
¿Dónde está el rebaño que te fue confiado,
tus hermosas ovejas?
21 ¿Qué dirás cuando El ponga sobre ti
(a los que tú mismo habías enseñado)
a antiguos compañeros[d] para ser cabeza tuya?
¿No te vendrán dolores
como de mujer de parto?
22 Y si dices en tu corazón:
“¿Por qué me han sucedido estas cosas?”
Por la magnitud de tu iniquidad
te han quitado las faldas
y descubierto[e] tus calcañares.
23 ¿Puede el etíope mudar su piel,
o el leopardo sus manchas?
Así vosotros, ¿podréis hacer el bien
estando acostumbrados a hacer el mal?
24 Por tanto, os[f] esparciré como paja arrastrada
por el viento del desierto.
25 Esta es tu suerte, la porción que ya he medido para ti
—declara el Señor
porque me has olvidado,
y has confiado en la mentira.
26 Por lo cual yo también te levantaré[g] las faldas sobre tu rostro,
para que se vea tu vergüenza.
27 En tus adulterios y en tus relinchos,
en la bajeza de tu prostitución
sobre las colinas del campo,
he visto tus abominaciones.
¡Ay de ti, Jerusalén!
¿Hasta cuándo seguirás sin purificarte?

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¿Qué debo hacer para servir al Señor con el poder del Espíritu Santo?
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Los Cristianos 0


¿Qué hacer para servir al Señor con el poder de Su Espíritu Santo?
Bueno, como seguramente sabe, el poder del Espíritu Santo ha estado a su disposición desde el mismo día que recibió a Cristo como su Salvador.

Note lo que dice Hechos 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”

Dios jamás tuvo la idea de que sus siervos le sirvan en sus propias fuerzas. La idea de Dios siempre fue que sus siervos le sirvan en el poder del Espíritu Santo.

Por eso es que poco antes de retornar a su Padre, el Señor Jesucristo prometió a sus discípulos que estaban por recibir un poder que nunca antes habían tenido. Este poder iba a ser dado cuando venga el Espíritu Santo sobre ellos. Este poder capacitaría a estos discípulos a ser testigos de Cristo en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Pues, la Biblia muestra que el Espíritu Santo vino sobre esos discípulos mientras estaban en Jerusalén, en el aposento alto el día que los judíos celebraban la fiesta de Pentecostés.

A partir de ese momento, los discípulos de Cristo tenían no sólo al Espíritu Santo morando en ellos, sino también el poder necesario para cumplir con el mandato del Señor de esparcir el evangelio en todo el mundo. A partir de este momento también, el Espíritu Santo viene a morar para siempre en toda persona que recibe a Cristo como su Salvador.

Observe lo que dice Efesios 1:13. “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.”

El Espíritu Santo es el sello que recibimos todos los creyentes a partir del momento que recibimos a Cristo como Salvador. Esto significa que desde el mismo instante que somos creyentes tenemos a nuestra disposición el poder del Espíritu Santo para servir al Señor, no sólo evangelizando el mundo sino en cualquier otra área de servicio.

Ahora Usted dirá: Si es así, ¿Por qué entonces no veo el poder del Espíritu Santo ni en mi vida ni en mi servicio al Señor? Bueno, no es culpa de Dios Padre, ni del Hijo el Señor Jesucristo, ni del Espíritu Santo, porque como ha quedado establecido, el Espíritu Santo y todo su poder ha estado a disposición del creyente desde el momento mismo que recibió a Cristo como Salvador.

La culpa es del mismo creyente. ¿Qué pensaría de un hombre que, teniendo un auto último modelo con un poderoso motor, con un tanque lleno de combustible, y con la llave de encendido en la mano, sin embargo, está empujando el auto con todas sus fuerzas para hacer mover sólo unos pocos centímetros esa joya de vehículo?

Seguramente pensará que este hombre debe estar fuera de sus cabales. ¿Cómo es posible que este hombre teniendo todo para movilizarse a toda velocidad en ese maravilloso auto, esté dependiendo de su propia fuerza para mover el auto a paso de tortuga?

Bueno en el plano espiritual sucede lo mismo cuando dependemos de nuestra fuerza para servir al Señor, a pesar de tener a nuestra disposición todo el poder del Espíritu Santo. Pudiendo avanzar a 80 Kilómetros por hora en nuestro servicio al Señor, en el poder del Espíritu Santo, sin embargo, avanzamos a paso de tortuga en nuestro servicio al Señor en nuestra propia fuerza.

