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22 Que las misericordias del Señor jamás terminan[k],
pues nunca fallan sus bondades;
23 son
nuevas cada mañana;
¡grande es tu fidelidad!
24 El Señor es
mi porción —dice mi alma—
por eso en Él espero.
25 Bueno
es el Señor para
los que en Él esperan,
para el alma que le busca.
26 Bueno
es esperar en silencio
la salvación del Señor.
27 Bueno
es para el hombre llevar
el yugo en su juventud.
28 Que
se siente solo y en silencio
ya que Él se lo ha impuesto;
29 que
ponga su boca en el polvo,
quizá haya esperanza;
30 que
dé la mejilla al que lo hiere;
que se sacie de oprobios.
31 Porque
no rechaza para siempre el Señor,
32 antes
bien, si aflige, también se compadecerá
según su gran misericordia.
33 Porque
Él no castiga por gusto[l],
ni aflige a los hijos de los hombres.
34 Aplastar
bajo los[m] pies
a todos los prisioneros de un país,
35 privar
del[n] derecho a un hombre
en presencia del Altísimo,
36 defraudar[o] a un hombre en su litigio:
estas cosas no
aprueba[p] el Señor.
37 ¿Quién
es aquel[q] que habla y así sucede,
a menos que el Señor lo haya ordenado?
38 ¿No
salen de la boca del Altísimo
tanto el mal como el bien?
REFLEXION
Un hijo no olvida quién es su Padre
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ
Todos tenemos rutinas que seguir, dentro de ello están las preocupaciones y quehaceres cotidianos; sin embargo, basta con saber qué o quién tiene el primer lugar en tu vida para saber que vives como hijo de Dios o no.
Eres hijo de Dios
Pasamos de ser criaturas creadas por Dios a ser hijos por la obra redentora de Cristo, nuestra vida no se limita a la tierra o a lo que puede pasar en ella. Va más allá, y se concentra en lo espiritual y eterno.
Cuando nos vemos envueltos solo en la rutina, y aunque eso no es malo, nos concentramos más en lo terrenal, en trabajar, pagar deudas, salud, comer, dormir, etc. Aunque todo esto es parte de la vida, no es lo primordial.
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Colosenses 3:2 (RVR 1960).
Debemos vivir como hijos de Dios. Tal identidad se va formando gradualmente cuando pasamos más tiempo con Él, en obediencia, relación estrecha y honra. No necesariamente debemos estar aislados de los demás para ello, sino que Él debe formar parte de todo lo que hagamos.
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
1 Corintios 10:31 (RVR 1960).
Renuévate para recordar quién eres
Si en algún momento olvidamos que somos hijos de Dios, por cualquier circunstancia debemos renovarnos, recordar de dónde fuimos rescatados, quiénes somos en Cristo y hacia dónde es nuestro destino.
Evitemos el concentrarnos solo en las cosas de este mundo sin antes afirmarnos en las bendiciones espirituales y diarias que Dios nos da.
Soraida Fuentes
CVCLAVOZ