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Salmos 64:3  La Biblia de las Américas (LBLA)

Oración pidiendo protección divina

Al director del coro. Salmo de David.

64 Escucha mi voz, oh Dios, en mi queja[a];
guarda mi vida del terror del enemigo.
Escóndeme de los planes secretos[b] de los malhechores,
del asalto[c] de los obradores de iniquidad,
que afilan su lengua como espada,
y lanzan palabras amargas como saeta,
para herir[d] en oculto al íntegro[e];
lo hieren repentinamente, y no temen.
Se aferran[f] en propósitos malignos;
hablan[g] de tender trampas en secreto,
y dicen: ¿Quién las verá?
Traman[h] injusticias, diciendo:
Estamos listos[i] con una trama bien concebida;
pues los pensamientos[j] del hombre y su corazón son profundos[k].

Pero Dios les disparará[l] con saeta;
repentinamente serán heridos[m].
Vuelven su lengua tropezadero contra sí mismos[n];
todos los que los vean menearán la cabeza.
Entonces todos los hombres temerán[o],
y declararán[p] la obra de Dios,
y considerarán[q] sus hechos[r].
10 El justo se alegrará en el Señor, y en El se refugiará;
y todos los rectos de corazón se gloriarán.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

El Devocionales Cristianos Diarios – En el desierto.

Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Devocional Cristiano, Devocional Diario 2 Comentarios


Por la mañana siembra tu semilla,y a la tarde no dejes reposar tu mano.Echa tu pan sobre las aguas;

porque después de muchos días lo hallarás.Eclesiastés 11:6 y 1.

El Devocional Diario – En el desierto

Corría el año 1932. Dos creyentes emprendieron un largo viaje de 6.000 Km. por los desiertos de Egipto, Sudán y Libia. Una caravana de 14 camellos transportaba sus alimentos, agua y una valiosa carga de evangelios, Nuevos Testamentos y Biblias en idioma árabe. Acababan de llegar al oasis de Sionah, en el desierto libio, cuando se les acercó un jeque que fijó la mirada en uno de ellos. Evidentemente lo conocía. ¿Iba a impedir la distribución de las Biblias, prohibiendo a los habitantes del oasis comprar algo? Entonces el jeque le preguntó: –¿Eres tú el hombre que vende libros y que estuvo en el oasis de Kharga? ¿Te acuerdas de la tienda del jeque que te compró varias porciones de la Biblia? Ése era yo. Leí tan a menudo esos libros que ya me los sé de memoria.

Los dos hablaron durante tres horas acerca de la Palabra de Dios y de Jesucristo. Dos años más tarde, el vendedor de Biblias recibió una carta que empezaba con estas palabras: «Mi hermano en Cristo». Desde entonces muchas cosas han cambiado en el mundo. El rechazo a la Palabra de Dios ha aumentado. El Evangelio y aquellos que lo quieren defender son cada vez más despreciados, pero la Palabra de Dios no perdió nada de su fuerza. Aún hoy puede cambiar los corazones y la vida de los seres humanos que escuchan su mensaje.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Recompensa.

 

 

Un día sofocante, un muchacho estaba subiendo una colina llevando sobre sus hombros una canasta demasiado pesada para sus fuerzas. Cuando había subido la mitad un caballero joven lo alcanzó, y notando que el muchacho estaba fatigado le dijo:

- Permíteme ayudarte – Tomó la canasta y la llevó hasta la cima.

- Gracias, señor – dijo el muchacho – ya puedo llevarla bien el resto del camino porque es plano.

Pasaron muchos años y el caballero, ya anciano, estaba sentado en una mecedora mirando pensativamente el fuego de la chimenea. En ese momento sonó el timbre de la puerta y un visitante entró al cuarto donde se encontraba y le dijo:

- He sabido que está usted en circunstancias críticas, dígame con franqueza si es así o no, porque quiero ayudarlo.

- Es la verdad, señor; mi condición económica es apurada y en esto estaba pensando ahora, sin hallar camino de salida.

- ¿Cuánto necesita para salvar su situación? ¿Puede hacerlo con 20.000 dólares?
El anciano quedó estupefacto y sin poder hablar, no pudo más que menear la cabeza indicando su aceptación de la oferta.

- Entonces – dijo el visitante – deje toda su congoja porque puede tener el dinero mañana mismo.

Y añadió:
- Seguramente quisiera saber usted quién es que tan misteriosamente le ha visitado y por qué le ha ofrecido el dinero. Hace veinte años, cuando estaba subiendo una colina con una canasta demasiado pesada para mis fuerzas, usted bondadosamente me ayudó. Usted no sabe cómo ese hecho me ha ayudado en mi vida; fue como una semilla viva de bondad puesta en mi corazón. Dios me ha prosperado en los negocios y con frecuencia cando le he encontrado por la calle he pensado que usted me había olvidado, y también el incidente de la canasta. Pero siempre he agradecido su acto de bondad y deseaba poder hacer algo más que darle las gracias. Habiendo oído recientemente de sus dificultades económicas me regocija tener la oportunidad de mostrarle mi gratitud de un modo efectivo.

Es verdad que no todos nuestros actos de bondad o ayuda se verán recompensados como en esta historia, pero Dios nunca olvida aquello que hacemos por los demás, con un corazón sincero y desinteresado.

“Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos”. Gálatas 6:9 (NTV)

Si tienes la oportunidad de ayudar a alguien no dudes en hacerlo. Muchas veces no somos conscientes de que todos nuestros actos tienen su repercusión en el futuro. Nuestra ayuda podría cambiar la vida de muchas personas y aunque no veamos la recompensa ahora, el Señor nos asegura que tendremos una recompensa en la eternidad y allí todos los galardones tienen un valor infinito.


Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