La clave está por tanto en apropiarnos de algo que ya es nuestro. Allí es donde radica el problema. De nada nos sirve tener algo si no sabemos aprovecharlo. De nada nos sirve tener ese auto que hablábamos antes si no nos atrevemos a meter la llave en el encendido para hacer funcionar el motor y disfrutar de toda esa potencia que genera.

El poder del Espíritu Santo se manifestará cuando el creyente confíe absolutamente en la obra perfecta de Cristo, como la única base de su aceptación ante Dios. Dios no nos acepta por lo que hacemos ni por lo que tenemos, sino por lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz del Calvario.

El poder del Espíritu Santo se manifestará también cuando el creyente saque todo pecado conocido de su vida. Proverbios 28:13 dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”

Es imposible que el Espíritu Santo manifieste su poder a través de un creyente que tolera pecado en su vida. Para que se manifieste el poder del Espíritu Santo en nuestro servicio al Señor, también es necesario que nos rindamos absolutamente a Dios para que nos use conforme a su voluntad.

¿Qué es rendirse a Dios?
Rendirse a Dios significa ceder el control de toda nuestra vida a Dios. Es una decisión constante de decir: No a todo aquello que no provenga de Dios, y Sí, a todo lo que provenga de Dios. Rendirse a Dios es negarse a uno mismo para que Dios haga con uno lo que él quiera. Es poner los intereses de Dios y de su reino por encima de nuestros propios intereses.

Para ver el poder del Espíritu Santo también es necesario fomentar la comunión personal con Dios a través de su palabra y la oración.

La palabra de Dios es el alimento espiritual que nos fortalece espiritualmente. La oración es respuesta lógica de un corazón centrado en la palabra de Dios. La comunión personal con Dios nos ayudará a discernir su voluntad y de esa manera hacer lo que él quiere, de la manera que él quiere, y en el momento que él quiere. Si no se cultiva el hábito de un momento a solas con Dios para alimentarse de su palabra, y para orar será muy difícil que veamos el poder del Espíritu Santo en nuestro servicio al Señor.

El poder del Espíritu Santo tampoco se manifestará en una vida que no obedece lo que Dios dice en su palabra, la Biblia. La vida cristiana no consiste sólo en no hacer lo que es malo, sino también en hacer lo que es bueno. Santiago 4:17 dice: “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”

Allí lo tiene. Cuando uno mira todas estas cosas que abren la llave del poder del Espíritu Santo en la vida de un creyente, es inevitable reconocer que se trata de la llenura del Espíritu Santo. Si un creyente no está lleno del Espíritu Santo no tendrá oportunidad de servir al Señor en el poder del Espíritu Santo.

De modo que, para ponerlo en una forma muy simple, si Usted quiere servir al Señor en el poder del Espíritu Santo, lo único que tiene que hacer es ser lleno del Espíritu Santo.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


¿Dispuesto o no?

¿Estás dispuesto a seguir la voluntad de Dios pese a lo implique? Jesús estaba en el monte de Getsemaní, con algunos de sus discípulos para orar, se encontraba angustiado porque sería entregado a los fariseos para ser juzgado y condenado a muerte. Él sabía lo que le esperaba y su alma estaba acongojada; sin embargo en sus oraciones le decía a Dios: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Lucas 22:42 (RV1960)

Hay situaciones en las que debemos decidir qué hacer, entre lo que es aparentemente conveniente para nosotros o lo correcto ante Dios.

Recuerdo que este pasaje de la Biblia (Lucas 22:42) me ayudó a tomar una decisión importante en mi vida, seguir con lo que quería o dar paso a lo que Dios me había mostrado; sinceramente yo no tenía la voluntad ni el valor para dejar aquello que quería, pero me rendí y me apropié de las palabras de Jesús e hizo un cambio en mí, con su ayuda renuncié a lo que no me dejaba tener Paz con Dios.

Sin duda no es fácil, pero a pesar de lo que implique hacer la voluntad de Dios es la mejor decisión que puedes tomar, Dios nos ama y siempre sus planes serán mejores que los nuestros.

Quizás hay algo en tu vida que no te permite vivir plenamente tu relación con Dios, te aleja de su voluntad y por más que lo intentas no puedes superarlo.

Nada trascendental ocurrirá en nuestra vida si no dependemos de la dirección del Señor, su Palabra nos dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Juan 15.5 (RV1960)

¡Que Dios siempre guié nuestra vida!

Soraida Fuentes
CVCLAVOZ