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Isaías 1:16 La Biblia de las Américas (LBLA)

Rebelión del pueblo de Dios

Visión que tuvo[a] Isaías, hijo de Amoz, concerniente a Judá y Jerusalén, en los días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.

Oíd, cielos, y escucha, tierra,
porque el Señor habla:
Hijos crié y los hice crecer,
mas ellos se han rebelado contra mí.
El buey conoce a su dueño
y el asno el pesebre de su amo;
pero Israel no conoce,
mi pueblo no tiene entendimiento.

¡Ay, nación pecadora,
pueblo cargado de iniquidad,
generación[b] de malvados,
hijos corrompidos!
Han abandonado al Señor,
han despreciado al Santo de Israel,
se han apartado de El[c].

¿Dónde más seréis castigados?
¿Continuaréis en rebelión?
Toda cabeza está enferma,
y todo corazón desfallecido.
De la planta del pie a la cabeza
no hay en él nada sano,
sino golpes, verdugones y heridas recientes;
no han sido curadas[d], ni vendadas,
ni suavizadas con aceite.

Vuestra tierra está desolada,
vuestras ciudades quemadas por el fuego,
vuestro suelo lo devoran los extraños delante de vosotros,
y es una desolación, como destruida por extraños.
Y la hija de Sion ha quedado como cobertizo en una viña,
como choza en un pepinar, como ciudad sitiada.
Si el Señor de los ejércitos
no nos hubiera dejado algunos sobrevivientes,
seríamos como Sodoma,
y semejantes a Gomorra.

10 Oíd la palabra del Señor,
gobernantes de Sodoma;
escuchad la instrucción de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra:
11 ¿Qué es para mí la abundancia de vuestros sacrificios?
—dice el Señor.
Harto estoy de holocaustos de carneros,
y de sebo de ganado cebado;
y la sangre de novillos, corderos y machos cabríos no me complace.
12 Cuando venís a presentaros delante de mí,
¿quién demanda esto de vosotros[e], de que pisoteéis[f] mis atrios?
13 No traigáis más vuestras vanas ofrendas,
el incienso me es abominación.
Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas:
¡no tolero iniquidad y asamblea solemne!
14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas señaladas las aborrece mi alma;
se han vuelto una carga para mí,
estoy cansado de soportarlas.
15 Y cuando extendáis vuestras manos[g],
esconderé mis ojos de vosotros;
sí, aunque multipliquéis las oraciones,
no escucharé.
Vuestras manos[h] están llenas de sangre.

16 Lavaos, limpiaos,
quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos;
cesad de hacer el mal,
17 aprended a hacer el bien,
buscad la justicia,
reprended al opresor,
defended[i] al huérfano,
abogad por la viuda.

18 Venid ahora, y razonemos
—dice el Señor
aunque vuestros pecados sean como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos;
aunque sean rojos como el carmesí,
como blanca lana quedarán.
19 Si queréis y obedecéis,
comeréis lo mejor de la tierra;
20 pero si rehusáis y os rebeláis,
por la espada seréis devorados.
Ciertamente, la boca del Señor ha hablado.

21 ¡Cómo se ha convertido en ramera la ciudad fiel,
la que estaba llena de justicia!
Moraba en ella la rectitud,
mas ahora, asesinos.
22 Tu plata se ha vuelto escoria,
tu vino está mezclado con agua.
23 Tus gobernantes son rebeldes
y compañeros de ladrones;
cada uno ama el soborno
y corre tras las dádivas.
No defienden[j] al huérfano,
ni llega a ellos la causa de la viuda.

 

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¿Por qué es Importante El Tiempo a Solas con Dios?
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0


El Estar a Solas Con Dios y sus beneficios.

A SOLAS CON DIOS: EL SEÑORES UN DIOS CELOSO (Éxodo 34:14)

Dios es celoso de cualquier cosa que toma su lugar en tu vida, sobre todo si es una “relación idolatrada”. Si te preguntas qué quiere decir eso, es la mentira que te convence de que tu felicidad depende de otra persona.

Cuando buscas que alguien, y no Dios, te brinde seguridad, propósito, valía y contentamiento (cosas que el Señor da libremente), Él se pone celoso. ¡Derriba ese ídolo! Claro que es duro no tener a nadie con quien compartir la vida o que te espere cuando llegues a casa. Pero cuando Dios quiere que escuches su voz, a veces tiene que acallar todas las otras voces.

¿No se te ha ocurrido pensar que la razón porque estás solo no es porque nadie te ame, sino porque Dios te está llevando a un lugar de mayor intimidad con Él? ¿Y cómo puedo saberlo? te preguntas.
Josué estaba a solas con Dios cuando le mostró el plan de cómo conquistar Jericó.

Juan estaba a solas con Dios en la isla de Patmos cuando se abrieron los cielos y escribió el libro de Apocalipsis.

La Biblia nos dice que se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba (Génesis 32:24). Fue ahí donde Dios cambió su nombre de Jacob, el mentiroso, a Israel, príncipe con Dios.

Cuando no sabes quién eres, te absorberás dentro de la vida de alguien buscando valor y realización personal. Pensarás que necesitas a esa persona para poder disfrutar de tu identidad. Pero no es así, deja que Dios te revele quién eres. Al fin y al cabo, no hay nadie que te conozca mejor que Él.

La única forma de descubrir tu verdadera identidad, es estar a solas con Dios.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Ataca el problema.

 

Cuando atravesamos conflictos con alguna persona, la reacción más común es enojarnos, o molestarnos y regañarla e inclusive dejar de hablar con ella porque está cometiendo algún error; pero quizás no nos pusimos a pensar en que está enfrentado algún problema interno que está haciendo que falle, que actúe de forma incorrecta y que, por consiguiente, afecte a todo su entorno.

Por ejemplo: de un tiempo a esta parte se han visto muchas relaciones rotas a causa de vicios, manías, hábitos, etc. Pero Dios nos enseña en su palabra a no atacar ni tratar de destruir a la persona que está sumergida en ese pecado sino, al contrario, debemos ayudarla abordando el problema.

¿Por qué en lugar de atacar el problema agredimos a la persona que lo sufre?. Juzgamos, criticamos, insultamos a quien está cometiendo el pecado pero no nos detenemos a ver la raíz, la solución y la forma de erradicarlo de aquella persona.

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Efesios 6:12 (RVR-1960)

Claramente en este versículo podemos ver que nuestra guerra no es con la persona que está fallando sino contra el pecado, y la mejor forma de hacerlo es como Dios nos enseña: a través de la oración, tratar de encaminar a esa persona a acercarse a Cristo sinceramente, ayudándola a aceptar que tiene un problema, no juzgándola ni rechazándola, sino siendo conscientes de que necesitan ayuda.

Si hasta hoy estuviste luchando con un amigo, familiar, conyuge, etc. es un buen momento para comenzar a cambiar la forma de mejorar la situación, es hora de atacar el problema orando, intercediendo y actuando, dejando de atacar a la persona.


Telma Céspedes
CVCLAVOZ