Job 38 :4-7

La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

Dios convence a Job de su ignorancia

 

 

 

 

38 Entonces el Señor respondió a Job desde el torbellino y dijo:

¿Quién es éste que oscurece el consejo
con palabras sin conocimiento?
Ciñe ahora tus lomos como un hombre,
y yo te preguntaré, y tú me instruirás.
¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra?
melo, si tienes[a] inteligencia.
¿Quién puso sus medidas?, ya que sabes,
¿o quién extendió sobre ella cordel?
¿Sobre qué se asientan sus basas,
o quién puso su piedra angular
cuando cantaban juntas las estrellas del alba,
y todos los hijos de Dios gritaban de gozo?

¿O quién encerró con puertas el mar,
cuando, irrumpiendo, se salió de su seno;
cuando hice de una nube su vestidura,
y de espesa oscuridad sus pañales;
10 cuando sobre él establecí límites[b],
puse puertas y cerrojos,
11 y dije: “Hasta aquí llegarás, pero no más allá;
aquí se detendrá el orgullo de tus olas”?

12 ¿Alguna vez en tu vida[c] has mandado a la mañana,
y hecho conocer al alba su lugar,
13 para que ella eche mano a los confines de la tierra,
y de ella sean sacudidos los impíos?
14 Ella cambia como barro bajo el sello;
y como con vestidura se presenta[d].
15 Mas se quita la luz a los impíos,
y se quiebra el brazo levantado.

16 ¿Has entrado hasta las fuentes del mar,
o andado en las profundidades[e] del abismo?
17 ¿Te han sido reveladas las puertas de la muerte,
o has visto las puertas de la densa oscuridad?
18 ¿Has comprendido la extensión[f] de la tierra?
melo, si tú sabes todo esto.

19 ¿Dónde está el camino a la morada de la luz?
Y la oscuridad, ¿dónde está su lugar,
20 para que la lleves a su territorio,
y para que disciernas los senderos de su casa?
21 ¡Tú lo sabes, porque entonces ya habías nacido,
y grande es el número de tus días!
22 ¿Has entrado en los depósitos de la nieve,
o has visto los depósitos del granizo,
23 que he reservado para el tiempo de angustia,
para el día de guerra y de batalla?
24 ¿Dónde está el camino en que se divide la luz,
o el viento solano esparcido sobre la tierra?

25 ¿Quién ha abierto un canal para el turbión,
o un camino para el rayo,
26 para traer lluvia sobre tierra despoblada[g],
sobre un desierto sin hombre alguno,
27 para saciar la tierra desierta y desolada,
y hacer brotar las semillas[h] de la hierba?
28 ¿Tiene padre la lluvia?
¿Quién ha engendrado las gotas de rocío?
29 ¿Del vientre de quién ha salido el hielo?
Y la escarcha del cielo, ¿quién la ha dado a luz?
30 El agua se endurece[i] como la piedra,
y aprisionada está la superficie del abismo.

31 ¿Puedes tú atar las cadenas de las Pléyades,
o desatar las cuerdas de Orión?
32 ¿Haces aparecer una constelación[j] a su tiempo,
y conduces la Osa con sus hijos?
33 ¿Conoces tú las ordenanzas de los cielos,
o fijas su dominio en la tierra?

34 ¿Puedes levantar tu voz a las nubes,
para que abundancia de agua te cubra?
35 ¿Envías los relámpagos para que vayan
y te digan: “Aquí estamos?”
36 ¿Quién ha puesto sabiduría en lo más íntimo del ser,
o ha dado a la mente[k] inteligencia?
37 ¿Quién puede contar las nubes con sabiduría,
o inclinar los odres de los cielos,
38 cuando el polvo en masa se endurece,
y los terrones se pegan entre sí?

39 ¿Puedes cazar la presa para la leona,
o saciar el apetito de los leoncillos,
40 cuando se agachan en sus madrigueras,
o están al acecho en sus guaridas?
41 ¿Quién prepara para el cuervo su alimento,
cuando sus crías claman a Dios,
y vagan sin comida?

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

REFLEXION

Publicado por: Edgardo Tosoni en Devocional Cristiano, Devocional Diario 0
SUELTA FE, ESPERANZA Y AMOR

 

 

 




Pasaje clave: 1º Corintios 13.

Sabemos que Dios se mueve por fe. La fe es el lenguaje que Dios entiende.

Pero no el único, ya que para Dios antes que la fe, está el amor.

Jesús no se entregó por fe, sino por amor.

Y Dios, así como nos dio fe, puso también el amor en nosotros.

