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Mateo 11:25 La Biblia de las Américas (LBLA)

La gran invitación

 

25 En aquel tiempo[t], hablando[u] Jesús, dijo: Te alabo[v], Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así fue de tu agrado. 27 Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce[w] al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce[x] al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 28 Venid a mí, todos los que estáis cansados[y] y cargados, y yo os haré descansar. 29 Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. 30 Porque mi yugo es fácil[z]y mi carga ligera.

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosense 3:2
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

Tenía una perrita, llamada Lala, era una mezcla de Bracoaleman y le encantaba la comida, toda tipo de comida. Cuando estamos comiendo a su alrededor, ella enfocaba sus ojos directamente en lo que estabamos comiendo.

Esperando que caiga algo accidentalmente – ocasionalmente saltaba y agarraba la comida de la mesa. Para evitar que haga esto, decidí “quebrar su enfoque” y alejarla del lugar. La mirada (enfoque) de Lala es lo que la pone en problemas cuando ve algo que quiere. Lo mismo ocurre con nosotros, nos metemos en problemas cuando nos enfocamos en lo que queremos más de lo que Dios quiere para nosotros. Tal vez es hora de que también nosotros “quebremos nuestro enfoque”.

“Quebrar nuestro enfoque” no siempre ocurre porque queremos hacerlo. Muchos de nosotros somos criaturas de hábito y podemos necesitar ayuda para obtener la victoria sobre nuestra mente. El primer paso para quebrar “el mal enfoque” es retroceder y cuestionar nuestros motivos para que queremos esto o aquello. Debemos preguntamos ¿esto es para la gloria de Dios? Cualquier cosa menos que Dios recibiendo la gloria, no vale la pena.

El siguiente paso es disciplinar nuestras mentes para enfocarnos en la Palabra de Dios y cómo ella habla a nuestra situación. Dios recibe la gloria cuando somos pacientes y confiamos en su tiempo y no en el nuestro. Cuando somos tentados a enfocarnos más de lo que deberíamos en lo que queremos, podemos meditar en escrituras como 2 Corintios 10: 4-5, Colosenses 3:2 y Filipenses 4: 6-8. Mientras más practiquemos cuestionar nuestros motivos y apliquemos la palabra de Dios, encontraremos que nuestra atención estará menos enfocada en las cosas y más en el Señor. El mal enfoque puede ser quebrado y podemos ser libres para escuchar una clara dirección del Señor otra vez.

Oración
Amado Señor, ayúdame a enfocar mi mirada fuera de cualquier cosa que quite mi atención de Ti. Ayúdame a ser más cautivado por tu voluntad que la mía. En el nombre de Jesús, amen.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

¡Cállate, por tu bien!

 

¿Alguna vez escuchaste la frase? “El pez cae por su propia boca”, ahora, ¿cuántos hemos oído hablar a alguna persona más de lo que debía? o quizás hemos sido nosotros mismos los que hemos conversado sin percibir de nuestro exceso de palabras.

Es muy fácil hablar pero callar es realmente difícil, pues siempre tenemos algo que decir, pero debemos recordar que cada una de nuestras palabras serán puestas en una balanza y ellas mismas nos condenaran o nos darán libertad.

“Les digo lo siguiente: el día del juicio, tendrán que dar cuenta de toda palabra inútil que hayan dicho” Mateo 12:36 (NTV).

¿Alguna vez pensaste que tus palabras podrían acusarte? Muchas veces damos rienda suelta a nuestra lengua y dejamos que nos involucre en mentiras, chismes, murmuraciones, etc. sin percibir que está dirigiendo nuestra vida.

Las palabras necias que salen de nuestra boca no sólo dañan nuestro testimonio sino que lastiman a los demás e incluso pueden causarles la muerte. ¿Alguna vez han sentido dolor por las palabras que dijiste? o ¿Haz dañado a alguien?

Es tiempo de tomar el control de tu lengua y que empieces a llenar tu corazón de buenos sentimientos para que todo lo que salga de ti, edifique y bendiga al que te escuche “Una persona buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón” Mateo 12:35 (NTV).

¿Qué hay en tu corazón? Hoy es buen día para sacar aquello que te daña y te perjudica, llena ese espacio con el amor de Dios y dalo a conocer porque el mundo necesita.

Cuando quieras dar tu opinión sobre alguna cosa o situación recuerda esto: “Lo que voy a decir es bueno, es verdad y ayuda a alguien” siempre ten presente a Dios en todo lo que hagas y digas, que tus palabras sean las que te defiendan y sean el reflejo de lo que hay en tu corazón.


Judith Quisbert
CVCLAVOZ