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Isaías 12:5 La Biblia de las Américas (LBLA)

Cántico de acción de gracias

 

 

12 Y en aquel día dirás:

Te doy gracias, oh Señor,
porque aunque estabas airado conmigo,
se ha apartado tu ira
y me has consolado.
He aquí, Dios es mi salvador,
confiaré y no temeré;
porque mi fortaleza y mi canción es el Señor[a] Dios[b],
El ha sido mi salvación.
Con gozo sacarás agua
de los manantiales de la salvación.
Y aquel día dirás:
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
haced conocer entre los pueblos sus obras,
haced recordar[c] que su nombre es enaltecido.
Cantad alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas[d];
sea conocido esto por toda la tierra.
Clama y grita de júbilo, habitante de Sion,
porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

¿Cómo Superar El Pasado Según La Biblia?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0

 

 


TENDRÁN GOZO Y ALEGRÍA, Y HUIRÁN EL DOLOR Y EL GEMIDO (Isaías 51:11)
Todos tenemos capítulos de nuestra vida que nos gustaría volver a escribir. El Dr. Harold Bloomfield expone: Los traumas emocionales causan estragos en tu sistema inmunológico, la función cardíaca, los niveles hormonales y otras funciones físicas.

Debemos hacer las paces con nuestro pasado porque de él puede depender, literalmente, nuestra vida. Para superar el pasado, lo primero que debes hacer es considerarlo de manera diferente. Primero, analízalo. Pregúntate: ¿De qué modo me hizo más fuerte esa experiencia pasada? ¿Qué sé ahora que no sabía entonces? No le des demasiada importancia a lo que perdiste; céntrate en lo que ganaste. Segundo, entiende la diferencia entre culpa y vergüenza. La culpa es sentirte mal por lo que hiciste, y es algo positivo; la vergüenza es sentirte mal por lo que eres, y eso es dañino y debilitante.

Todos tenemos aspectos de nosotros mismos que nos gustaría cambiar, pero cuando Dios nos creó dijo: “Era bueno en gran manera” (Génesis 1:31); por lo tanto, empieza a verte como Dios te ve. Tercero, deja de castigarte con los “si hubiera” Después de que David cayó muy hondo y que Dios lo levantó, dijo: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada” a quien Jehová no culpa (Salmo 31:1-2). Perdónate a ti mismo; Dios ya te ha perdonado. Puesto que Él te ve a través de la cruz, eres “aceptado” (Efesios 1:6).

Por último, deja que el sufrimiento se transforme en algo beneficioso. Se necesita tiempo para sanar; no te sorprendas, pues, si tienes sentimientos de ira, temor y tristeza. No reniegues de ellos, son parte del proceso; pero tampoco los adoptes. Discierne cuándo llega el momento de avanzar. No se puede andar para atrás hacia el futuro, y el futuro que Dios te ha preparado contiene mucha más felicidad que cualquier pasado que recuerdes.

YO HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS (Apocalipsis 21:5)
Tu pasado puede ser o bien un lastre alrededor de tu cuello o el viento que impulsa tus alas. Por ello, acepta lo que pasó; si no lo haces, seguirás reviviéndolo. Cuando Helen Roseveare trabajaba en el Congo como misionera, fue violada brutalmente. Al escribir al respecto, expresa: Me tengo que preguntar:

¿Soy capaz de dar gracias a Dios por confiarme semejante experiencia, aun si nunca me dice por qué lo permitió?

El secreto de la confianza no radica en las respuestas, sino en la aceptación. Es saber que Dios está en control de todo lo que pasó, pasa o pasará. O bien dejas que tu mente se centre en esa verdad y se proponga volver a vivir, o bien irás por la vida convencido de que siempre te ha tocado la peor parte. En otras palabras, o entierras el pasado o vives con sus fantasmas.

