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Proverbios 16:28  La Biblia de las Américas (LBLA)

Vida y conducta

16 Del hombre son los propósitos del corazón,
mas del Señor es la respuesta de la lengua.
Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos,
pero el Señor sondea[a] los espíritus.
Encomienda[b] tus obras al Señor,
y tus propósitos se afianzarán.
Todas las cosas hechas por el Señor tienen[c] su propio fin,
aun el impío, para el día del mal.
Abominación al Señor es todo el que es altivo de corazón;
ciertamente no quedará sin castigo.
Con misericordia y verdad se expía la culpa,
y con el temor[d] del Señor el hombre se aparta del mal.
Cuando los caminos del hombre son agradables al Señor,
aun a sus enemigos hace que estén en paz con él.
Mejor es poco con justicia,
que gran ganancia con injusticia.
La mente del hombre planea su camino,
pero el Señor dirige sus pasos.
10 Oráculo hay en los labios del rey;
en el juicio no debe errar[e] su boca.
11 El peso y las balanzas justas son del Señor;
todas las pesas[f] de la bolsa son obra suya.
12 Es abominación para los reyes cometer iniquidad,
porque el trono se afianza en la justicia.
13 El agrado de los reyes son los labios justos,
y amado será el que hable lo recto.
14 El furor del rey es como mensajero de muerte,
pero el hombre sabio lo aplacará.
15 En el resplandor del rostro del rey hay vida,
y su favor es como nube de lluvia tardía.
16 Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro,
y adquirir inteligencia es preferible a la plata.
17 La senda[g] de los rectos es apartarse del mal;
el que guarda su camino preserva su alma.
18 Delante de la destrucción va el orgullo,
y delante de la caída, la altivez de espíritu.
19 Mejor es ser de espíritu humilde con los pobres
que dividir el botín con los soberbios.
20 El que pone atención a la palabra hallará el bien,
y el que confía en el Señor es bienaventurado.
21 El sabio de corazón será llamado prudente,
y la dulzura de palabras[h] aumenta la persuasión[i].
22 El entendimiento es fuente de vida para el que lo posee,
mas la instrucción[j] de los necios es necedad.
23 El corazón del sabio enseña a su boca
y añade persuasión[k] a sus labios.
24 Panal de miel son las palabras agradables,
dulces al alma y salud para los huesos.
25 Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero al final es camino de muerte.
26 El apetito[l] del trabajador para él trabaja,
porque su boca lo impulsa.
27 El hombre indigno urde[m] el mal,
y sus palabras son[n] como fuego abrasador.
28 El hombre perverso provoca[o] contiendas,
y el chismoso separa a los mejores amigos.
29 El hombre violento incita a su prójimo,
y lo guía por camino que no es bueno.
30 El que guiña los ojos lo hace para tramar perversidades;
el que aprieta los labios ya hizo el mal.
31 La cabeza canosa es corona de gloria,
y se encuentra en el camino de la justicia.
32 Mejor es el lento para la ira que el poderoso,
y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad.
33 La suerte se echa en el regazo,
mas del Señor viene toda[p] decisión.

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

El Grande Precio de Nuestra Salvación
Por Pastor Carlos Vargas Valdez1


El Grande Precio de Nuestra Salvación
Por precio fuisteis comprados. 1 Corintios 7:23

¡Qué precio pagó el Señor Jesús cuando murió en la cruz del Gólgota! Él fue hecho hombre para poder ir a la cruz. Allí fue dejado solo. Los seres humanos le rodeaban como enemigos. El cielo no le respondió cuando él exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.

Proféticamente David expresó la queja del Señor, diciendo: “Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza” (Salmo 40:12). “Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado” (Salmo 69:2).

Jesús fue clavado y elevado en una cruz. En esos momentos el cielo se cerró ante él. Allí, colgado entre el cielo y la tierra, terminó muriendo bajo el castigo de Dios, porque Él cargó nuestros pecados sobre Jesús, haciéndolo pecado por nosotros. Este fue el precio que Jesús pagó por nuestra salvación. Fue el precio del amor. En el Cantar de los Cantares se dice: “Fuerte es como la muerte el amor… sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor” (8:6- 7). Las olas de Dios que sumergieron a nuestro Salvador no pudieron apagar su amor. Cuando reflexionamos en todo esto, ¿no nos olvidamos de nosotros mismosí ¡Pensemos en él y adorémosle!

Clavado en cruz Jesús murió, Por mi maldad allí sufrió; En mi lugar Él se encontró, Mi salvación así compró.

 

 

UN NCUENTRO CON LA PALBRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Aún me siento culpable…

¿Cuántas veces heriste con tus palabras a personas muy cercanas a ti? ¿Le has sido infiel a tu cónyuge? ¿Alguna vez te atrasaste en algún pago por gastar el dinero en otra cosa no productiva? ¿O quizá has caído en la difamación? Después de ello, son muchos los sentimientos de culpa que surgen y más cuando estamos conscientes del mal y aun así lo hacemos. Qué difícil es lidiar con esto, ¿verdad?

¿Recuerdas a Judas? Él es un claro ejemplo del fin de la culpabilidad y remordimiento por no tomar una acción para remediarlo.

“Cuando Judas supo que habían condenado a muerte a Jesús, se sintió muy mal por haberlo traicionado. Entonces fue a donde estaban los sacerdotes principales y los líderes del país, les devolvió las treinta monedas de plata, y les dijo: —He pecado contra Dios porque entregué a Jesús, y él es inocente. Ellos le contestaron: — ¡Y eso qué nos importa! ¡Es problema tuyo! Entonces Judas tiró las monedas en el templo, y fue y se ahorcó.” Mateo 27:3-5 (TLA)

¿Por qué la culpa nos afecta tanto? ¿Existe alguna forma de remediarlo? Si insistimos en recordarlo y no hacer nada por corregirlo, estos actos del pasado influenciarán en nuestras decisiones y actitudes del presente y aún del futuro.

Quizá no hay forma de evitar este sentimiento de culpa, porque estamos conscientes que realmente somos culpables, pero no cometamos el error de quedarnos en el remordimiento. Esta actitud fue lo que llevó a Judas a tomar la peor decisión terminando así con su vida.

Es posible que pienses que los errores que cometiste son demasiado grandes como para que Dios pueda perdonarte y tú puedas pasarlos por alto, tanto que quizá en tu corazón no hay otra cosa que la culpabilidad y en tu mente pensamientos como: “Nada de esto hubiera pasado si yo no hubiera actuado de esa forma”

Y como dice Pablo en Romanos 7:19-20 (TLA):

“En vez de lo bueno que quiero hacer, hago lo malo que no quiero hacer. Pero si hago lo que no quiero hacer, en realidad no soy yo quien lo hace, sino el pecado que está dentro de mí.”

Cuando empezamos a alejarnos de Dios y permitimos que el pecado more en nuestras vidas los resultados siempre serán los sentimientos de culpa y remordimientos.

Si hoy deseas ser libre de toda culpabilidad, empieza por reconocer y admitir tus errores, pide perdón a Dios y perdónate a ti mismo.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9 (RVR).

Ruth Mamani
CVCLAVOZ