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Salmos 119:127  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Ayin.

121 He practicado el juicio y la justicia;
no me abandones a mis opresores.
122 Sé fiador de tu siervo para bien;
que no me opriman los soberbios.
123 Desfallecen mis ojos por tu salvación,
y por la promesa[av] de tu justicia.
124 Haz con tu siervo según tu misericordia,
y enséñame tus estatutos.
125 Yo soy tu siervo, dame entendimiento
para que conozca tus testimonios.
126 Es tiempo de que actúe el Señor,
porque han quebrantado tu ley.
127 Por tanto, amo tus mandamientos
más que el oro, sí, más que el oro fino.
128 Por tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas,
y aborrezco todo camino de mentira.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Lo bueno y lo recto.

 

 

“E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios.” 2 Crónicas 14:2.

El Rey Aza fue un líder que trajo paz y bienestar a una nación que vivía en constantes conflictos y amenazas. Dios usó su vida porque sobresalió en dos aspectos: “lo bueno y lo recto”

Bueno significa que fue un rey bondadoso, que empezó a preocuparse por la vida espiritual de los demás. Recto quiere decir que fue honrado, temeroso de Dios y fiel.

Estas dos virtudes de Aza fueron suficientes para que su nación viviera en paz durante 10 años. ¿Quién no quisiera vivir en paz durante tantos años?

El secreto de Aza estaba en hacer lo que era agradable y bueno a los ojos del Señor su Dios. Dice la Biblia que este rey hizo quitar los altares y santuarios paganos de toda la nación. Destruyó y derribó todas las cosas que pertenecía a otros dioses. Por último ordenó a su pueblo que buscara a Dios y obedeciera sus mandatos.

Muchas veces no disfrutamos de la paz de Dios porque aún hay cosas que no agradan al Señor en nuestras vidas. Por eso, deja que Dios mire el fondo de tu corazón y te enseñe a vivir como Él quiere que vivas.

¿Hay cosas en tu vida que no agradan a Dios y sabes que debes desechar? ¿En tu familia existen cosas que ofenden a Dios?

Si es así, no esperes a mañana para sacar de tu vida o familia esas cosas que desagradan a Dios, porque el pecado impide que su presencia pueda descender a nuestra vida y evita que vivamos tranquilamente.

“¡Escuchen! El brazo del Señor no es demasiado débil para no salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor. Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará.” Isaías 59:1-2 (NTV)

Dios es tres veces Santo y no puede habitar donde hay cosas que le desagradan.

Diego Jora
CVCLAVOZ

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

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No es casualidad, es Dios.

 

 

Recuerdo una escena, de cuando era pequeña, que marcó mi vida. Un niño iba a toda velocidad en una bicicleta y justamente por delante se le atravesó una movilidad. Lamentablemente no pudo frenar y aunque desvió la dirección, se observó claramente cómo voló por el impacto. Lo increíble fue la caída pausada, es decir, como observar lo sucedido en cámara lenta, e incluso algunos niños decían que fue un ángel que lo tomó, pero lo grandioso es que no se sufrió daño alguno, no tenía siquiera una raspadura.

Lo que sucede en nuestras vidas no es casual, e incluso a veces no nos enteramos de las veces que el Señor nos ha salvado de situaciones que nos hubieran costado la vida.

En la Biblia encontramos otra historia de salvación:

“El oficial del rey le dijo: Señor, baja antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo: Vete, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue. Y mientras bajaba, sus siervos le salieron al encuentro y le dijeron que su hijo vivía.
Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: Ayer a la hora séptima se le quitó la fiebre. El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora en que Jesús le dijo: Tu hijo vive. Y creyó él y toda su casa.” Juan 4:49-53.

El hijo del oficial del Rey se encontraba en un estado crítico, a tal grado que estaba a punto de morir, pero en un instante recuperó la salud. En ese momento Jesús no estaba en su casa para orar o poner sus manos sobre él para que el milagro ocurriera, pero recibió sanidad del Señor gracias a la fe de su padre.

A veces ignoramos que muchas bendiciones que recibimos son de parte del Señor, pero la realidad es que no necesitamos verlo para saber que Él está obrando en nuestras vidas. Este tiempo quiero animarte a darle gracias por todo, y si tienes algún familiar que necesita apoyo, no olvides que tu fe puede salvarlo.

Shirley Chambi
CVCLAVOZ