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Josué 9:1-21 La Biblia de las Américas (LBLA)

Astucia de los gabaonitas

 

 

Y aconteció que cuando se enteraron todos los reyes que estaban al otro lado del Jordán, en los montes, en los valles y en toda la costa del mar Grande hacia el Líbano, los reyes de los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, a una se reunieron y se pusieron de acuerdo[a] para pelear contra Josué y contra Israel.

Cuando los habitantes de Gabaón se enteraron de lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, ellos también usaron de astucia y fueron como embajadores[b], y llevaron alforjas viejas sobre sus asnos, y odres de vino viejos, rotos y remendados[c], y sandalias gastadas y remendadas en sus pies, y vestidos viejos sobre sí; y todo el pan de su provisión estaba seco y desmenuzado. Vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel: Hemos venido de un país lejano; haced, pues, pacto con nosotros. Y los hombres de Israel dijeron a los heveos: Quizá habitáis en nuestra tierra[d], ¿cómo, pues, haremos pacto con vosotros[e]? Respondieron ellos a Josué: Somos tus siervos. Y Josué les dijo: ¿Quiénes sois, y de dónde venís? Y le dijeron: Tus siervos han venido de un país muy lejano a causa de la fama del Señor tu Dios; porque hemos oído hablar de El, de todo lo que hizo en Egipto, 10 y de todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, que estaba en Astarot. 11 Y nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestro país nos hablaron, diciendo: “Tomad provisiones en vuestra mano para el camino, id a su encuentro y decidles: ‘Somos vuestros siervos; haced, pues, pacto con nosotros.’” 12 Este nuestro pan estaba caliente cuando lo sacamos de nuestras casas para provisión el día que salimos para venir a vosotros; pero he aquí, ahora está seco y desmenuzado. 13 Estos odres de vino que llenamos eran nuevos, y he aquí, están rotos; y estos vestidos nuestros y nuestras sandalias están gastados a causa de lo muy largo del camino. 14 Y los hombres de Israel tomaron de sus provisiones, y no pidieron el consejo[f] del Señor.15 Josué hizo paz con ellos y celebró pacto con ellos para conservarles la vida; también los jefes de la congregación se lo juraron.

16 Y sucedió que al cabo de tres días después de haber hecho pacto con ellos, oyeron que eran vecinos y que habitaban en su tierra[g]. 17 Y partieron los hijos de Israel, y al tercer día llegaron a sus ciudades. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim. 18 Los hijos de Israel no los mataron[h] porque los jefes de la congregación les habían jurado por el Señor, Dios de Israel. Y toda la congregación murmuraba contra los jefes. 19 Pero todos los jefes dijeron a[i] la congregación: Nosotros les hemos jurado por el Señor, Dios de Israel, y ahora no podemos tocarlos. 20 Esto es lo que haremos con ellos: los dejaremos vivir, para que no venga sobre nosotros la ira por el juramento que les hemos hecho. 21 Y los jefes les dijeron: Dejadlos vivir. Y fueron leñadores y aguadores para toda la congregación, tal como los jefes les habían dicho.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

 

LA MANO NEGLIGENTE EMPOBRECE, PERO LA MANO DE LOS DILIGENTES ENRIQUECE (Proverbios 10:4)
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

 

Rut estaba trabajando como espigadora cuando Booz la eligió para ser su esposa. Eliseo estaba arando sus campos cuando Elías le llamó a ser su ayudante. Pedro, Santiago y Juan estaban pescando cuando Jesús los escogió para ser sus discípulos. Dios llama a las personas con ética profesional probada. Jesús nunca llamó a los perezosos, ni a los que estaban sentados esperando a que les llegara su oportunidad.
A los ojos de Dios no existen trabajos serviles, sólo actitudes serviles. Ya seas el portero o el director general, “se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel” (1 Corintios 4:2).

Dios no te confiará más hasta que no demuestres que eres fiel con lo que tienes.

La Biblia dice: “La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece” (Proverbios 10:4).

“El perezoso desea y nada alcanza, mas los diligentes serán prosperados” (Proverbios 13:4).

¿Has visto un hombre cuidadoso en su trabajo? Delante de los reyes estará (Proverbios 22:29).

“El Señor enviará su bendición sobre aquello en que pongas tu mano” (Deuteronomio 28:8).

Dios bendice los sueños, pero no a los que sueñan despiertos. ¡Tienes que levantarte y ponerte manos a la obra!

“Tomó” el Señor Dios al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo cuidara” (Génesis 2.15).

Cuando Dios creó a Adán, le puso a trabajar, porque la productividad es fundamental para tener autoestima. Por ello, discierne cuál es tu área de actividad y trabaja duro para que cuando Dios necesite que se haga algo, sepa dónde encontrarte.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¡No es justo!

 

“¡No es Justo! ¿Por qué a mí si yo no hice nada para merecer este castigo?”. Eran pensamientos de una adolescente que cuestionaba a Dios el porqué de tantas injusticias en su vida y las que veía a su alrededor.

Es verdad que existen terribles hechos como: la pérdida de un ser querido, caer en las redes de alguien que planificó tu caída económica, ser despedido de tu empleo a causa de alguien más, la pérdida de tu casa, etc. Muchos hemos sido víctimas de este tipo de situaciones que en algún momento nos han llevado a dudar del amor de Dios y aun de su existencia.

Pero… ¿hay algo comparado con el sufrimiento que Jesús padeció de camino a la cruz? ¿Era justo que lo golpearan y lo maltrataran? ¿Cuál fue su culpa para padecer tanto dolor? ¿Por qué no se defendió cuando lo acusaban falsamente? Son tantas las preguntas que podemos hacernos con respecto a este hecho que la única respuesta que se halla es: “por amor a ti”.

“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Tal vez en estos días has estado pasando por situaciones realmente lamentables y no puedes evitar que estas palabras, que en algún momento fueron también mis favoritas, salgan de tus labios.

Aun si no entiendes el porqué de todo lo que estás viviendo, agradece a Dios, póstrate ante su presencia, entrégale cada una de tus cargas en sus manos y descansa en Él. El calvario por el que estás atravesando es momentáneo.
Este maravilloso sacrificio que Jesús hizo no terminó con su muerte, porque al tercer día Él resucitó.

¿Estás dispuesto a permanecer en Jesús? Porque Él quiere resucitar tú, economía, tus relaciones familiares y bendecirte en sobremanera.

Vamos, acepta la maravillosa oferta que Dios te da.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33 (RVR)


Ruth Mamani
CVCLAVOZ