Volver a hurgar en heridas pasadas es como ver la misma película una y otra vez, esperando que cambie el final; ¡nunca va a ocurrir!
Aprende del pasado y sigue adelante. Nadie se ahoga por caer en el agua, se ahoga por quedarse ahí. Y sobreponte a todo deseo de echar la culpa a alguien o a algo, porque es una pérdida de tiempo. Cuando te culpas a ti mismo, aumenta tu sentido de culpabilidad, te atas al pasado y tu ya baja autoestima se pone por los suelos.

Cuando culpas a Dios, te separas de la fuente de su poder; la duda sustituye a la confianza y dejas crecer raíces de amargura que te hacen cínico. Cuando culpas a otros, haces que se agrande la distancia entre ellos y tú y dejas de lado la única opción que da resultado: el perdón. En lugar de eso, confía en Aquél que prometió “hacer nuevas todas las cosas” y ¡adelante!

 

 

UN ENCUENTROCON LA PALABRA

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REFLEXION

¿Estás contento con lo que tienes?

 

 

En la antigua Grecia durante los siglos IV y III a.C., comenzó a desarrollarse una corriente filosófica llamada Escuela Cínica.
En aquella época los filósofos eran considerados hombres eruditos que además de buscar la razón de todas las cosas, intentaban idear vías para llegar a la felicidad, la paz, el bienestar, la salud, el desarrollo social, etc. Entre todos los pensadores de la época, vamos a destacar a Diógenes de Sinope, el fundador del Cinismo.
Esta corriente filosófica postulaba que la verdadera felicidad no se encontraba en la riqueza, el poder político, la abundancia de bienes, posiciones sociales, logros intelectuales, etc. No es que esté mal tener todo esto, pero establecer la felicidad sobre todo lo antes mencionado no garantizaba completa paz porque se trataban de circunstancias momentáneas y objetivos que podían perderse en cualquier momento.

La fama del cinismo como estilo de vida se extendió mucho más cuando Alejandro Magno visitó a Diógenes, quien viva en una cueva sin más posesiones que una capa. Al llegar ante el filósofo, el general le preguntó que si deseaba algo, él podía dárselo. Diógenes respondió diciendo: “Sí, que te apartes un poco y no me tapes el sol” Tal respuesta dejó claro que tenía todo lo que quería y no deseaba nada más.

Aunque hoy en día sería un extremo marcharse a vivir a una cueva y despojarse de toda posesión hasta quedar únicamente con una manta, quizás podríamos aprender un poco de esta filosofía de vida.

Mateo 6:25-26 dice: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” Versión Reina-Valera 1960.

En esta porción Bíblica, Jesús habla a quienes se empeñan en buscar constantemente riquezas terrenales como objeto de su felicidad. Es una amigable amonestación a quienes andan afanados buscando más posesiones creyendo creen que serían más felices si ganaran más dinero, si tuvieran más oportunidades laborales, si tuvieran otro automóvil, si vivieran en una casa más grande, etc. y nunca terminan de contentarse con nada.

Es muy interesante porque Jesús no sólo busca un cambio en el enfoque de vida, sino que nos guía a establecer la confianza en Dios mencionando que Él conoce todas nuestras necesidad y que al igual que provee para las aves del cielo, puede proveer para nosotros porque valemos más.

La corriente filosófica cínica se estropeó con el tiempo. Muchos de sus partidarios comenzaron a dejar de preocuparse por la salud, la muerte e incluso por los padecimientos de su prójimo por considerarlos estorbo para llegar a la felicidad total. Por todo esto, ser cínico hoy es símbolo de una falta de sensibilidad ante el dolor ajeno.

Pero más poderosa que una corriente filosófica es la Palabra de Dios, la cual nos instruye a poner nuestro enfoque en lo espiritual antes que en lo terrenal. No que no luchemos por tener bienestar económico y social, sino que sepamos contentarnos con lo que tenemos hoy.

1 Timoteo 6:8 dice: “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.” Versión Reina-Valera 1960

 

 

 

Hector Colque
CVCLAVOZ