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Salmos 107:5,9  La Biblia de las Américas (LBLA)

LIBRO QUINTO

Dios libra de aflicciones

 

107 Dad gracias al Señor, porque El es bueno;
porque para siempre es su misericordia.
Díganlo los redimidos del Señor,
a quienes ha redimido de la mano del adversario,
y los ha reunido de las tierras,
del oriente y del occidente,
del norte y del sur[
a].

Vagaron por el desierto, por lugar desolado,
no hallaron camino a ciudad habitada[
b];
hambrientos y[c] sedientos,
su alma desfallecía en ellos.
Entonces en su angustia clamaron al Señor,
y El los libró de sus aflicciones;
y los guió por camino recto[d],
para que fueran a una ciudad habitada[
e].
Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
Porque El ha saciado al alma sedienta[f],
y ha llenado de bienes al alma hambrienta.

10 Moradores de tinieblas y de sombra de muerte,
prisioneros en miseria[
g] y en cadenas[h],
11 porque fueron rebeldes a las palabras de Dios
y despreciaron el consejo del Altísimo;
12 humilló pues, sus corazones con trabajos,
tropezaron y no hubo quien los socorriera.
13 Entonces en su angustia clamaron al Señor
y El los salvó de sus aflicciones;
14 los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte
y rompió sus ataduras[
i].
15 Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
16 Porque El rompió las puertas de bronce
e hizo pedazos las barras de hierro.

17 Por causa de sus caminos rebeldes[j],
y por causa de sus iniquidades, los insensatos fueron afligidos.
18 Su alma aborreció todo alimento,
y se acercaron hasta las puertas de la muerte.
19 Entonces en su angustia clamaron al Señor
y El los salvó de sus aflicciones.
20 El envió su palabra y los sanó
y los libró de la muerte[
k].
21 Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
22 Ofrezcan también sacrificios de acción de gracias
y pregonen sus obras con cantos de júbilo.

23 Los que descienden al mar en naves
y hacen negocio sobre las grandes aguas,
24 ellos han visto las obras del Señor
y sus maravillas en lo profundo.
25 Pues El habló, y levantó un viento tempestuoso
que encrespó las olas del mar[
l].
26 Subieron a los cielos, descendieron a las profundidades,
sus almas se consumían[
m] por el mal.
27 Temblaban y se tambaleaban como ebrios,
y toda su pericia desapareció[
n].
28 Entonces en su angustia clamaron al Señor
y El los sacó de sus aflicciones.
29 Cambió la tempestad en calma
y las olas del mar[
o] callaron.
30 Entonces se alegraron porque las olas se habían aquietado,
y El los guió al[
p] puerto anhelado.
31 Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
32 Exáltenle también en la congregación del pueblo,
y alábenle en la reunión de los ancianos.

33 El convierte los ríos en desierto
y los manantiales en secadales;
34 la tierra fértil en salinas,
por la maldad de los que moran en ella.
35 Transforma el desierto en estanque de aguas,
y la tierra seca en manantiales;
36 en ella hace morar a los hambrientos,
para que establezcan una ciudad donde vivir[
q],
37 y siembren campos, planten viñas,
y recojan una cosecha abundante[
r].
38 Los bendice también y se multiplican mucho,
y no disminuye su ganado.

39 Cuando son disminuidos y abatidos
por la opresión, la calamidad y la aflicción,
40 vierte desprecio sobre los príncipes[s],
y los hace vagar por un yermo sin camino.
41 Pero al pobre levanta de la miseria y lo pone seguro en alto[t],
y multiplica[
u] sus familias como un rebaño.
42 Los rectos lo ven y se alegran,
pero toda iniquidad cierra su boca.
43 ¿Quién es sabio? Que preste atención a estas cosas,
y considere las bondades del Señor.

 

 

 

 

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REFLEXION

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Devocional – El Aguante Cristiano
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Cristianos, Devocional Cristiano, Devocional Diario, Dios 2 Comentarios


El Aguante Cristiano.

