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1 Crónicas 16La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

 

16 Y trajeron el arca de Dios y la colocaron en medio de la tienda que David había levantado para ella, y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Dios. Cuando David terminó de ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre del SeñorY repartió a todos en Israel, tanto hombre como mujer, a cada uno una torta de pan, una porción de carne y una torta de pasas.

Y designó a algunos levitas como ministros delante del arca del Señor, para que celebraran, dieran gracias y alabaran al Señor, Dios de Israel: Asaf el jefe, y segundo después de él, Zacarías; después Jeiel[a], Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con instrumentos musicales, arpas, liras; también Asaf tocaba címbalos muy resonantes, y los sacerdotes Benaía y Jahaziel tocaban trompetas continuamente delante del arca del pacto de Dios.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

La Fe Es
Publicado por: Devocionales en Articulos Cristianos 3 Comentarios


La Fe Es. ¿Qué dice La Biblia?
“ES PUES LA FE LA SUSTANCIA DE LAS COSAS QUE SE ESPERAN, LA DEMOSTRACIÓN DE LAS COSAS QUE NO SE VEN” (Hebreos 11:1).
Fíjate en dos cosas importantes acerca de la fe:

(1) La fe es una “…sustancia…” (Hebreos 11:1b).

En los EE.UU., la gente comercializa con dólares y en Europa se hace con Euros. Pero en el reino de Dios, la fe es la “moneda corriente”; es lo que se requiere para “hacer negocios” con Él (lee Hebreos 11:6) y la fe puede crecer cuando te alimentas con su Palabra (lee Romanos 10:17).

(2) La fe debe estar relacionada con la esperanza.

Si no esperas nada, no necesitas tener fe. Pero tu esperanza debe basarse en lo que la Palabra de Dios dice. Cuando el Señor prometió a Abraham que iba a ser padre de muchas naciones, él pasó los veinte años siguientes esperando tener un hijo, aunque la situación parecía imposible. ¿Y cómo lo hizo” (a) Creyó en Dios, el cuál llama las cosas que no son como si fueran (cfr. Romanos 4:17). El Señor lo ve y luego te lo revela. Y su voluntad de bendecirte con eso es respaldada por tu voluntad de creerlo; (b) “Él creyó en esperanza contra esperanza..., conforme a lo que se le había dicho” (Román 4:18). ¿Qué te ha dicho Dios? En eso debe estar edificada tu esperanza; (c) “…su fe no se debilitó al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años)…” (Romanos 4:19). Es posible que digas: “Pero tomando en cuenta las circunstancias….”. No, simplemente debes creer al Señor porque Él está por encima de cualquier circunstancia; (d) “Tampoco dudó, por incredulidad…, sino que se fortaleció por la fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Romanos 4:20-21). Así que, vigoriza tu fe a través de las Sagradas Escrituras, y con determinación, sigue dando la gloria al Señor por lo que Él te ha prometido. Una fe así le honra, ¡y Él honra una fe así!

ES PUES LA FE LA SUSTANCIA DE LAS COSAS QUE SE ESPERAN, LA DEMOSTRACIÓN DE LAS COSAS QUE NO SE VEN (Hebreos 11:1 Versión Reina Valera Antigua)

Antes de que Israel entrara en batalla, los profetas preguntaban a Dios si les había dado la ciudad. Eso es porque el Señor honra la fe cuando está en línea con lo que Él ha prometido. Así que, debes luchar por lo que Dios te ha prometido. No digas que te ha fallado si no te prometió algo en primer lugar. Y no te enfades porque un deseo descaminado te hizo tratar de alcanzar lo que Él dio a otra persona. Los creyentes de antes solían cantar: “Cada promesa en el Libro es mía, cada capítulo, cada versículo y cada línea”. Así es, en el sentido de que el Señor nos ama a todos por igual, pero hay ciertas promesas que quiere realizar sólo contigo, porque tu llamado es distinto al de los demás; por eso debes buscarlo a Él para obtener claridad y dirección.

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:29). No sólo escucha al predicador, intenta oír lo qué Dios te está diciendo a través de él. Podrás oír algo totalmente distinto de lo que Él esté diciendo al que tienes a tu lado, porque el Señor lo está compartiendo contigo personalmente. A la Biblia se la llama también la “Palabra viva”, porque de repente ciertas Escrituras cobran vida y echan raíces dentro de ti. Puedes oír lo que nadie puede oír, o incluso perder algunos de los planteamientos que dé el pastor , y volver a casa con la respuesta que necesites. Cuando dices: “Lo entiendo y lo he apropiado”, “la fe que viene…por el oír…” (Romanos 10:17) está haciendo su trabajo especial dentro de ti.
AHORA…, LA FE ES LA CERTEZA DE LO QUE SE ESPERA… (Hebreos 11:1 Versión La Biblia de las Américas)