El amor es lo más importante que los seres humanos tenemos.

Ahora bien, para muchos su significado puede estar distorsio­nado.

Hay gente que dice: “Robé por amor”, “Soporto los golpes de mi pareja porque lo amo”.

¿Conocés a alguien en esta situación?

Estas personas piensan que hacen las cosas por amor, pero, en realidad, tienen una confusión de lo que es el amor y como tal, lo usan de manera equivocada.

Dios va a enseñarnos el verda­dero amor.

El verdadero amor siempre es inteligente.

En el libro de 1 Corintios: 13 Pablo lo describe diciendo lo si­guiente: “El amor no es un sentimiento, no es lo que las cancio­nes ni la cultura de hoy dice.

El amor para funcionar tiene que ser inteligente”(parafraseado).

Y agrega: “Hoy tenemos la fe, la esperanza y el amor, pero el mayor de los tres es el amor.”

La fe es la capacidad sobrenatural de la cual Dios nos provee para mover las montañas.

La esperanza es lo que espero, es la capacidad de visualizar un sueño, es sobre aquello que pongo mi fe.

Entonces: “La fe es poderosa porque mueve montañas, la esperanza es poderosa porque da perseverancia, pero el que abre la puerta a estas dos, es el amor”, dijo Pablo.

Una persona que se mueve con amor inteligente puede llevar una palabra de fe o sembrar un sueño con mucho más resulta­do que una persona sin amor.

El amor inteligente es el hermano mayor que abre la puerta a la fe y a la esperanza.

Mateo 9:20-22. Conocemos la historia de la mujer que sufría una hemorragia.

Había gastado todo su dinero en los mejores médicos, a cambio de ser sanada.

Hacía doce años que esta mujer sangraba, pero no sólo físicamente, sino emocionalmente.

En su mente había una compulsión por dar, por derrochar.

¿Sabías que el dinero es símbolo de los afectos?

Se maneja afec­tivamente.

El avaro es avaro de afectos; el derrochador, es de­rrochador de afectos.

Si tu corazón no está sano, los afectos serán el patrón que ma­nejarán las finanzas.

La persona que no puede tener dinero, ya sea porque lo derro­cha o lo atesora, difícilmente experimenta amor en su corazón.

Pero ¡tranquilo! Con Jesús tenés la paz suficiente para disfrutar de lo que tenés, sin guardarlo ni tampoco derrocharlo.

Por eso, nos va a enseñar dos cosas importantes:



1º Aceptación:

Una persona que gasta mucho, en el fondo espera ser amada. Generalmente, en este grupo encontramos a las mujeres que piensan en todos y le dan todo a todos, dado que necesitan ser reconocidas. Esto le pasaba a la mujer que padecía flujo de sangre (Mateo 9), cada vez se sentía más vacía física y emo­cionalmente.

Pero un día se enteró de que Jesús pasaría por donde ella estaba y creyó que si tocaba el manto de Jesús, se sanaría.

Y así ocurrió, porque poder había salido de Jesús.

En esa época, a una mujer en esas condiciones se la considera­da inmunda y la Biblia decía que lo inmundo contamina lo santo.

Cuando ella tocó a Jesús, éste se detuvo y preguntó: “¿Quién me tocó?” Los discípulos respondieron: “¿La multitud te aprieta y decís quién te toca?”

Jesús dijo: “Poder salió de mí.” Por primera vez, ella recibió sa­nidad en sus emociones. Cuando Jesús dijo que nadie lo había contaminado sino que algo bueno había salido de Él, ella dejó de dar, se sintió valiosa, y la sangre cesó.

Lo primero que Dios nos da cuando nos acercamos a Él, es ri­queza afectiva.

Dios nos ama tal como somos.

Amor inteligente es aceptar al otro como es.



2º Dios pondrá en tus manos todo lo perdido:

Jesús la bendice por segunda vez: “Vete en paz. Te devolveré todo lo que perdiste, recuperarás la fe y caminarás en abundancia sin cul­pa, condenación, ni opresión de nadie.”

Es decir, disfrutarás de todo porque la paz de Dios estará siem­pre en tu vida.

La mujer dijo: “Si toco el manto, seré sana”.

Habló fe primero.

Todo lo que digas será para tu bendición, ahora te toca hablar y soltar fe a vos.

La aceptación interior se logra por fe y una vez que ésta se reve­la a tu vida, vas a vivir por siempre prosperado y en victoria.

Jesús la sanó en dos fases.