“En efecto, estuvo enfermo y al borde de la muerte; pero Dios se compadeció de él, y no sólo de él sino también de mí, para no añadir tristeza a mi tristeza.” Filipenses 2:27

Epafrodito había sido enviado por la iglesia de Filipo para asistir a Pablo y ayudarlo. Pero había un problema. En aquellos tiempos el acceso a los presos no estaba permitido. No había organismos de derechos humanos, ni consulados, ni abogados defensores que pudieran mediar. El preso era un NN que había perdido sus derechos y sus esperanzas.

En consecuencia, para que Epafrodito pudiera encontrar a Pablo, primero tuvo que averiguar en que cárcel estaba, y luego negociar o delinquir para llegar hasta donde Pablo estaba. No sabemos que es lo que este buen hombre hizo, pero de algo estamos seguros. Cumplió su misión. Sin importarle las consecuencias ni los peligros, Epafrodito llegó hasta donde Pablo estaba para que reciba consolación, apoyo y ayuda. Pero el costo fue muy alto. Este hombre estuvo a punto de morir.

No sabemos si fue por alguna enfermedad, por los golpes o por los latigazos; pero estuvo muy cerca de la muerte. Y en medio de la oscuridad de la cárcel, no había mucho que se pudiera hacer. Excepto orar. Y nuevamente vemos la mano de Dios en el cuidado de sus hijos. Epafrodito no murió, y Pablo agrega a modo personal: Dios permitió esto para no añadir tristeza a mi tristeza.

¡¿Cuántas cosas estarían pesando sobre el alma atribulada de Pablo?! Ni siquiera podemos imaginarlo. Pero Dios sabía perfectamente el límite de su resistencia. Por eso, tensó la presión hasta el máximo de su aguante; y cuando parecía explotar dio alivio. Hubiera sido preferible que Epafrodito no enfermara, ni que Pablo estuviera en la cárcel, ni que sufriera tanto. Pero Dios en su soberanía eligió hacerlo pasar por el taller del sufrimiento para capacitarlo, mejorarlo y potenciarlo.

Pero Dios jamás es sádico, ni disfruta con nuestro sufrimiento. Él tiene un plan de bienestar y prosperidad para sus hijos; pero también necesita capacitarnos. Tal vez hoy estás como Pablo, en medio de muchos problemas. Y necesitas aliviar tu tristeza. Dios sabe tu capacidad de aguante. Jamás te va a presionar más de lo que podés soportar. Y en su infinita misericordia, te quiere mejorar.

REFLEXIÓN — Dios sabe cuanto podemos aguantar.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

 

 

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REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Buen ejemplo.

Mi hija está en una etapa donde ha empezado a imitar lo que ve a su alrededor. La primera vez fue cuando yo me atoré con algo que comía y me puse a toser, ella sin que nada le pasara hizo lo mismo, tosía, eso nos causó mucha gracia. También cuando damos las gracias por los alimentos, repite con nosotros el “amén”.

Así seguirá imitando lo que está viendo de las personas que están próximas a ella y más que todo de nosotros, sus padres. ¡Qué gran responsabilidad es la paternidad!

En una ocasión cuando tomé el transporte público, cargaba a mi bebé y todos los asientos estaban ocupados, me acerqué a un adolescente y le pedí que por favor me cediera su asiento, este muchacho sí se retiró pero fue donde su mamá y me imitó y ambos se soltaron en gran carcajada burlándose. Me dio mucha rabia, no por la actitud de él sino porque su madre fue cómplice.

¿Qué estamos enseñando a nuestros hijos? ¿Nuestras actitudes son dignas de imitar o fomentamos su mal comportamiento?

La Biblia dice: “Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. “Deuteronomio 6:6-7 (NTV)

Como padres debemos amar a Dios y así mostrar a nuestros hijos con nuestras actitudes el amor hacia Él. Además, no podemos esperar que otras personas lleven a nuestros hijos al conocimiento de Jesús como Salvador, es nuestro deber.

Escudriñemos las Escrituras pues es el manual de instrucciones para criar a nuestros hijos. Dios creó a la familia, y ellos necesitan aprender quien es Él, y cómo obedecer y respetar a su Creador.

“HIJO mío, no te olvides de mi ley; Y tu corazón guarde mis mandamientos: Porque largura de días, y años de vida Y paz te aumentarán.” Proverbios 3:1-2

¡Contamos con la ayuda del Señor para esta gran responsabilidad!

Soraida Fuentes
CVCLAVOZ