Fíjate en las palabras: “Ahora…, la fe…” (Hebreos 11:1). Da gracias a Dios por la fe de tus antepasados y por las experiencias que tuviste tú como creyente. Sin embargo, para que puedas hacer hoy lo que el Señor te ha llamado a hacer, necesitas la “fe de ahora”.Jesús… dijo: “…si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará…” (Mateo 7:20). Puede que la fe de tu abuela haya movido su “…monte…”, pero para que se mueva “…este monte…” [el que tienes delante de ti] hace falta que ejercites la tuya. En nuestra vida, todos tenemos algo que se puede llamar “…este monte…”, y Dios está dispuesto a moverlo. Así que, ¿cuál es el problema? La incredulidad. Aunque Cristo había dado a sus discípulos la autoridad para sanar a los enfermos, ellos no supieron ponerla en práctica frente a un niño que estaba poseído por un demonio, por lo que preguntaron a Jesús:¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? (Mateo 17:19b). Apercíbete de lo que les enseñó aquél día:

(1) Empieza con algo pequeño, o ni llegarás a empezar.

La fe del tamaño de una semilla de mostaza, se convertirá como todas las semillas en algo mucho más grande. Simplemente empieza donde te encuentras, y cree al Señor en las cosas ordinarias y cotidianas. Cuando Él honre tu fe, reconócelo, dale las gracias y edifica sobre ello.

(2) Protege tu boca:

“…si tenéis fe…, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará…” (Mateo 7:20) Tus palabras transmiten la fuerza vivificadora que hay en tu fe, de modo que, controla y corrige lo que sale de tu boca y asegúrate de que concuerda con la Palabra de Dios.

(3) Algunas veces necesitas algo extra.

Algunos “montes” necesitan más oración que otros o, en el caso de aquel niño, el poder que viene a través del ayuno. Pero verás que los “montes” se quitarán de tu vida si estás dispuesto a cumplir con las condiciones del Señor.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Cuando las palabras no son suficientes

Ana, esposa de Elcana no podía tener hijos, la biblia no menciona las razones, simplemente dice que el Señor no le había concedido ser mamá. Cuando la esterilidad forma parte de una mujer, es devastadora, porque cada joven sueña con ser madre, y es que es un anhelo que desde niña se observa cuando tiene muñecas y en sus juegos, por así decirlo, las transforma en bebés donde ella las cuida y alimenta. Cuán difícil era para Ana saber que no podía engendrar hijos, que ese sueño tan añorado no se estaba cumpliendo. La palabra dice que ella tenía el semblante decaído, vivía con tristeza, y lloraba por su situación hasta el punto de no querer probar comida.

Elcana al ver a su esposa en ese estado, quiso consolarla, en el versículo 8 de 1ra Samuel dice: Ana ¿Por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué esta afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

Palabras de un hombre que en su intento trató de apaciguar el alma afligida de Ana pero que no fueron suficientes. Como esposo quiso ayudarla a que pueda sentirse mejor, a que no le de tanta importancia a este asunto pero fue en vano.

Cuántas veces nos ha pasado que en los tiempos difíciles, muchas personas han intentado darnos palabras de consuelo y aliento pero que no han llegado a ser capaces de tranquilizar nuestro desesperado corazón. Y es que en varias ocasiones sucede que el dolor es tan fuerte que no todos comprenden la magnitud de nuestro sentir.

La historia relata que Ana después de haber escuchado a su esposo, con amargura en el alma fue a orar al templo, lloró abundantemente y le encomendó su causa al Señor. Dice que oró largamente delante de Jehová; y desde ese momento comió y no estuvo más triste.

Desconocemos el dolor que aflige tu alma, aun la dimensión de tus congojas, y tal vez no tenemos las palabras precisas para calmar tu corazón abatido; pero como Ana, animarte a que al primer lugar donde puedas descargar y hablar con alguien de lo que sientes, sea con Dios, él mejor que nadie conoce lo más profundo de tu ser. Él entiende como estas, comprende tu enojo, sabe de tu tristeza y lo que te llevó a vivir así. En su omnisciencia es quien mejor conoce lo que hay en ti. Dice su palabra que “…Porque él conoce los secretos del corazón” (Salmos 44:21) La palabras del hombre pueden no ser suficientes para ayudarte pero el consejo de Jehová puede transformar y restaurarte. Búscalo en intimidad, encomienda tu causa y permite que pueda apaciguar tu afligido corazón. Él es experto en estos asuntos.

En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. (Salmos 18:6)

 

 

 

Claudia Carvajal
CVCLAVOZ