2 Samuel 24:23

La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

Censo del pueblo y castigo de Dios

 

 

 

24 De nuevo la ira del Señor se encendió contra Israel, e incitó a David contra ellos, diciendo: Ve, haz un censo de Israel y de Judá. Y el rey dijo a Joab, comandante del ejército, que estaba con él: Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo para que yo sepa el número de la gente. Pero Joab respondió al rey: Que el Señor tu Dios añada al pueblo cien veces más de lo que son, mientras todavía vean los ojos de mi señor el rey; pero, ¿por qué se complace mi señor el rey en esto? Sin embargo, la palabra del rey prevaleció contra Joab y contra los comandantes del ejército. Salieron, pues, Joab y los comandantes del ejército de la presencia del rey para hacer el censo del pueblo de Israel. Pasaron el Jordán y acamparon en Aroer, a la derecha de la ciudad que está en medio del valle de Gad, y en dirección a Jazer. Luego fueron a Galaad y a la tierra de Tahtim-hodsi[a]; fueron a Dan-jaán y doblaron para Sidón; fueron a la fortaleza de Tiro y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos, saliendo finalmente hacia el sur de Judá, a Beerseba. Habiendo recorrido todo el país, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días. Joab dio al rey la cifra del censo del pueblo: había en Israel ochocientos mil hombres valientes que sacaban espada, y los de Judá eran quinientos mil hombres.

10 Después que David contó el pueblo le pesó en[b] su corazón. Dijo, pues, David al Señor: He pecado en gran manera por lo que he hecho. Pero ahora, oh Señor, te ruego que quites[c] la iniquidad de tu siervo, porque he obrado muy neciamente. 11 Cuando David se levantó por la mañana, la palabra del Señor vino al profeta Gad, vidente de David, diciendo: 12 Ve y di a David: “Así dice el Señor: ‘Te ofrezco tres cosas; escoge para ti una de ellas, para que yo la haga.’” 13 Así que Gad fue a David y se lo hizo saber, diciéndole: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra, o que huyas por tres meses delante de tus enemigos mientras te persiguen, o que haya tres días de pestilencia en tu tierra? Considera ahora, y mira qué respuesta he de dar al que me envió. 14 Respondió David a Gad: Estoy muy angustiado. Te ruego que nos dejes caer en manos del Señor porque grandes son sus misericordias, pero no caiga yo en manos de hombre.

15 Y el Señor envió[d] pestilencia sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y desde Dan hasta Beerseba murieron setenta mil hombres del pueblo. 16 Cuando el ángel extendió su mano hacia Jerusalén para destruirla, el Señor se arrepintió del mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: ¡Basta! ¡Detén ahora tu mano! Y el ángel del Señor estaba junto a la era de Arauna[e] jebuseo. 17 Entonces David habló al Señor, cuando vio al ángel que hería al pueblo, y dijo: He aquí, yo soy el que ha pecado, y yo soy el que ha hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Te ruego que tu mano caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre.

18 Y Gad vino a David aquel día y le dijo: Sube, edifica un altar al Señor en la era de Arauna jebuseo. 19 David subió conforme a la palabra de Gad, tal como el Señor había ordenado. 20 Y Arauna miró y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él; y saliendo Arauna, se postró rostro en tierra delante del rey. 21 Entonces Arauna dijo: ¿Por qué ha venido mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: A comprarte la era para edificar un altar al Señor a fin de detener la plaga del pueblo. 22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que parezca bien a sus ojos. Mira, los bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para la leña. 23 Todo, oh rey, Arauna lo da al rey. Y Arauna dijo al rey: Que el Señor tu Dios te sea propicio. 24 Pero el rey dijo a Arauna: No, sino que ciertamente por precio te lo compraré, pues no ofreceré al Señor mi Dios holocausto que no me cueste nada[f]. Y David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos[g] de plata. 25 Y allí edificó David un altar al Señor, y ofreció holocaustos y ofrendas de paz. El Señor escuchó la súplica por la tierra y la plaga fue detenida en Israel.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

Promesas – El Mejor Socio


Si Dios es tu socio,
puedes hacer
grandes planes.

 

 

 



Filipenses 4:13
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Corintios 12:9
Y El me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.

Efesios 3:16
que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior;

Colosenses 1:11
fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo

1 Timoteo 1:12
Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio;

 

 

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

REFLEXION

3 PRINCIPIOS PARA DISEÑAR LA VIDA QUE QUIERES
Publicado por Devocionales

 

 



“LA CIENCIA DEL PRUDENTE ESTÁ EN COMPRENDER SU CAMINO…” (Proverbios 14:8)

Diseña la vida que quieres, ¡y tu mundo cambiará! Aquí tienes 3 principios que te ayudarán a conseguirlo:

(1) Entiende que Dios quiere que tengas éxito.

Olvídate de la idea equivocada de que esta vida terrenal no tiene valor.

Al Señor le encantan nuestros éxitos, ¿qué padre no lo haría? “De todas formas, ¿qué es el éxito?”, preguntarás.

Es la conquista progresiva de una meta dada por Dios, que da una gran sensación de bienestar en tu vida.

Escucha: “Guardaréis, pues, las palabras de este pacto y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hagáis” (Deuteronomio 29:9).

(2) Consulta a Dios, y después fija unas metas definitivas.

Salomón dijo: “El corazón del hombre se propone un camino, pero el Señor endereza sus pasos” (Proverbios 16:9).

Si tienes constantemente estrés y confusión, puede que estés en el camino equivocado.

Vuelve atrás y consulta a Dios.

Es su voluntad para ti que triunfes en estas seis áreas:

(1) espiritual;

(2) familiar;

(3) física;

(4) mental;

(5) social;

(6) financiera.

(3) Invierte en ti mismo.

Escucha: “Sobre todo lo que posees, ¡adquiere inteligencia!” (Proverbios 4:7b).

Si estás dispuesto a gastar dinero en un buen restaurante pero no en buenos libros, tu futuro ya está determinado.

El primer libro en el que necesitas invertir es la Biblia.

Juan escribió: “…y el Verbo era Dios” (Juan 1:1b).

Cada vez que guardas la Palabra de Dios en ti, estás depositando más del Señor.

¡Piensa en cómo esto afecta a cada área de tu vida!

Cultiva un espíritu enseñable.

Escucha: “El sabio los escucha y aumenta su saber…” (Proverbios 1:5).

Vamos, diseña la vida que quieres.

¿Por qué?

¡Porque sólo tú puedes hacerlo!