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1 Samuel 25:31 La Biblia de las Américas

 

David y Abigail

 

23 Cuando Abigail vio a David se dio prisa y bajó de su asno, y cayendo sobre su rostro delante de David, se postró en tierra. 24 Y se echó a sus pies y dijo: Señor mío, solo sobre mí sea la culpa. Te ruego que permitas que tu sierva te hable[q], y que escuches las palabras de tu sierva. 25 Ruego a mi señor que no haga caso a[r] este hombre indigno[s], Nabal, porque conforme a su nombre, así es. Se llama Nabal[t], y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú, mi señor, enviaste. 26 Ahora pues, señor mío, vive el Señor y vive tu alma; puesto que el Señor te ha impedido derramar[u] sangre y vengarte[v] por tu propia mano, sean pues como Nabal tus enemigos y los que buscan el mal contra mi señor. 27 Y ahora permite que este presente[w] que tu sierva ha traído para mi señor se dé a los jóvenes que acompañan a[x] mi señor. 28 Te ruego que perdones la ofensa de tu sierva, porque el Señor ciertamente establecerá[y] una casa duradera para mi señor, pues mi señor pelea las batallas del Señor, y el mal no se hallará en ti en todos tus días. 29 Y si alguno se levanta para perseguirte y buscar tu vida[z], entonces la vida[aa] de mi señor será ligada en el haz de los que viven con el Señor tu Dios; pero Él lanzará la vida de tus enemigos como de en medio de una honda. 30 Y sucederá que cuando el Señor haga por mi señor conforme a todo el bien que Él ha hablado de ti, y te ponga por príncipe sobre Israel, 31 esto no causará pesar ni remordimiento[ab] a mi señor, tanto por haber derramado sangre sin causa como por haberse vengado[ac] mi señor. Cuando el Señor haya hecho bien a mi señor, entonces acuérdate de tu sierva.

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

¿Cómo enfrentar una traición?

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

 

 

La traición es una de las experiencias más dolorosas que podemos vivir. No importa si se trata de la pareja, los amigos o de algún miembro de la familia. Y es que la pérdida de confianza que se produce cuando hay una traición hace muy difícil la reconciliación con esa persona.

De acuerdo con una investigación de la Universidad de Oregón, «las personas que sufren una traición experimentan una serie de síntomas que dañan su salud física y emocional. Estos síntomas son; depresión, ansiedad, enojo, estrés post-traumático y disociación»

Al igual que muchas personas, Jesús también sufrió la traición

La traición que Jesús sufrió fue por parte de uno de sus allegados, Judas, uno de los discípulos que había sido elegido por Él mismo, con el que inicio su ministerio y compartió tantas cosas durante tres años. ¿Te imaginas lo que significó eso para el Maestro?

Mientras él aún hablaba, se presentó una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba al frente de ellos; y se acercó hasta Jesús para besarle. Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?

Lucas 22:47-48 (RVR1960).

¿Cómo enfrentó Jesús la traición que sufrió?

Superar una traición no es fácil, porque llega a afectar las diferentes áreas de nuestra vida. Esta situación delicada y dolorosa puede llegar a hundirnos durante un tiempo, pero también puede dejarnos una enseñanza valiosa para la vida.

En Juan 13:1-5, vemos cómo Jesús enfrentó la traición que sufrió, la Biblia dice: «…como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin»

Lo que hizo Jesús para enfrentar la deslealtad de su discípulo fue perdonar y amar. Jesús no condenó a Judas ni intentó vengarse de él, sino que lo amó hasta el final.

Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.

2 Timoteo 2:13 (RVR1960).

Lo que debemos hacer para enfrentar una traición.

Puede que parezca contradictorio, pero para ser libre de todo sentimiento malo que dañe tu estado de salud, la clave está en perdonar a la persona que te traicionó.

Perdonar a la persona que te lastimó no significa que tengas que volver a aceptarla en tu vida o que estés de acuerdo con su comportamiento, sino que es un acto de madurez, en el que se acepta la situación y la persona se libera de todo sentimiento malo.

