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1 Juan 5:13 La Biblia de las Américas (LBLA)
El conocimiento de la vida eterna
13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. 14 Y esta es la confianza que tenemos delante de[m] El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye. 15 Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho. 16 Si alguno ve a su hermano cometiendo un pecado[n] que no lleva a la muerte, pedirá, y por él Dios dará vida a los que cometen pecado que no lleva a la muerte[o]. Hay un pecado que lleva a la muerte[p]; yo no digo que deba pedir por ése. 17 Toda injusticia es pecado, y hay pecado que no lleva a la muerte[q].
REFLEXION
¿Quién te dice la verdad?
“EL QUE REPRENDE A OTRO HALLARÁ DESPUÉS MAYOR GRACIA QUE EL QUE LISONJEA CON LA LENGUA” (Proverbios 28:23)
El hecho de tener menos información no te hace inferior. La vida es una escuela y cada nuevo contacto nos enseña algo. Cualquier cosa que otros saben, no lo supieron siempre. La mayor acusación
que tiene la ignorancia es la de no querer aprender, así que, aprovecha cada oportunidad que tengas. Pero asegúrate de elegir a las personas adecuadas: las que han ganado el derecho de ponerse a
tu lado y cuando es oportuno te hacen preguntas difíciles, te traen perspectiva y te mantienen bien encaminado. Si se da el caso de que Dios te envíe tales personas, aquí tienes cuatro principios
que te ayudarán a tratarles correctamente:
quien dice la verdad.jpg
(1) Muestra aprecio
Una actitud de “no lo espero de ellos, así que yo tampoco se lo voy a mostrar” te hará daño y te cerrará las puertas en el futuro. Nunca tomes las cosas por concedido y no te olvides de dar las gracias.
(2) Lleva tu propia carga
No seas ni egoísta ni oportunista. Busca siempre la manera para que tu presencia sea apreciada, y que la gente no se sienta obligada a estar contigo. La vida no te debe nada excepto una oportunidad para crecer.
(3) Mantente abierto y “ve al grano” sobre lo que quieres
Conversaciones vagas y dobles motivos suponen que la otra persona es de algún modo menos inteligente que tú. Esto puede ser fatal…
(4) Entiende los Límites
Porque otros conocen a alguien lo bastante bien para llamarle a él o ella por su nombre de pila, no significa que tú deberías hacer lo mismo. Si alguien dice: “Hola, mi nombre es Carlos”, no
contestes con un: “¿Qué pasa contigo, tío?”. Demuéstrale respeto. No trates de cambiar el protocolo para acoplar el ambiente al que tú estás acostumbrado. Respeta los límites, igual que a los
demás, y siempre tendrás personas en la vida que podrán ayudarte a llegar a donde tienes que ir.
REFLEXION
Una nueva manera de vivir
Así como la levadura impregna toda la masa, así el pecado destruye por completo una vida, es el causante de destruir la comunión e intimidad con nuestro Creador, razón por la cual uno ya no tiene deseos de orar, de leer la biblia ni de ir a la iglesia, desplazando a Dios del primer lugar que sólo a Él le pertenece.
Se endurece tanto el corazón, que uno deja de ser sensible a su voz y a la guía del Espíritu Santo, porque sólo vive satisfaciendo los deseos de la carne que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas. Pero no debemos olvidar que la Biblia dice que quienes practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:21 (RVR1960)
A pesar de que todos los días somos propensos a pecar necesitamos recordar que ya no somos las mismas personas y que no podemos seguir viviendo de la misma manera, porque Cristo vive en nosotros y cada vez que cedemos a la tentación, no sólo damos un mal testimonio sino que también contristamos al Espíritu Santo a quien le impedimos obrar libremente en nosotros.
En Efesios 4:22-24 tenemos la siguiente recomendación: “Desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo”.
Todos los días necesitamos pedirle al Espíritu Santo que nos ayude y nos de la convicción de los pecados que cometemos, para que ese mismo momento nos arrepintamos de nuestro mal proceder y le pidamos perdón a Dios, comprometiéndonos a no volver a hacerlos. Sólo siendo guiados por Él y obedeciéndolo es que podremos agradar a Dios, amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos; ser pacientes y amables, confiar en nuestro Padre Celestial, ser humildes y saber controlar nuestros malos deseos.
Si vivimos pensando en todo lo malo que nuestros cuerpos desean, quedaremos separados de Dios porque sin santidad nadie podrá verlo.
Brisna Bustamante
CVCLAVOZ