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Hebreos 6:4-8 La Biblia de las Américas

Por tanto, dejando las enseñanzas elementales[a] acerca de Cristo[b], avancemos hacia la madurez[c], no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios, de la enseñanza sobre lavamientos[d], de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios lo permite. Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a la ignominia pública. Porque la tierra que bebe la lluvia que con frecuencia cae[e] sobre ella y produce vegetación útil a aquellos por los cuales es cultivada, recibe bendición de Dios; pero si produce espinos y abrojos no vale nada, está próxima a ser maldecida[f], y termina por ser quemada[g].

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

 

 

REFLEXION

Mucho cuidado con lo que alimentas

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

 

 

 

 

A veces nos dedicamos a alimentar y cuidar hábitos, emociones, vicios, que no parecen ser dañinos pero que pueden terminar matándonos.

¡Cuidado con las cobras!

Cuentan que en cierta ocasión un europeo que visitaba una aldea en la India, discutía con un lugareño y mientras lo hacía se apoyaba contra el muro de una casa. De repente una mujer salió del lugar gritando muy agitada:

– ¡Aléjese de aquí!

– Pero, ¿por qué? – preguntó el europeo, sorprendido.

– ¿Ve usted esta hendidura en el muro? Dentro de algunos minutos saldrá una cobra de ahí para beber este tazón de leche que le he preparado, pues es un animal sagrado, al cual hay que complacer.

El hombre no se hizo de rogar, retrocedió unos pasos y aguardó curioso, pero inquieto a la vez.

Pronto la cabeza de la cobra apareció y su largo cuerpo se desenrolló. Tomó la leche hasta la última gota y se metió otra vez en la hendidura.

Algunas semanas más tarde, el europeo volvió por la aldea y cuando pasaba por la casa donde había visto a la cobra, se encontró con el propietario vestido de luto.

– Mi esposa ha muerto- dijo él, y sus ojos se llenaron de lágrimas.

– ¿Ha muerto? ¡Pero me pareció que gozaba de buena salud!

– Sí, pero la cobra la mató. Ésta tomaba su leche como de costumbre, cuando por descuido mi esposa la tocó con su pie. El animal se dio vuelta y la mordió. Poco tiempo después ella murió.

No subestimes las cosas malas

En muchas ocasiones vemos el pecado como algo inofensivo, creemos tenerlo bajo control, e incluso algunos lo alimentan con mucho cuidado, como la mujer del relato, pensando que así estará tranquilo y nunca los dañará. Sin embargo, no debemos jugar nunca con las tentaciones y los pecados, por el contrario, en estos casos, es de valientes huir.

No te pongas a medir fuerzas con el diablo, si bien en Cristo somos más que vencedores, también se nos exhorta a resistir al diablo: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7 (NTV)

No es sabio ni coherente criar a un animal que puede terminar con tu vida en cualquier momento. Del mismo modo no es sensato cuidar con esmero la envidia, los celos, la amargura, la mentira, los vicios y tantas cosas más que solamente terminarán por robarte la paz, el gozo, tus sueños, tu familia y hasta tu relación con Dios.

Antes de estar alimentando todas esas cobras que acabarán con tu vida, deberías esmerarte más en buscar y cultivar los frutos del Espíritu Santo:

En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!

Gálatas 5:22-23 (NTV)

Si has estado criando una cobra, como si fuera una mascota, es tiempo de deshacerte de ella, no vaya a ser que después sea demasiado tarde y termine matándote.

Ana María Frege Issa

CVCLAVOZ