Si te cuesta perdonar, habla con Dios, Él puede encargarse del dolor, el enojo, la confusión y de todas las preguntas que tengas. Cuéntale a Dios exactamente cómo te sientes, derrama tu corazón ante Él y libérate de los sentimientos que tienes.

No hay nadie mejor que Dios para entendernos, compadecerse de nosotros y ayudarnos. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no comprenda nuestro dolor, Él enfrentó todas y cada una de las situaciones que enfrentamos nosotros.

Diego Jora

CVCLAVOZ

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Manejando La Ira

 

 

22 Comentarios

La ira ha llegado a representar muchos sentimientos fuertes y negativos en los seres humanos. (Agotamiento excesivo, vergüenza excesiva, frustración excesiva, rechazo).

No todo lo que se clasifica como ira es una violación de la ley de Dios. Efesios 4:26 dice: Airaos pero no pequéis, lo cual demuestra que hay una diferencia entre una emoción intensa y una hostilidad furiosa que se condena persistentemente en la Biblia.

La ira no es sólo algo emocional, sino también bioquímico.

Nuestra reacción al sentimiento de ira es más intencional y sensible al control de nuestra voluntad. Cuando repetimos el suceso perturbador una y otra vez, en nuestras mentes, y buscando oportunidades para vengarnos o estallamos de ira, hemos cruzado la línea y entramos en lo que es pecaminoso.

La Biblia habla del dominio propio y dependiendo del temperamento individual, algunos van a hacerlo mejor que otros, pero contamos con la ayuda del Espíritu Santo quien nos guía tiernamente en la dirección que él requiere.

La ira inaceptable es la que nos guía a hacerle daño a nuestro prójimo. Andamos por un terreno peligroso cuando nuestros pensamientos y acciones comienzan a guiarnos hacia una actitud de odio. Ni siquiera la defensa del Señor Jesucristo justificaría esa clase de agresión.

E. Stanley Jones ha declarado que es más probable que un cristiano peque por sus reacciones que por sus acciones. Jesús dijo: que presentemos la otra mejilla, sabiendo que Satanás puede hacer uso devastador de la ira en una víctima inocente. Además dijo en Mateo 5:22 Cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio. La ira pecaminosa puede ocurrir dentro de la mente aunque nunca llegue a mostrarse en el comportamiento.

Debemos armonizar los descubrimientos psicológicos de que la ira se debe ventilar con el mandamiento bíblico de que seamos “lentos para la ira”. Dios

no quiere que reprimamos nuestra ira enviándola al banco de la memoria sin que la hayamos resuelto.

Algunas maneras de poner en libertad a las emociones que se encuentran reprimidas:

Hacer del problema que nos irrita un motivo de oración.

Explicar nuestros sentimientos negativos a una tercera persona, que sea madura y comprensiva, la cual puede aconsejarnos y guiarnos.

Ir a la persona que nos ha ofendido y mostrarle un espíritu de amor y perdón.

Comprender que muchas veces Dios permite que ocurran acontecimientos que nos frustran y perturban enormemente, para enseñarnos a tener paciencia y ayudarnos a crecer.

Darnos cuenta de que no hay ninguna ofensa que alguien nos haga que pueda ser igual a nuestra culpa delante de Dios, y sin embargo, él nos ha perdonado; ¿no estamos obligados nosotros a mostrar la misma misericordia a otros?

En este asunto de la ira necesitamos devolver bondad en lugar de hostilidad. Jesús dijo: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mt. 5:43-44.

Gracias a Dios tenemos emociones y podemos airarnos, pero además de esas emociones y la libertad que Dios nos da para ser nosotros, él ha provisto a través de Jesucristo el dominio propio para que no nos dejemos llevar por esta emoción y cometamos errores de los cuales tengamos que lamentarnos amargamente.

“Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo y no deis lugar al diablo” Efesios 4: 26.

No estamos solos, contamos con la ayuda del Espíritu Santo quien nos guía y nos transforma, sólo necesitamos estar dispuestos a cambiar y dejarnos guiar por El.

Dios te bendiga,

Tu hermana Y amiga,

Alva Vargas de Contreras.