1 Crónicas 10:4

 

 

 

Muerte de Saúl y de sus hijos

 

 

10 Los filisteos pelearon contra Israel y los hombres de Israel huyeron delante de los filisteos y cayeron muertos en el monte Gilboa. Los filisteos persiguieron muy de cerca a Saúl y a sus hijos, y mataron[a] a Jonatán, a Abinadab[b] y a Malquisúa, hijos de Saúl. Y arreció la batalla contra Saúl, los arqueros lo alcanzaron[c] y fue herido por ellos[d].Entonces Saúl dijo a su escudero: Saca tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan burla de mí. Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Por lo cual Saúl tomó su espada y se echó sobre ella. Al ver su escudero que Saúl había muerto, él también se echó sobre su espada y murió. Así murió Saúl con sus tres hijos, y todos los de su casa murieron juntamente con él.

Cuando todos los hombres de Israel que estaban en el valle, vieron que ellos habían huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y huyeron; entonces los filisteos vinieron y habitaron en ellas. Y sucedió que al día siguiente, cuando vinieron los filisteos para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos caídos en el monte Gilboa. Lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para que llevaran las buenas nuevas a sus ídolos y al pueblo.10 Pusieron su armadura en la casa de sus dioses y clavaron su cabeza en la casa de Dagón.11 Cuando oyeron los[e] de Jabes de Galaad todo lo que los filisteos habían hecho a Saúl,12 se levantaron todos los hombres valientes y se llevaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos, los trajeron a Jabes y enterraron sus huesos bajo la encina en Jabes, y ayunaron siete días.

13 Así murió Saúl por la transgresión que cometió contra el Señor por no haber guardado la palabra del Señor, y también porque consultó y pidió consejo a una médium, 14 y no consultó al Señor. Por tanto, El le quitó la vida y transfirió el reino a David, hijo de Isaí.

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

Promesas – Aprender a Obedecer

El que aprendió a obedecer
sabrá cómo dar órdenes.

 

 


Proverbios 10:8
El sabio de corazón aceptará mandatos,
mas el necio charlatán será derribado.

Mateo 7:24
Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca;

Proverbios 9:8
No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; reprende al sabio, y te amará.

Proverbios 10:10
El que guiña el ojo causa disgustos, y el necio charlatán será derribado.

Proverbios 10:14
Los sabios atesoran conocimiento, pero la boca del necio es ruina cercana.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

REFLEXION

Profundízate en la Palabra de Dios – Parte 3
Publicado por Devocionales 

 

 


“QUE LA PALABRA DE CRISTO HABITE EN ABUNDANCIA EN VOSOTROS, CON TODA SABIDURÍA…” (Colosenses 3:16 – LBA)

No es suficiente creer lo que dice la Biblia; debes llenar tu mente de ella, de manera que el Espíritu Santo pueda usarla para transformarte.

Los dos primeros modos de hacerlo son:

(1) ¡Leerla!

Si tienes tiempo para leer el periódico pero no la Biblia, no crecerás.

No puedes ver la tele durante tres horas, leer la Biblia durante tres minutos y esperar que crecerás.

“Pero yo creo lo que dice la Biblia de principio a fin” dices.

¡Eso no significa nada!

¿La has leído de principio a fin?

Si la lees sólo quince minutos al día, la habrás leído toda en un año.

Si lo cambias por un programa de televisión de treinta minutos, en un año la habrás leído dos veces.

La lectura diaria de la Biblia te mantendrá “en onda” con la voz de Dios. 

Escucha: “…Lo tendrá consigo y lo leerá todos los días de su vida…” 
(Deuteronomio 17:19).

¿Quieres prosperar?

¡Consigue un plan de lectura bíblica diaria y síguelo!

(2) ¡Recibirla!

En la parábola del sembrador Jesús identifica tres actitudes no receptivas: 

(a) una mente cerrada (suelo junto al camino);

(b) una mente superficial (suelo sobre la piedra);

(c) una mente distraída (suelo entre espinos)

(Ver Lucas 8:4-15). Luego dijo: “Mirad, pues, cómo oís…” (Lucas 8:18).

Siempre que no estás aprendiendo algo, revisa tu actitud, especialmente sobre el orgullo porque Dios puede hablar a través del profesor más aburrido si eres humilde y receptivo.

Escucha: “…recibid con mansedumbre la Palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:21b).

Así que, ¡profundízate en la Palabra de Dios!

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

REFLEXION

Profundízate en la Palabra de Dios – Parte 4
Publicado por Devocionales 

 

 

 



“QUE LA PALABRA DE CRISTO HABITE EN ABUNDANCIA EN VOSOTROS, CON TODA SABIDURÍA…” (Colosenses 3:16 – LBA)

Aquí tienes otras tres formas de ayudar a profundizarte en la Palabra de Dios:

(1) ¡Escudriñarla!

Estudiar la Biblia implica – demandar más del texto y escribir tus pensamientos. 

La clave del aprendizaje está en hacer las preguntas adecuadas.

¿Quién?

¿Qué?

¿Cuándo?

¿Dónde?

¿Por qué?

¿Cómo?

¡En otras palabras, estudiar debería llevarte al entendimiento!

(2) ¡Recordarla!

Quizás pienses que tienes mala memoria, pero en realidad tienes millones de ideas, verdades y hechos memorizados.

Recordamos lo que es importante para nosotros, ¿verdad?

Obtenemos enormes beneficios memorizando las Escrituras.

Nos ayudará a resistir las tentaciones, a tomar decisiones sabias, a reducir el estrés, a ganar confianza, a ofrecer buenos consejos, y a compartir nuestra fe con los demás.

Tu memoria es como un músculo: cuanto más la usas, más fuerte se hace.

Empieza por escribir un versículo que te ha ayudado y llévalo contigo en una pequeña tarjeta. 

Repítelo en voz alta mientras trabajas, haces deporte, conduces, esperas, o cuando vas a la cama. 

La clave para memorizar las Escrituras es: ¡releerlas, releerlas, releerlas!

(3) ¡Meditarla!

Ningún otro hábito obrará más para transformarte que meditar diariamente las Escrituras. Mientras lo haces, literalmente estás siendo ”…transformado[s]… en su misma imagen…” (2 Corintios 3:18b).

David fue llamado “… varón conforme a Mi corazón…” (Hechos 13:22b). 

¿Por qué? ¡Porque le encantaba meditar la Palabra de Dios! Escucha: 

“¡Cuánto amo yo tu Ley! ¡Todo el día es ella mi meditación!” (Salmo 119:97). 

¿Quieres saber la clave para las oraciones contestadas y el secreto de una vida cristina exitosa?

¡Profundízate en la Palabra de Dios!