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Filipenses 3:2 La Biblia de las Américas

El valor infinito de conocer a Cristo

Por lo demás, hermanos míos, regocijaos en el Señor. A mí no me es molesto escribiros otra vez lo mismo, y para vosotros es motivo de seguridad. Cuidaos de los perros, cuidaos de los malos obreros, cuidaos de la falsa circuncisión[a]; porque nosotros somos la verdadera circuncisión[b], que adoramos en el Espíritu de Dios[c] y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne, aunque yo mismo podría confiar[d] también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más: circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de[e] la ley, hallado irreprensible. Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a[f] Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, 10 y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como Él en su muerte[g], 11 a fin de llegar[h] a la resurrección de entre los muertos.

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Tenemos el privilegio de escoger

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

Sí, tenemos el privilegio de escoger. Todos podemos decidir, en qué y en quién confiamos. Es en el objeto, persona o cosa en el que colocamos nuestra fe. Son esas cosas o personas en las que decidimos que podemos depender. Es un gran don que nos ha sido otorgado. Es una distinción que nos separa de los demás seres vivos. El razonamiento o discernimiento y la posibilidad de elegir, escoger. El libre albedrío.

Tomamos la decisión de creer

Decidimos si creemos y confiamos en Dios. Tenemos ese privilegio de escogerlo como Creador de todo y como Padre Celestial. Pero también podemos escoger creer en algo o alguien que no son realmente confiables. Por ese hecho fue que se iniciaron las figuras de barro, madera o metales a las que llamaban dioses. Eran objetos que se palpaban y podían ver y sentían que podían manipular para lograr obtener todos los deseos que tuvieran en mente.

Habacuc 2:19 (RVR 1960).Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: ¡Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él.

La verdad es que, aunque para muchos es difícil confiar en un Dios que no pueden ver, si observamos la creación, si vemos lo poco que se ha descubierto del universo, no cabe duda de que Dios existe. No es lógico razonar que toda esa creación fue producto de una explosión o accidente. Tenemos el privilegio de escoger, creer o no, que la inteligencia que vemos en el reino animal sea producto de otra cosa. Que el universo, los planetas, las estaciones sean producto del azar.

El privilegio de escoger nos fue dado y debemos usarlo

El embarazo, el desarrollo del ser humano dentro del vientre de su madre. Eso es una magnífica y perfecta creación que nos habla del Creador. Su firma, Su labor, Su maravilla. La podemos ver en todas partes si decidimos hacerlo. Tenemos el privilegio de escoger creer si nos disponemos. Y al hacerlo, al usar ese privilegio, habremos sentado las bases para todas las decisiones o elecciones que debamos tomar y que nos llevaran a una vida plena de acuerdo con el diseño de nuestro Dios.

Elluz Peraza

CVCLAVOZ

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Señor, puesto que has sido tú, está bien

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

A ninguno de nosotros nos gusta ser castigado, pero cuando la reprensión viene de Dios, debemos decir como Juan Calvino: Señor, tú me magullaste; pero puesto que has sido tú, está bien.

Castigos necesarios

Louis Albert Banks, en uno de sus libros, cuenta de un padre que tuvo que castigar a su hijita. Ésta de momento, lloró, pero poco después la pequeña fue a su papá, se trepó sobre sus rodillas, lo abrazó fuertemente y empezó a decirle:

- Papá, te quiero mucho, mucho.

- ¿Por qué me quieres, cariño?- dijo el padre, recordando que hacía poco rato la había hecho resentir castigándola.

- Porque tú intentas hacerme buena- respondió.

¿Te gusta ser castigado?

Seguramente la respuesta es “No” porque a nadie le gusta sufrir un castigo. Sin embargo, las reprensiones son necesarias para poder corregir nuestro camino.

Los padres no castigan a sus hijos sólo porque sí, sino que necesitan corregirlos para que a la larga no sufran más a causa de sus errores.

De la misma manera, Dios busca corregirnos para que cumplamos nuestro propósito y para que no suframos más a causa de las consecuencias de nuestras malas decisiones.

Puesto que has sido tú, está bien

Quizás ahora no entiendas muchas cosas, pero el Señor, como Padre amoroso, desea ayudarte a crecer, a mejorar, a alcanzar tu propósito.

Hebreos 12:5-7 (RVR 1960).¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo: «Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor y no te des por vencido cuando te corrige. Pues el Señor disciplina a los que ama y castiga a todo el que recibe como hijo». Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca fue disciplinado por su padre?

En lugar de enojarte con Dios, ora y busca conocer cuál es el propósito que tiene para ti, evalúa tus decisiones a la luz de la Palabra de Dios y dile: “Señor, tú me magullaste; pero puesto que has sido tú, está bien”.

Ana María Frege Issa

CVCLAVOZ