En primer lugar, la sanó física y emo­cionalmente, en segundo lugar, le dio prosperidad y paz en el corazón.

Lo hizo de esta forma para que no olvide que Dios es Dios de segundas oportunidades.

Quizás hayas recibido un toque de fe, pero recibirás un segun­do toque.

En un encuentro con el Señor, siempre hay una nue­va oportunidad.

Si estuviste buscando aceptación, hoy Dios te quiere revelar su amor.

Todo volverá a tu mano.

El amor inteligente pone límites.

Cuando sepas dar, sabrás recibir.

Y Jesús te dará más.

Y de lo recibido, volverás a dar.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

 



Por Bernardo Stamateas

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

REFLEXION

Todo lo soporta…

Amor, Devocionales, Reflexión

 

 

 

 



Es muy probable que cometa un acto sacrílego, pero me ha pasado en más de una ocasión que he leído porciones de la Biblia y me tiro los pelos de la cabeza tratando de entender por qué Dios escogió palabras tan extrañas en algunos pasajes que inspiró.

No sé si te ha pasado, pero hay versículos que no logro comprender totalmente, y otros que la gente atesora y cita en muchas ocasiones y a mí no me “convencen” por las palabras que usan.

Sin embargo, me he dado cuenta (después de sacarme los pelos de la cabeza) que esto tiene que ver exclusivamente con que no los entiendo bien o no se me ha revelado el sentido y la potencia de esas palabras que para mí son “extrañas”.

Tengo un ejemplo muy reciente sobre ésto.

Creo no equivocarme cuando digo que 1°de Corintios 13 es conocido por el mundo cristiano y por aquellos que no profesan ninguna religión, por el simple hecho de que habla del amor y ser esta una experiencia universal.

En momentos de extremo romanticismo en mi vida, he leído suspironamente cada uno de estos versículos y han salido corazones de mis ojos, pero siempre que llegaba a un versículo me parecía tan extraño que Dios me pudiera decir lo siguiente: “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (vs. 7), hasta el “todo lo espera” vamos super bien, pero el ¿todo lo soporta?, soportar me suena casi torturante, y creo que por años se ha interpretado de manera equivocada.

Cuando hablamos de soportar en el contexto del amor, pareciera ser que se referiría a que no importa que mi pareja, novio o esposo (a) sea golpeador, infiel o maltratador psicológicamente, si de verdad lo amo me tengo que quedar y soportar la situación.

Estoy segura que Dios no se refería a esto cuando escribió lo que escribió…y aquí creo que hago el segundo acto sacrílego.

Dios quiere una vida plena y abundante para nosotros, por lo tanto, dudo mucho que a Él se le haya ocurrido pensar que teníamos que soportar algo que nos hace infelices o que atenta contra nuestra dignidad como hijos suyos.

Dentro de las miles de vueltas que por años le he dado a este tema, un día apareció frente a mí con tanta claridad una idea de a lo que puede haberse referido Dios cuando inspiró la escritura de este versículo, y lo podemos encontrar en la definición de la palabra soportar (Del lat. support?re) que dice: “Sostener o llevar sobre sí una carga o peso”.

Ahora la comprensión del versículo cambia, cuando pienso en que el amor todo lo soporta no pienso en que aunque sienta que me hieren debo quedarme allí estoica sin importarme, tampoco que debo inmolarme y poner en segundo plano mi dignidad, apretar los dientes y seguir adelante ¡NO! Cuando hablamos de que el amor todo lo SOPORTA, nos referimos a que es capaz de sostenernos, de que cuando sentimos presión o estamos cansados, es el amor de nuestra familia o pareja el que nos contiene y es capaz de llevar nuestras cargas cuando pasamos por periodos en que no somos capaces de llevarlas por nosotros mismos.

Soportar entonces se transforma en algo aún más profundo, es contener emocionalmente a la otra persona, dándole un “refugio”, un lugar en donde yo la ayudo a sostener sus cargas y la acompaño dándole la seguridad que requiere.

Cada vez que volvamos a leer 1° Corintios 13 y nos topemos con el versículo 7, pensemos en que es Dios mismo quien nos soporta, Él lleva nuestras cargas, es nuestro soporte espiritual, emocional y físico.

En Él encontramos la plenitud máxima del amor.

No sé si alguna vez podré llegar a amar con un amor así, es una de las grandes metas de mi vida, aprender cada día a amar como Dios me ha amado a mí.

Anhelemos y apuntemos a éso.

Vivamos la experiencia del amor, ese amor que todo lo soporta…

 

 



Autora: Poly Toro