Mateo 27 :51

 

 

 

 

 

Muerte de Jesús

 

 

 

45 Y desde la hora sexta[p] hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena[q]. 46 Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lema sabactani? Esto es: Dios mio, Dios mio, ¿por que me has abandonado? 47 Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: Este llama a Elías. 48 Y al instante, uno de ellos corrió, y tomando una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. 49 Pero los otros dijeron: Deja, veamos si Elías viene a salvarle[r]. 50 Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu. 51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron; 52 y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido resucitaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús[s], entraron en la santa ciudad y se aparecieron a muchos. 54 El centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús, cuando vieron el terremoto y las cosas que sucedían, se asustaron mucho, y dijeron: En verdad éste era Hijo de Dios[t]. 55 Y muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle, estaban allí, mirando de lejos; 56 entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

 

Promesas – Es más Valiente

 



Es más valiente aquel que domina sus deseos
que aquel que vence a sus enemigos;
la victoria más difícil es
la que se obtiene sobre uno mismo.

 


1 Corintios 9:27
Sino que golpeo mi cuerpo
y lo hago mi esclavo.

Lucas 18:5
sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia;
no sea que por venir continuamente me agote la paciencia.

Romanos 8:13
porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir;
pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

2 Corintios 13:5
Poneos a prueba para ver si estáis en la fe; examinaos a vosotros mismos.
¿O no os reconocéis a vosotros mismos de que Jesucristo está en vosotros,
a menos de que en verdad no paséis la prueba?

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

¡Condicionado por el miedo!
Publicado por Devocionales

 

 


“Y ESTAS PALABRAS QUE YO TE MANDO HOY, ESTARÁN SOBRE TU CORAZÓN; Y LAS REPETIRÁS A TUS HIJOS…” (Deuteronomio 6:6,7)

Vivimos en la generación más temerosa de la historia – y esto es contagioso.

El miedo nos viene por todas direcciones.

De niño, ¿cuántas veces te han dicho:

“No tengas miedo; asume el riesgo; te saldrá bien”? Seguramente no muchas, ¿verdad?

El mensaje era más bien: “Ten cuidado.

Te vas a hacer daño.

No juegues con ese palo; te vas a sacar un ojo”.

Cuando estás condicionado por el miedo, tu perspectiva se distorsiona y empiezas a creer que la vida es demasiado dura o que ha de estar llena de ansiedades.

Porque el miedo vende, los medios de comunicación lo perpetúan.

Leonard Sweet escribió: “El miedo impele nuestra necesidad de seguridad.

Mira nuestros coches.

Primero instalamos cinturones de seguridad, después reposa-cabezas, entonces inventamos aparatos para que funcionen los dos últimos a la vez, más tarde convertimos el arnés para el hombro en “una boa” que nos envuelve y aprieta contra el asiento, después instalamos los air-bags.

Pronto conduciremos como en ¡un bombón gigante de merengue!”.

Padres, ¿qué mensaje les estáis dando a vuestros hijos?

¿Es uno de miedo o de fe?

Escucha: “…pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma… Las enseñaréis a vuestros hijos… en… casa… por el camino… cuando te acuestes y cuando te levantes. (Deuteronomio 11:18-20).

“¿Cuáles son esos mandamientos?” preguntarás.

Aparte de los propios en el contexto, aquí tienes algunos relativos al miedo:

(a) “No temerás…, caerán a tu lado… a ti no llegarán” (Salmo 91:5,7).

(b) “No tendrás temor de un pavor repentino… El Señor será tu confianza: Él evitará que tu pie quede atrapado” (Proverbios 3:25,26).

(c) “No temas, porque Yo estoy contigo…, siempre te ayudaré, siempre te sustentaré…” (Isaías 41:10).

¡Y estos son sólo unos pocos para empezar!